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Sin país / La Feria

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Sr. López

A tío Tono (Antonio), en la familia le decían tío Tonto, porque era tonto. Su esposa, tía Elena nunca lo dejó y Pepe, el primo más impresentable que tenerse pueda, le decía tía Tonta, por eso, por no haberlo dejado. Para que calibre usted lo tonto que era el tío Tonto, nomás le cuento que una vez regresó de cobrar la renta de una casa que alquilaba, con la novedad de que la había vendido al inquilino; asustadísima tía Elena le preguntó en cuánto y al oír la cifra, se tranquilizó: era un buen precio, pero con un detalle: se la iban a pagar en mensualidades… iguales a la renta que antes cobraba. Regaló la casa, porque eso sí: era muy cumplidor.

 

¡Voooz de la guitarra miiía/ aaal despertaaar la mañaaana/ quiere cantar su alegríaaa/ a mi tierraaa mexicanaaa!… ¡sí señor!, usted cántele a sus volcanes, a sus praderas y flores, mientras nos siga quedando algo de patria.

 

No se lo digo por el presidente de capacidades diferentes de los EUA (carta pública del 14 de febrero de este año, firmada por 35 psiquiatras de su país, en la que dicen: “Los medios y los ciudadanos deben saber que Donald Trump no es apto mentalmente para gobernar un país”, bueno, eso dicen allá, uno qué va a saber, pero les preocupa su tendencia a “(…) distorsionar  la realidad y los hechos para que estos se acomoden adecuadamente a su perspectiva de la realidad y después utilizar esas creencias para atacar a otras personas…”; bueno, y en el Pentágono crece el temor de que el Trump esté como parece: loco; allá ellos, que el Dios en que crean los bendiga); no se lo digo por el Donald ese, sino por nuestros presidentes, tan sensatos y patrióticos, que desde el año 2000, a la chita callando, han ido regalando pedazos de país y ahora -Peña Nieto “fecit”-, el petróleo, el gas y la energía eléctrica.

 

Por partes: a la fecha están concesionados a empresas mineras particulares, por 50 años (renovables), más de 325 mil kilómetros cuadrados de país, el 17% del territorio (equivalente Tamaulipas y Chihuahua  juntos). En el 2012 ya eran 1,525 mineras nacionales y 1,065 extranjeras, con la diferencia de que las extranjeras son las que cuentan con mayor capacidad de extracción y se concentran mayormente en sacar oro, plata y platino… que se llevan del país.

 

A reserva de buscar con calma los datos del presente sexenio, entérese que en los de Fox y Calderón, sacaron 380 toneladas de oro y 28,274 toneladas de plata. Para que se espeluzne usted (para que se le paren los pelos), tome nota de que España en 300 años de Colonia, se llevó 182 toneladas de oro (casi 200 menos que estos industriosos glotones en 12 años), y 53 mil 500 toneladas de plata (y estos, ya van en más de la mitad en dos sexenios… nada mal).

 

Si aún no se espeluzna, ahí le va esto (dicho por la Auditoría Superior de la Federación): “El valor de todos los minerales y metales que las empresas extrajeron del subsuelo del país fue 173 veces mayor a lo que tuvieron que pagar en impuestos por explotarlos” (o sea, pagan impuestos por más o menos el 0.6%). Claro que hay sectores que son nada más para México, como el cobre, cuyas reservas nacionales solo explota Grupo México, de Germán Larrea, ese que no quiso gastar en sacar los cuerpos de 63 mineros que quedaron sepultados en Pasta de Conchos… ¡que digan que estoy dormido!/ y que me traaaigan aquí/ ¡México lindo y queeerido!

 

Esto no es una trastada del renegrido tío Sam, no, esto es una mala jugada de nuestros gobernantes del 2000 para acá: nadie les puso una pistola en la cabeza a la hora de firmar y firmar y firmar concesiones a empresarios; a la hora de exentar, devolver y fijarles tasas impositivas de Gabón en el siglo noveno antes de Cristo (que ni era país y estaba habitado por pigmeos, dicen).

 

Si sigue con su sombrero charro puesto, entonces vamos a hablar de algo más reciente: ¿se acuerda que el gobierno federal, este, el que encabeza -es un decir-, Peña Nieto, nos bombardeó con propaganda sobre la urgencia de que vinieran empresas privadas a tratar de salvarnos por la inminente falta de petróleo?… sí, no se haga, usted lo oyó: que las reservas habían caído, que Cantarell, se estaba secando, que Pemex iba a la quiebra, que no teníamos más remedio que importar, que solo las empresas muy ricas podían venir a hacernos el favor de buscar (y sacar) petróleo de aguas profundas… bueno, pues resulta que por eso se hizo la salvadora reforma energética. ¡Suerte la nuestra!

 

Más suerte que luego sí vinieron a contratar campos petrolíferos los extranjeros (y toda la familia rezando rosarios a rodilla para que encontraran allá, en las profundidades de la mar océano, algo de petróleo…). Peero, resulta que este 19 de junio, en la “Ronda 2”, nuestro gobierno adjudicó la zona petrolera Tampico-Misantla a la transnacional DEA Dutsche, para su explotación en conjunto con PEMEX (a Pemex le toca un mínimo del 20.1% de la utilidad operativa y un máximo del 75%… de la utilidad operativa, de lo que sea la voluntad de la empresa pagarnos).

 

Nada más que hay un detalle, esa zona Tampico-Misantla, está en tierra firme y aguas poco profundas (de las que Pemex sabe sacar petróleo y lo ha sacado muchos años, a la mitad de costo que cualquier empresa petrolera privada del mundo)… y, después de que nos convencieron que estábamos en la quinta chilla en recursos petroleros, resultó que esa zona (que antes dio 7,400 millones de barriles de petróleo), ahora es una “súper cuenca”, una de las 24 más ricas del mundo, con una reserva de 9,000 millones de barriles de petróleo crudo, casi lo mismo que toda la reserva probada actual del país (dato aportado por Pemex a los que concursaron, no vaya usted a creer que vinieron a apostar o jugar ruleta rusa con sus carteras; ellos, a lo seguro). Pero algo nos va a tocar, el 10.1 ó el 75%… suerte la nuestra.

 

El daño es irreversible. Lo que se puede hacer -y si se puede, se debe hacer-, es detener el mal. Las concesiones mineras, se respetan, sí, pero muy rigurosamente supervisadas, pagando impuestos completos y no, de ninguna manera en especie, con nuestro mismo oro. Los contratos petroleros, lo mismo, pero cerrando la puerta a ni uno más, que nos están dejando sin país.

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