* Mientras que la bancada de Morena y sus aliados respaldaron su continuidad, la oposición exigió garantías de transparencia y denunció posibles fraudes.
El Senado de la República se encuentra en pleno debate sobre la reelección de Rosario Piedra Ibarra como presidenta de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH). La votación, que se llevó a cabo el pasado martes, ha desatado una serie de controversias políticas, particularmente por las acusaciones de falta de transparencia y posibles irregularidades en el proceso. La oposición ha señalado que existen rumores sobre boletas marcadas a favor de Piedra, lo que generó solicitudes de mayor vigilancia para garantizar una votación limpia y democrática.
Ricardo Anaya, líder de la oposición, fue uno de los primeros en alzar la voz contra estas presuntas irregularidades. El senador exigió que las boletas fueran entregadas en el momento exacto en que los legisladores vayan a votar y que no circulen antes de la votación. Además, pidió que la votación se llevara a cabo de manera ordenada, garantizando la libertad y secrecía del voto. Estas declaraciones reflejan las preocupaciones de diversos actores políticos sobre el proceso electoral y la transparencia del mismo.
Por su parte, Adán Augusto López, coordinador de Morena, rechazó las acusaciones de fraude y defendió la transparencia del proceso. Aseguró que la urna sería vigilada por representantes de todos los partidos y que se tomarían todas las medidas necesarias para evitar manipulaciones. López también declaró con firmeza que Morena y sus aliados ganarían la votación con el respaldo de 87 votos, garantizando que el proceso sería justo y legítimo.
A pesar de las críticas, la bancada de Morena y sus aliados decidieron respaldar la reelección de Rosario Piedra, una decisión que fue calificada como una “decisión de Estado” por parte de los líderes del grupo parlamentario. Aunque algunos legisladores de Morena inicialmente estaban en contra de la reelección, finalmente accedieron a votar a favor de la titular de la CNDH, argumentando que su continuidad al frente del organismo era necesaria para mantener la estabilidad política en el país.
La gestión de Rosario Piedra al frente de la CNDH ha sido fuertemente cuestionada por diversos sectores de la sociedad, principalmente debido a su manejo de las quejas por violaciones a los derechos humanos. Durante su administración, el número de quejas por abusos a los derechos humanos ha aumentado considerablemente, pasando de 11,387 en 2020 a 19,916 en 2023. Además, su administración ha sido señalada por cerrar casos sin una investigación exhaustiva, lo que ha levantado críticas por parte de organizaciones defensoras de los derechos humanos.
Otro aspecto controvertido de su gestión fue su propuesta de eliminar la CNDH, argumentando que el organismo no respondía a las necesidades del pueblo. Esta postura, alineada con las políticas del presidente López Obrador, generó preocupación sobre la autonomía de la CNDH y su capacidad para desempeñar su labor de manera independiente. Las críticas a su gestión también se centraron en su apoyo a la militarización del país y la falta de respaldo a las recomendaciones del Consejo Consultivo, lo que llevó a la renuncia de varios miembros del consejo en 2023.