Rodulfo Reyes
El inminente nombramiento de Jesús Alí de la Torre como subsecretario de Gobierno, teniendo como jefe inmediato a José Ramiro López Obrador, es la apuesta más arriesgada del gobernador electo Javier May Rodríguez.
Haciendo de lado la carpeta de investigación por secuestro y extorsión que enfrenta en el Estado de México, la inclusión del ex candidato del PRI al gobierno de Tabasco es una “papa caliente” para el próximo mandatario, según puede desprenderse del análisis del comportamiento mostrado por Alí en los cargos que ha tenido.
De entrada, el ‘golpe de timón’ dado por May al nombrar a colaborares que no han militado en el PRI se desvanece con la inclusión de Alí, que representa la más pura esencia de la política tricolor marrullera.
No hay ningún dato duro que sugiera que era indispensable la inclusión del expriísta. A saber, cuando se sumó a Javier May (este empezaba su periplo como aspirante a la candidatura), ya era previsible que él sería el ungido.
Esa “suma” más bien fue un monumento al oportunismo: ¿por qué el personaje no tomó partido por May cuando Adán Augusto López Hernández estaba en su mejor momento y sonaba como fuerte aspirante a la candidatura presidencial?
Otra más: que May crea que las críticas periodísticas al excandidato son producto de una campaña en su contra auspiciada por el ex secretario de Gobernación, es, por lo menos, carente análisis.
No tiene Alí ni el tamaño ni el perfil como para suponer que el próximo líder del Senado está detrás de una campaña que incluye el armado de una carpeta de investigación por secuestro y extorsión en suelo mexiquense.
Si el actual equipo gobernante se hubiera tomado la molestia de revisar los últimos cargos del personaje, habría encontrado que la traición es su mejor carta de presentación.
En 2009 que fue abanderado a la alcaldía de Centro, su padrino fue el entonces secretario de Gobierno, Humberto Mayans Canabal, quien lo apoyó para cerrarle la vía a José del Carmen Escayola, alfil del llamado grupo de los químicos, cercano al mandatario Andrés Granier Melo y rival de Mayans.
En 2012, en busca de la nominación tricolor a la Quinta Grijalva, pese al apoyo que tres años antes le había dado Mayans, Alí no lo respaldó; y buscó (es un maestro en el arte de la seducción política) a Benito Neme Sastré.
Con tal de impedir que el candidato fuera Luis Felipe Graham Zapata, del grupo de los químicos, Mayans acercó a Alí con la maestra Elba Esther Gordillo, lideresa del SNTE, y con el dirigente petrolero Carlos Romero Deschamps.
Ya siendo candidato, Alí hizo de lado a Guillermo Narváez Osorio, recomendado por Benito Neme para coordinador de campaña y nombró a su incondicional Adrián Hernández Balboa, que hizo equipo con Mario Llergo Latournerie.
La historia de la elección de 2012 que perdió Alí no ha sido aclarada totalmente: hay quienes aseguran que rindió la plaza ante su antiguo mentor Arturo Núñez Jiménez.
En aquel proceso el Revolucionario Institucional por primera vez en muchas décadas no cubrió con representantes el 100 por ciento de las casillas.
Además, el entonces partido gubernamental dejó de pagar un par de semanas antes de las votaciones a su estructura territorial, por lo que quedó amarrado de manos.
Casualmente, después de las elecciones ganadas por Núñez, los principales operadores de Alí “aparecieron” como propietarios de ranchos, otros constituyeron empresas financieras e inmobiliarias.
Aferrado al poder, en 2018 Alí volvió a buscar Plaza de Armas, ahora como “candidato independiente”.
El expriísta no obtuvo ni el 1 por ciento de los votos, pero se vendió bien con Adán López, a quien le sirvió de esquirol para atacar a Gerardo Gaudiano Rovirosa, del PRD.
A cambio de esa traición, López lo nombró coordinador de enlace federal
y vinculación institucional del gobierno de Tabasco, una cartera inventada para él.
El 24 de noviembre de 2021, promovido por Adán López, el ex candidato priísta fue nombrado delegado del Infonavit en el estado.
Para este cargo, Alí ha dicho que la plaza la buscó él mismo porque conocía al entonces titular del organismo.
Sin embargo, allegados al ex secretario de Gobernación aseguraron al reportero que esa plaza federal se la consiguió López como “premio de consolidación” por no haber logrado la candidatura de Morena a la alcaldía de Centro.
En las elecciones intermedias del sexenio que está por terminar, Alí se registró como precandidato ante los órganos del vinotinto, pero lo dejó fuera en automático la cláusula de la candidatura de género para Yolanda Osuna Huerta.
Para el proceso de 2024, Alí desechó el padrinazgo de la ex corcholata tabasqueña y se pasó al grupo de Javier May.
Como el poder de seducción política es una de sus armas, Ali logró convencer a May como en su momento lo hizo con Mayans, Neme y Adán López, entre otros.
Lo raro de todo esto es que nadie en el equipo gobernante le pudo abrir los ojos a quien se debe para hacerle ver que es falso que Alí no haya tenido al adancismo como última casa política.
Y, mentira más grande aún, que se crea que Alí viene de ser maycista.
Más allá de una historia de traiciones que es conocida en la clase política criolla, la otra vertiente que afectará a May es el protagonismo del expriísta.
Para empezar, Alí abrirá plaza como segundo al mando en la Secretaría de Gobierno peleado con la alcaldesa electa Yolanda Osuna, a quien atacó durante el proceso interno de Morena.
A pesar del activismo, Alí no quedó ni el cuarto lugar de la encuesta aplicada por su nuevo partido.
También está enfrentado al diputado Jorge Bracamonte Hernández, quien lo desmintió cuando dijo el año pasado que la denuncia penal por secuestro y extorsión en su contra era porque él punteaba en los sondeos de opinión para elegir al candidato a la presidencia municipal de Centro.
Al menos para los medios será de interés ver en qué acaba la historia como “alto funcionario” del personaje en el primer gobierno integrado por lopezobradoristas puros.