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Repechaje / La Feria

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Sr. López 

En el colegio en que este menda estudió Primaria y Secundaria, el futbol era una tragedia. Ahora de viejo, recuerda con una sonrisa al maestro de deportes, el Perro Martínez, que en los campeonatos interescolares, antes de cada partido reunía a nuestro equipo y daba sus instrucciones: -Ustedes tiran para allá -y señalaba una portería; punto, ahí terminaba su labor de Director Técnico. 

El miércoles pasado, 30 de marzo, un asistente a la madrugadora conferencia de prensa del Presidente, le preguntó cuál era su mensaje a los turistas que se asustaron en el aeropuerto de Cancún el día anterior, cuando por confundir la caída de tres mamparas con una balacera, salieron en estampida (ojo: nótese, no se pone en duda que la caída de mamparas suena igualito que los plomazos… ¡alabado sea el Señor!). Como sea, respondió el Presidente: 

“¡Ah!, que México es un país con tranquilidad, con paz, que la violencia está limitada a muy pocas regiones del país y que tiene que ver más con el enfrentamiento de bandas. Ya no es el tiempo de antes, cuando se le declaró la guerra a la delincuencia organizada, que perdieron la vida muchos inocentes. Entonces, México es un país seguro y de gente buena y de gente trabajadora. (…) Pues nos está funcionando lo que no les gusta a los conservadores, a la derecha, a los fachos, no les gusta que yo diga, abrazos, no balazos”. 

En el más estricto rigor cuantitativo, en apego a los más elementales rudimentos de la aritmética y la geografía, no miente el Presidente. Haga la cuenta de cuántos metros cuadrados están bajo fuego del crimen organizado y verá que son una nadería comparados con el total de millones de kilómetros cuadrados del territorio nacional; saque la proporción de fiambres contra el total de 130 millones de habitantes y verá que en esta apartada orilla más clara la Luna brilla y se respira mejor. 

Con este peculiar criterio cuantitativo, uno debe replantearse la historia, la nacional y la del planeta: 

Para empezar, la mal llamada Revolución Mexicana es un periodo en que en el país fue un remanso de paz… ¿no?… entérese: sólo hubo diez días de escasas balaceras y esporádicos bombazos en la capital del país pero no en toda la ciudad, sino en un área muy reducida -limitada, se dice hoy-, la llamada “Ciudadela”; aparte hubo cinco batallas (las de Ciudad Juárez, Torreón, Celaya, Zacatecas y Orendáin en Jalisco), y algo de desorden en el campo y enfrentamientos fortuitos de gavillas que no se pueden llamar combates. De esta manera, tomando en cuenta que en esa época el país tenía miles de poblaciones y millones de pobladores, se puede afirmar con precisión estadística: la tranquilidad citadina y campirana, predominó durante la mal llamada por unos cuantos alarmistas, Revolución Mexicana. 

Tampoco México estuvo nunca ocupado por los yanquis… ¿sí?… usted necesita informarse bien: los EUA ocuparon tres ciudades del total del país, Veracruz, Puebla y México, y en el resto del país… nada. Con rigor topográfico, no hubo invasión. 

Eso de la intervención francesa es otro invento… ¿tampoco lo acepta?… bueno, usted no tiene remedio, ha estado todo el tiempo creyendo chismes, dejándose abrumar por versiones fuera de toda proporción con la realidad. A ver: las tropas francesas ocuparon casi todas las ciudades importantes del país, o sea, menos del 0.1% de los más de dos millones de kilómetros cuadrados de territorio nacional… ¿a poco eso es “ocupar México”? Seamos serios. 

Y así le podemos seguir: Francia no sufrió alteración ninguna en su tranquilidad de acordeonista de cabaret, no hubo sobresalto en la serenidad de sus ciudades, ni estuvo en riesgo su población por el conflicto ese que histéricamente llaman “Segunda Guerra Mundial”: en París no se rompió un cristal ni se disparó un balazo, las mayores molestias que sufrieron fueron algunos –pocos- embotellamientos de tráfico vehicular por los eventuales desfiles -muy ordenados-, de las tropas de la Wehrmacht, pasando por debajo del Arco del triunfo; y salvo un diminuto 7% de la población, que sí las pasó canutas, es abrumadoramente mayoritario el 93% que siguió su vida en santa paz. 

Sí, eso de la “Segunda Guerra Mundial” es otro cuento inventado por unos cuantos historiadores (unos miles, nada, en comparación con el total de millones de terrícolas), con el que Hollywood ganó dinero a carretadas: la población del mundo entonces andaba en 2,500 millones y cálculos muy tremendistas dicen que en ese pleito murieron 70 millones de personas, el 2.8%, o sea, ¿nadie repara en que el 97.2% de la gente en el mundo siguió tan tranquilo su vida de siempre?… ¡Segunda Guerra Mundial!… qué risa. 

Y aprovechando: las primas de Autlán de este tecladista, eran castas doncellas, digo, que de los días hábiles del año, ni el 30% dedicaban a la gimnasia rítmica en pareja con amigos y conocidos, porque eso sí, eran muy sociables. 

No resiste análisis el argumento presidencial, puramente discursivo, de que está funcionando su estrategia para recuperar la seguridad pública: en sus primeros 36 meses de gobierno, murieron asesinadas en el país cerca del doble de personas que en el mismo periodo de su antecesor… y su alusión a “cuando declaró la guerra a la delincuencia organizada”, criticando a Calderón sin decir su nombre, es un autogol: en el mismo periodo está 256% arriba el número de asesinatos que los ocurridos en tiempos de su villano favorito. 

Así no se puede afirmar que “está funcionando lo que no les gusta a los conservadores, a la derecha, a los fachos, no les gusta que yo diga, abrazos, no balazos”. No se puede decir que no son fachos (fascistas) los que aseguran que los “abrazos no balazos”, han propiciado esta carnicería, no es ser facho tener los ojos abiertos y la cabeza en su lugar. 

Por supuesto esto no desanima a sus seguidores, ellos son felices mientras el Presidente les señale para donde echar la pelota y les enseñe nuevas maneras de insultar la realidad. 

Ya se les vendrá encima que en la historia no hay repechaje.

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