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Se aguanta / La Feria

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Sr. López

 

Tía Emilia (de las de Autlán), tuvo dos hijas y un hijo de su difunto marido, aunque no estaba difunto ni fue su marido, pero eso a usted no le importa. El caso es que oficialmente viuda, llegó a la Ciudad de México, con los tres críos: Manola, la mayor (que por el papá); la Chuchis, la de en medio (Jesusa, por el Sagrado Corazón de Jesús, que se la salvó de recién nacida), y el chico, Emilio (por ella, claro). Ya en edad de contribuir a la preservación de la especie, su hijo intentó con poca suerte, ponerse de novio de una de las tres hijas -pasadas de guapas-, de unos vecinos. Repuesto de semejante drama, volvió a intentarlo, esa vez, con una de las hermanas de la que lo desairó… y tampoco. Tía Emilia, callada. Anduvo tristón varios días, hasta que una tarde su mamá lo vio muy arreglado salir rumbo a casa de las vecinas. Entonces sí brincó la tía Emilia y desde la ventana del tercer piso en que vivían, le gritó con voz de bocina tren: -¿Qué eres idiota?… en esa casa no te quieren… ahí vas por el tercer portazo, ¡ya, respétate! -(no le dijo idiota, sino un adjetivo que rima con azulejo). Se regresó muy serio.

 

Desde 1997 el PRI perdió el gobierno de la capital del país que ha visto desfilar a Cárdenas, doña Chayito, el Pejehová, don Encinas, al Marcelotzin y ahora al agradabilísimo Mancera (que ni perredista es, pero en ese taxi se trepó para ser Jefe de Gobierno de la hoy CdMx). Por eso se decía que el PRD tenía escriturado el entonces D.F. Ahora dicen que de parte de Morena, la señora Sheinbaum se los arrebata (puede ser, los Chuchos y las tribus amarillas derrumban las murallas de Jericó, sin ayuda de Dios).

 

Pero, el Pejeremías no se ha dado cuenta que la CdMx es su tumba política… fíjese bien:

 

Ganó la jefatura de gobierno de la capital nacional con el 37.7% de la votación (Creel, del PAN, sacó el 33.4%). Muy bien. Se supone que la gobernó con maestría, que cumplió sus compromisos de campaña, y que la gente quedó más contenta que el que va a cobrar una herencia… pues no.

 

El Pejecutivo prometió que gracias a sus poderes mágico-políticos, tendrían Constitución propia: no hubo. Que celebraría “referéndums revocatorios”, para poner a consideración de los ciudadanos su mandato: no los hizo. Que implementaría “gobiernos vecinales”: nones. Que con él, los entonces defeños, vivirían por primera vez en auténtica democracia y que respetaría los Poderes: trató a la Asamblea de Representantes como papel sanitario y los hizo legislar como le pegaba la gana y los dividía para bloquear lo que no le parecía.

 

Se comprometió a construir 20 mil viviendas al año y a ejecutar un total de 150 mil “acciones de vivienda” (lo que sea que eso sea: poner un vidrio, retocar una fachada, destapar un caño); al entregar el poder para irse en pos de la presidencia de la república, reportó 31 mil 651 viviendas nuevas y las 150 mil “acciones de vivienda”, completitas (hizo en total ocho mil casas de interés social). Aseguró “solucionar en definitiva la falta de agua en Iztapalapa” (por esta, se los juró por esta), Iztapalapa sigue con el problema. Dijo que acabaría con los microbuses y combis, sustituyéndolos por autobuses (todavía hay 35 mil microbuses).

 

Muerto de la risa aseguró terminar con la inseguridad en el D.F. Sí bajaron los homicidios y secuestros, pero la extorsión se le disparó un 230% con todo y el auxilio de Rodolfo Giuliani, su asesor neoyorkino (y tuvo tres secretarios de seguridad: Leonel Godoy -2000 a 2002-, Marcelo Ebrard -2002 a 2004-, y Joel Ortega). La corrupción institucional creció como hongos en tiempo de aguas, en las Delegaciones pedían mordida desde la entrada (y nomás por no moler, no le recuerdo al Señor de las Ligas; a su Secretario de Finanzas apostando los impuestos en Las Vegas; los videos de don Ímaz recibiendo dinero igual que el Señor de las Ligas; ni que trabó en un fideicomiso las cuentas de los segundos pisos… y tantas cosas más). La inversión extranjera se le cayó casi el 40%; la deuda pública la creció de 32,788 millones a 41,439; y casi duplicó el desempleo: del 3.9% al 5.6%

 

Al analizar sus reales posibilidades de alcanzar en esta vuelta la presidencia, el Pejesús debería reflexionar en una cosa que no es tan complicada: en 2006 perdió contra Calderón por 243,934 votos (0.62%), que es casi nada… pero en el D.F. obtuvo de un total de 7’111,118 ciudadanos, solo el 39.49% (2’808,422 votos)… si la mitad de los capitalinos de verdad deliraran por él, hubiera arrastrado de los pelos a Calderón, con una diferencia superior a 3 millones 300 mil votos y hubiera sido el vencedor incuestionable… pero, no: el D.F. le dio muy poco voto del total. Lástima. Ahí para la otra.

 

Y la otra estuvo peor: el Pejehová, bajó su votación en el todavía D.F. a 2’282,786 de un padrón de 7’693,705 tenochcas con credencial. Don Pejemaneje: en el 2006 votó por usted el 39.49% de la CdMx y en el 2012, nada más el 29.67% La raza de allá del altiplano será lo que usted quiera, pero no son tarugos, las cobran. Peña Nieto le sacó de ventaja 3’329,785; si fuera verdad que el Pejecutivo en el D.F. es casi el Mesías, otra vez, con la mitad de los votos de esa sola ciudad, hubiera noqueado al PRI con más de medio millón de votos. ¡Chin!

 

En esta tercera intentona, don Pejeremías va a saber qué costo tiene la travesura que le hizo al PRD. Por supuesto va a levantar muchos votos en todo el país, nomás faltaba que no, pero en 2012 perdió por una diferencia casi 11 veces mayor a la del 2006 (de 0.62 % a 6.63%).

 

El tipo es de cuidado. Es un profesional de la política. Pero ha dejado mucho herido en su carrera, mucha traición. Traicionó a Cuauhtémoc Cárdenas; dejó a su suerte a los suyos en cuanto tuvieron problemas; se olvidó de Rosario Robles cuando más falta la hacía su apoyo moral. Ensartó al PRD con una deuda que siguen sin poder pagar por el plantón en Reforma y el Zócalo.

 

Don Peje: sí le han hecho trampas. Usted y sus operadores también las hacen. Así es ese juego y el que se lleva, se aguanta.

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