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Reserva de la encrucijada / Al Sur

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Guillermo Ochoa-Montalvo

Querida Ana Karen, Un fin de semana siempre será insuficiente para recorrer los litorales de la costa de Chiapas, en especial la Reserva de la Encrucijada donde la biodiversidad del trópico húmedo hace inexplicable la pobreza de sus comunidades.

Sobre la costa chiapaneca, largas playas resguardan un mundo intrincado de canales bordeados de mangles. El motor de la lancha, el aleteo de las aves junto con las expresiones de admiración de Amanda, rompen el silencio de esa vasta porción de agua donde los lagartos asoman curiosos sus cabezas para observar a los paseantes y las aves despliegan su vuelo en parvada a nuestro paso. En Tonalá, una bocana en Boca del Cielo comunica a la laguna con el mar y más adelante, en la laguna de La Joya-Buenavista el escenario cambia para brindarnos el reflejo del Cerro Bernal en las aguas donde los camarones y peces saltan como festejando el día.

Ahí, en medio de la laguna permanecemos en silencio, con la lancha a la deriva, inmersos en un solo pensamiento: ¿cómo alentar una cultura de la creación y reproducción para el bienestar de las comunidades sin alterar este paisaje pletórico de sensaciones?

Al descender de la lancha, nos entristece ver cómo nos ofrecen huevo de tortuga en las palapas que sirven de restaurantes. También nos ofrecen tortuga casquito justo en esta temporada en que uno puede presenciar el arribo de las tortugas para desovar en las playas. Aquí mismo se encuentra el santuario tortugueros de protección y reproducción de tortugas, pero ellos poco pueden evitar la depredación de esta especie en peligro de extinción. 

En Puerto Arista le preguntamos al investigador del campamento por qué no cobran la entrada al criadero de tortugas como una forma para financiar la cultura ambiental, difundir el conocimiento e importancia de las tortugas al tiempo de permitirnos esa increíble oportunidad de participar en la recolección de huevos, su entierro en el criadero y la liberación de las pequeñas tortugas a la orilla del mar dejándole a las olas la tarea de internarlas que se realiza en el mes de noviembre. Nos responde que esa tarea es de los jefes, a ellos les corresponde autorizar un posible cobro para producir folletos, videos, carteles, postales alusivas a la crianza de las tortugas para consumo de los visitantes. Pero seguramente, no se les ha ocurrido hacerlo.

Álvaro es un restaurantero chilango con apariencia de europeo con más de 30 años en Chiapas. Charlar con sus clientes, constituye quizá, uno de sus mayores placeres junto con el cultivo de hortalizas, plantas y árboles que cuida con mucho esmero alrededor de su palapa en Puerto Arista. El filete de mantaraya aquí lo comí por vez primera hace algunos años. Este sitio es menos céntrico pero es mío y me permite sembrar lo que necesito para vivir. Con el orgullo de quien disfruta el placer de la creación, Álvaro le muestra a Amanda todas las variedades de chile que ha sembrado.

Álvaro coincide en nuestra apreciación acerca de la necesidad de alentar una cultura de la reproducción y el rescate de las áreas y especies en peligro de desaparecer. Lamenta la depredación que se hace en nuestras costas como del poco interés de la iniciativa privada y del gobierno por impulsar su desarrollo. Los turistas verían en los criaderos un atractivo turístico donde chicos y grandes sensibilizarían la importancia de la especies. Esa reproducción serviría con el tiempo para disfrutar de la tortuga como un buen platillo sin remordimiento de conciencia. Lo mismo podríamos hacer con las iguanas, lagartos, cocodrilos y muchas otras especies propias de esta región aprovechables para la gastronomía o la industria de las pieles. Pero lamentablemente, todos quieren vivir de su consumo inmediato y no de su reproducción, nos comenta con la experiencia de muchos años junto al mar.

Arturo nos habla sobre la Organización Mundial del Turismo (OMT). Señala que la OMT registró, hace 5 años, más de 595 millones de turistas internacionales. El gasto generado por estos viajeros superó los 425 billones de dólares. Lo cual, ha repercutido favorablemente en las Balanzas Turísticas de muchos países, dentro de los cuales se encuentra México. La OMT pronosticó un crecimiento anual del 4.3% en los arribos de turistas internacionales para las próximas dos décadas, asimismo estima un crecimiento del 6.7% anual de los ingresos económicos generados por la misma corriente de turistas internacionales; sin embargo la situación de inseguridad aleja al turismo.

Pero para captar este potencial es necesario invertir aún sin la ayuda económica del gobierno. La iniciativa privada pareciera estar privada de iniciativa.

Según datos de la Organización Mundial del Turismo, nuestro país llegó a ocupar el octavo lugar mundial por el número de turistas internacionales y el décimo por los montos de los ingresos recibidos; asimismo se ubicaba en el séptimo puesto por la cantidad de cuartos de hotel y el décimo tercer sitio por el volumen; pero todo eso cayó al suelo desde el 2019.

Arturo es especialista en la materia y explica que el término de ecoturismo surge, entre los años 60’s y 70’s y empieza a cobrar una fuerza mayor a partir de los 80’s hasta la fecha. En este transcurrir hanaparecido, una amplia variedad de definiciones, Sin embargo, no se ha llegado a una definición generalmente aceptada que responda a los fines estadísticos, técnicos, legales, éticos y funcionales del ecoturismo. Para ello y como parte del mismo proceso, se han organizado conferencias, talleres, seminarios, coloquios, congresos y convenciones a nivel regional e internacional. 

La Sociedad de Ecoturismo (The Ecotourism Society), con asiento en North Bennington, Vermont, E.U.A., lo define como “el viaje responsable por parte del turista hacia áreas naturales, el cual promueve la conservación del ambiente y el mejoramiento del nivel de vida de las comunidades que se visitan”. Esta definición incorpora el sentido ético de los visitantes hacia la conservación de los recursos naturales donde el ecoturismo se realiza, asimismo enfatiza los beneficios económicos derivados de esta práctica hacia la población anfitriona, muchas de las cuales son comunidades indígenas.

Cater señala que el término ‘ecoturismo’ es una forma de ‘turismo alternativo’. La UICN (Unión Mundial para la Naturaleza), define al ecoturismo como “aquella modalidad turística ambientalmente responsable consistente en viajar o visitar áreas naturales relativamente sin perturbar; con el fin de disfrutar, apreciar y estudiar los atractivos naturales (paisaje, flora y fauna silvestres) de dichas áreas, así como cualquier manifestación cultural (del presente y del pasado) que puedan encontrarse ahí, a través de un proceso que promueve la conservación, tiene bajo impacto ambiental y cultural y propicia un involucramiento activo, socio económicamente benéfico de las poblaciones locales”

Las definiciones coinciden en lo esencial al percibirlo como una nueva opción que promueve la conservación del patrimonio natural y cultural y fomenta el desarrollo sustentable, por lo que debe ser considerado especialmente como un segmento del gran mercado del turismo convencional.

Fillion encontró que más del 60% del turismo internacional, demanda del mercado con marcada inclinación hacia destinos turísticos en los que la naturaleza. Por ello, no nos cansamos de charlar con Álvaro y los investigadores de los santuarios quienes coinciden en la necesidad de generar riqueza social a partir de la riqueza natural de Chiapas.

Compartir una buena cena con quienes disfrutan el trabajo de proteger las áreas naturales; compartir este entorno con los chiapanecos, los mexicanos y extranjeros con elevada calidad de servicios turísticos es sin duda alguna, una cuestión de amor.

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