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Sangre y lodo / La Feria

Sangre y lodo / La Feria
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Sr. López

Como bien sabe usted, la tía Rosita murió de 117 años -el abuelo Armando decía que se quitaba edad-, y para todo Toluca era la Señorita Rosa. Vivió y murió en la casona en que nació por ahí de 1850, y como este menda le caía en gracia, aprovechó para preguntarle por qué no se había casado: -Porque los hombres medan miedo -¿por qué?, insistió este junta palabras -Son malos -respondió -pero hay buenos, machacó el del teclado… y zanjó la cuestión: -Esos son los peores, fingen ser buenos -¡ah, vaya!

Cuando se puede suponer que va a pasar algo malo, también se puede suponer lo contrario. Por un dolor de cabeza se puede ir al oncólogo –no vaya a ser un tumor canceroso en el cerebro-, o tomarse una Aspirina y seguir viendo tele. A fin de cuentas, suponer es “considerar como cierto o real algo que no lo es o no tiene por qué serlo”, dice el diccionario (segunda acepción).

Así, supongamos que en Palacio Nacional están preparando una sólida política de Estado para capotear al Copetón Manos Chicas. Total, si no, igual como país, tendremos que afrontar lo que venga y cada tenochca simplex en lo individual, aguantar el chaparrón… no será el primero. Total.

Mientras, lo evidente es una como decepción general de nuestra prensa porque en las primeras 48 horas del nuevo mandato de Mr. Clairol (número 81, rubio cenizo claro), no llovió fuego, no nos aventó decenas de miles de migrantes al sur de la frontera, no nos zambutió el 25% de aranceles desde el primer minuto, ni llovieron misiles en las sierras de Sinaloa, Durango… y en Palenque.

Si le parece exageración, lea el siguiente encabezado de un medio nacional, en su portal de últimas noticiasde ayer: ‘Trump inunda de soldados frontera con México: envía 1,500 elementos más”; o sea, para tres mil kilómetros de frontera, le tocan dos kilómetros a cada uno… inundación.

Pero si debe uno cumplir con su cuota cotidiana de teclazos y deja uno de lado al Trump de moda, se siente el miedo ese que antes llamaban de la ‘página en blanco’, que ahora sería de la pantalla vacía.

Los romanos decían, “cuando el deber llama, todo está permitido”, y como llama, permita usted que el junta palabras hable de la primera mujer que ha gobernadoMéxico.

Dama de clara inteligencia, con sólidos conocimientos de política, geografía, música y artes, aparte de hablar inglés, francés, italiano, alemán y español, claro.

Con preparación sobrada para gobernar, en poco tiempo ordenó un proyecto de Constitución y promulgó la limitación de horas de trabajo, dispuso grandes partidas presupuestales para apoyo a los pobres; estableció centros de atención a la infancia, casas de cuna, asilos de ancianos y la Beneficencia Pública, a la par que promulgó la Ley de Instrucción Pública garantizando la educación primaria, obligatoria y gratuita.

Señora decidida, en la hoy CdMx en muy breve plazo acabó con la inseguridad y con las bandas criminales de sus alrededores. Reconocida por propios y extraños su preferencia por los pueblos indígenas, lesotorgó la más amplia protección. Y sabía hacer política: metió al aro a la jerarquía de la iglesia, imponiendo de manera definitiva la separación iglesia-Estado, no fue fácil. Sostenía la importancia de los contrapesos al poder y era liberal, de ahí su apodo de“La Roja”.

La doña impulsó decididamente las empresas de ferrocarriles, el telégrafo, el transporte marítimo, inauguró el Conservatorio de Música y la Academia de Pintura; y dispuso el diseño del monumento a los Héroes de la Independencia y también la remodelación del Zócalo.

Todo en los plazos breves en que su marido andaba de gira por el país y ella asumía la regencia y cabeza de gobierno por mandato de ley, según disponía el artículo 2 del Estatuto provisional del Imperio. ¡Áchis!, tanto decir y no decir su nombre. Estamos hablando de María Carlota Amelia Augusta Victoria Clementina Leopoldina de Sajonia-Coburgo-Gotha… ¡esa!, la hija del rey Leopoldo de Bélgica, archiduquesa de Austria,princesa de Bélgica, virreina de Lombardía-Véneto, princesa de Hungría y Bohemia. Carlota a secas, como la conocemos todos. ¡Claro!, la esposa de Maximiliano… sí, el de Habsburgo.

Trágico fin del marido y de ella, pero quede claro que el honorable Max todo se imaginó menos que le estuvieran tomando el pelo cuando le dijeron que se había hecho un referéndum y que la gente clamaba porque viniera a gobernarnos, cosa nada rara en esos tiempos, en los que en Europa había intercambio de príncipes y princesas para gobernar otros países, un solo ejemplo: la actual casa real del Reino Unido es alemana por los cuatro costados, la reina Victoria era de la casa de Hannover y su marido, el príncipe Alberto, de la  Sajonia-Coburgo-Gotha (pariente de Carlota, por cierto).

El Max llegó a México, nacionalizado mexicano y hablando español, aparte de otros ocho idiomas y aunque usted no lo crea, náhuatl. Era ingenuo, de no muchas luces pero de carácter y un hombre de honor.Y para que no le anden contando cuentos, fue el primero que instauró en México la propiedad ejidal, fue él, y restauró la propiedad comunal que Juárez había borrado de un plumazo; acabó con las tiendas de raya y anuló todas las deudas de los campesinos mayores a 10 pesos. Vino a gobernar y consideraba a México su patria.

Claro que si no hubiera sido un gran fracaso su imperio, estaríamos hablando francés (no inglés, como ahora).

Murió fusilado y con temple. Entre sus últimas palabras, dijo: “Muero por una causa justa, la independencia y la libertad de México. Que mi sangre selle las desgracias de mi nueva patria, ¡viva México!”.

Por su lado y no muy en sus cabales, Carlota murió de viejita, a los 86, en enero de 1927, en su castillo en Bélgica. Según Miguel de Grecia, príncipe de Dinamarca, al morir musitó: “Mexique”… 

Parece mentira que dos extranjeros naturalizados mexicanos hayan querido más a México que tantos y tantos otros, entre ellos, los que ahora hablan de traiciones, patria y unidad, permitiendo latrocinios ychapaleando en sangre y lodo.

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