Juan Carlos Toledo
En un país donde los discursos abundan más que las soluciones, la subsecretaría de pesca y acuacultura, a cargo de la profesora Judith Torres Vera, vuelve a probar que el verdadero arte de la política es decir mucho y hacer poco. Con su reciente llamado a “no consumir tilapia china”, pretende colgarse la medalla del nacionalismo alimentario, mientras deja abandonado —una vez más— al productor chiapaneco, ese que todos aplauden en el discurso, pero nadie respalda en los hechos.
La advertencia contra la tilapia de origen chino suena bien en el papel: proteger la salud, defender la producción local, cuidar al consumidor. Pero la pregunta incómoda es: ¿y luego? ¿Dónde están las políticas públicas que realmente impulsen al productor local? ¿Dónde están los apoyos técnicos, los subsidios bien dirigidos, las campañas de comercialización, los accesos al mercado? Porque si vamos a declarar la guerra al producto importado, primero habría que armar al soldado estatal. Pero no. Aquí se lanza el discurso y se abandona al productor con una palmadita en la espalda… y mucha suerte.
La profesora Torres Vera parece olvidar que sin una estrategia integral, su advertencia contra la tilapia china se queda en lo que es: un discurso hueco, con sabor a oportunismo y olor a desinformación. Porque mientras ella alerta desde la comodidad de su cargo, el productor chiapaneco enfrenta costos crecientes, falta de infraestructura, competencia desleal y un abandono institucional que ya es crónico. No basta con decir “consume lo local”, cuando lo local se está muriendo en silencio.
Esto no es solo una crítica a una funcionaria; es una denuncia al sistema que aplaude discursos sin exigir resultados. Al sistema que prefiere la retórica del nacionalismo antes que la construcción de políticas públicas coherentes. Que abandona al campo para luego exigirle que compita en un mercado salvaje sin armas ni respaldo.
Si la subsecretaría de pesca realmente quiere defender la producción local, que empiece por ponerle rostro, presupuesto y acciones concretas a su discurso. Porque mientras los funcionarios hablen y no actúen, la tilapia local seguirá perdiendo frente a la importada. No por su calidad, sino por el abandono institucional al que ha sido condenada.
Ya basta de tilapia con doble discurso.