Rodulfo Reyes
La jornada de violencia actual en Tabasco se remonta a finales del gobierno del priísta Manuel Andrade Díaz, una de las voces que ahora pide la renuncia del morenista Javier May Rodríguez por no erradicar el problema a cuatro meses de iniciada su gestión.
El 26 de julio de 2006 fue detenido en una cantina del municipio de Cunduacán, a 33 kilómetros de Villahermosa, Mateo “N”, alias “Comandante Mateo”, líder en el sureste del cartel de los Zetas.
Se hizo público entonces que Tabasco ya era centro regional de organizaciones criminales de corte nacional.
Además, se tenía la sospecha de que la Secretaría de Seguridad Pública en la administración de Andrade estaba infiltrada por la delincuencia, lo cual se demostró cuando, en el gobierno siguiente, la SIEDO detuvo a quien había sido su titular, Juan Cano Torres, acusado de delincuencia organizada y de estar involucrado en el atentado que sufrió en marzo de 2007, ya con Andrés Granier Melo como gobernador, el general Francisco Fernández Solís, quien estaba al frente de la corporación.
La detencion de Mateo “N”, el más peligroso narcotraficante de la época,
a manos de policías municipales, desató el infierno en Tabasco.
De inmediato acudieron a las celdas del municipio hombres armados con bazucas y granadas de fragmentación, así como con armas largas de uso exclusivo del Ejército.
Pretendían liberarlo, pero los uniformados y agentes de la Policía Estatal que llegaron de refuerzo les dieron pelea para impedir el rescate del jefe criminal, quien fue trasladado a las oficinas de la entonces Procuraduría General de la República (PGR) en la capital tabasqueña, en medio de un vistoso operativo en el que participaron soldados.
En la refriega fallecieron un inspector de Tránsito y un comandante de la Policía Judicial del Estado (PJE).
El agente vial fue asesinado dentro de su patrulla que los delincuentes hicieron estallar con una bazuca.
El inicio de las operaciones del narcotráfico a gran escala en Tabasco quedó asentado en la averiguación previa PGR/SIEDO/UIEDCS/122/2006 iniciada por la SIEDO.
El ‘”comandante Mateo” era encargado de las plazas de los Zetas en el sureste mexicano: Chiapas, Tabasco y Veracruz.
En esas fechas el procurador de Justicia del estado eraÁngel Mario Balcázar Martínez, a quien el gobernador Adán Augusto López Hernández designó al inicio de su gestión, en 2019, como secretario de Seguridad Pública, aunque renunció meses después y en su lugar fue nombrado Hernán Bermúdez Requena, en cuya gestión empezaron los días de terror en la entidad.
Así que para entender la violencia actual es necesario retroceder a la administración de Manuel Andrade, en el que surgió “La Hermandad” dentro de las filas de Seguridad Pública.
Esa penetración en los cuerpos policiacos sin que las autoridades intervinieran en su momento tiene postrado a Tabasco.
Curiosamente desde el gobierno de Andrade surgió una camarilla de funcionarios que hoy se han unido para pedir la renuncia del gobernador May.
López Hernández, por ejemplo, fue coordinador de campaña de Andrade en las elecciones para gobernador de 2000, y en las pasadas elecciones internas de Morena para la jornada presencial de 2024, Andrade apoyó a Adán Augusto en su contienda contra Claudia Sheinbaum Pardo.
En su columna “Ojo avisor'” del 24 de enero anterior, el periodista tabasqueño Jacinto López Cruz se cuestiona el porqué el ahora presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado es corresponsable de la violencia actual.
Y se responde: “porque siendo gobernador de Tabasco, y en base a sus facultades constitucionales, nombró a Hernán (Bermúdez Requena) como jefe policiaco, a la vez que permitió o consintió la creación de la famosa “La Barredora”, que inicialmente su finalidad era cobrar una afrenta, que oficialmente no se podía hacer, que era la eliminación del jefe criminal “El Kalimba” que tenía asentada su base de operación en villa La Venta y que había ordenado la ejecución del entonces director del tecnológico de ese lugar, Carlos Garrido, quien fuera asesinado a mansalva por un sicario’.
Continúa el colega especialista en temas de seguridad: “El asesinato de Carlos Garrido movió toda la fibra sentimental del entonces gobernador Adán Augusto Lópezy del secretario de Gobierno, José Antonio de la Vega, porque ambos no daban crédito a lo que había pasado, de que su gran amigo hubiese sido asesinado y ante la exigencia de la familia del extinto había que actuar en consecuencia en contra de la cabeza señalada de dar la orden de la ejecución”.
El columnista cuenta que esa organización criminal está integrada “por policías y delincuentes”
Y es que “La Hermandad” del período de Andrade dio paso a “La Barredora” de la gestión de Adán López.
A pesar de que en su administración se incubó en la SSPC la semilla de la ola de terror actual, Andrade es uno de los principales promotores de la renuncia de May.