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Tiempo de confiar / La Feria

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Sr. López

¿Es posible que el Pejehová, en su presentación de Pejesús, todo amor, gane la elección y sea Presidente de la república?… sí, al menos desde el punto de vista legal-electoral.

Para que suceda lo anterior, nada más se debe reducir el porcentaje de indecisos (que ronda el 20%, según la encuesta que se vea), y debe salir a votar por él la mayoría, o sea, también una buena parte del 40% que nunca lo hace (a veces más, a veces menos, pero en promedio, se entiende).

Si el listado nominal -los que tienen credencial para votar-, según el INE,  anda en los 86 millones de cívicos tenochcas, estamos hablando de que se quiten de dudas 17.2 millones de aguerridos electores y se sacudan la pereza los más que se pueda de los 34 millones 400 mil que acostumbran enterarse de cómo quedó la cosa, el día 2 de julio, en la tele o en la oficina.

En el año 2000, cuando ganó el gobierno de la capital del país, don Pejehová sacó el 37.75 %. En las elecciones presidenciales de 2006, obtuvo el 35.90 % (1.85 debajo de sí mismo). En las de 2012, el 31.57 % (4.33% abajo de su intento anterior; 6.18% menos que en el 2000)… si sigue su curva descendente, en esta vuelta le toca por ahí del 26% de votos. Déjele el 30%, no hay que ser pesimistas (según la última encuesta publicada por Mitofsky, el voto duro de don Pejemplar, es el 20.9%… lo que suena lógico, porque de última hora sí es creíble que la mitad de los indecisos voten por él, para arribar a su 30%). Por eso dicen los encuestadores que aún no hay nada para nadie, lo que se puede leer como: sí, con la pena pero sí es posible que gane el Pejecutor nacional.

Así las cosas, cabe preguntarse: ¿qué elegirían los que votaran por él?… porque no es que sea uno un morboso, ni chismoso, pero estaría bueno saber si el gobierno federal 2018-2024 será de izquierda o derecha, conservador o liberal, amigo de los malos o de los buenos. Digo, nadie le dice al taquero, que le dé cuatro de lo que quiera, no señor: de maciza con cuero, de costilla con chicharrón, de lo que sea que uno escoja: y esa es la gran pregunta con don Pejeremías.

Por si alguien le cuenta al Pejesús de esta Feria, díganle que no es mala fe, es una inquietud, nada más. No son ganas de nada, es asombro.

Asombro, sí, porque el señor de Macuspana, nos ha dicho que quiere ser como Juárez, Madero y Cárdenas, y se queda uno pensando… ¿cómo Juárez que se quedó en La Silla catorce años, de 1858 a 1872 y por su necedad dividió a los liberales que trinaban por su terquedad en seguir de Presidente?… ¿Cómo Juárez que aprobó el 14 de diciembre de 1859 la firma Tratado McLane-Ocampo, que ponía a México en calidad de colonia yanqui?… ¿así?

¿O cómo Madero, o sea que no cumple sus promesas y provoca alzamientos armados? (porque a todos parece que se nos olvida que por andar con dudas y no acabar de hacer lo que prometió que haría en el “Plan de San Luis”, el “Apóstol dela democracia” propició los levantamientos armados de Vázquez Gómez, Emiliano Zapata y Pascual Orozco); ¿cómo Madero, ese señor que no oía consejos y dio el mando de las tropas federales a Victoriano Huerta, a pesar de que su hermano Gustavo Madero, le anticipó que lo iba a derrocar, como hizo para después asesinarlo?… ¿Cómo Madero, que en política seguía los consejos de su hermano José, en sesiones de espiritismo, porque estaba difunto? Y no es calumnia: la SHCP tiene el “Fondo Histórico Francisco I. Madero”, archivo digitalizado de 26 mil documentos escritos por don Pancho, entre ellos, más de 300 cartas “dictadas por los espíritus”, cosa que él no ocultaba y anotó en sus memorias, diciendo que cuando estaba en trance no era dueño de su voluntad y quien lo dirigía para escribir era el espíritu, seguía el impulso que le dictaba (Ana Mónica Rodríguez; “Ponen al alcance del público las cartas espíritas de Madero”; La Jornada, 30 de agosto de 2006).

No: como Cárdenas, el que transformó el Partido Nacional Revolucionario fundado por Calles (con estructura de partidos regionales y estatales), para sustituirlo en 1938 por el Partido de la Revolución Mexicana (PRM), que puso a todos los obreros y campesinos a hibernar bajo la sombra del poder de un Gran Tlatoani, autoridad Todo Terreno, antecedente directo del PRI corporativista, como llegó hasta el año 2000. ¿Así…? ¿O nada más va a adoptar su política económica, buenísima… en 1934, con el mundo a punto de entrar en la Segunda Guerra Mundial? (o sea, igualito que ahora, nada más hay que conseguir que desaparezcan la OCDE, el Banco Mundial, el FMI, y la lata esa de la globalización: ahí le avisa a Europa y a China que se están equivocando).

El Pejecutivo combinará lo mejor de cada uno. ¿Por qué la desconfianza?

No parece fácil el reto, pero no se apure, él va derecho y no se quita, aunque lo critiquen, que todo le viene guango. Por eso del diario Reforma, que le pone sus zarandeadas, dice que hace “periodismo fifí” (¡qué soponcio!); o a Enrique Krauze, al que llamó conservador, simulador “con apariencia de liberal”, nomás porque no estuvo de acuerdo en su agarrón contra Jesús Silva Herzog-Márquez, al que llamó “articulista de la mafia del poder”; al periodista Pepe Cárdenas -por andar como criticándolo-, al que le dijo clarito que es un calumniador profesional al servicio de la mafia del poder; o a Francisco Martín Moreno: “mal escritor dedicado a explotar la ignorancia y el conservadurismo de la sociedad”; no escapó a su luminoso verbo doña Aristegui y la desenmascaró como “mirona profesional”. Bueno, ni el Wall Street Journal se salvó, pues según él es un diario “calumniador“. ¿A poco nomás de oírlo no se acuerda usted de Juárez, Madero y Cárdenas?… sí, igualito.

Como Presidente… ¿cómo será: de derecha como el PES, de izquierda como el PT?, porque, por lo pronto, es un señor que pregona que “al margen de la ley, nada; por encima de la ley, nadie”… y propone una amnistía a la delincuencia organizada y otra para la mafia del poder.

No hay que ser fijados, es tiempo de confiar.

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