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Proyectos detonadores / A Estribor

Proyectos detonadores / A Estribor
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Juan Carlos Cal y Mayor
 
El periódico El País en su versión digital para américa latina, público una dura y en apariencia bien documentada crítica a la construcción del nuevo aeropuerto internacional de la Ciudad de México. Se habla literalmente de un desastre ecológico por la substracción del material con que se esta rellenando toda el área del NAIM, su efecto en el medio ambiente con el “exilio de las aves”  y hasta la “destrucción del paisaje milenario”.
El reportaje representa un duro golpe para México y su proyecto aeroportuario derivado de la influencia que tiene un medio tan importante de difusión internacional. La realidad es que el daño si se quiere considerar así, ya esta hecho. La inversión va muy adelantada y la repercusión económica de su cancelación sería, esa si, catastrófica.
Ya se ha dicho hasta el cansancio que el actual aeropuerto es obsoleto, esta saturado y esta resultando cada vez más inoperante. Se van a cumplir 20 años desde que se intentó su construcción en San Salvador Atenco, resultando fallido por que se politizo en grado superlativo.
Después de múltiples estudios, avalados por firmas internacionales, el área se trasladó muy cerca del actual aeropuerto. Cualquier lugar en que se hubiere construido como todo megaproyecto de infraestructura, tiene que tener un impacto ambiental lo cual esta regulado por las leyes mexicanas. Lo mismo que un desarrollo habitacional propio del crecimiento que tiene la población del país. 
Este retraso de casi dos décadas ha frenado exponencialmente el desarrollo económico y no puede seguirse postergando. El aeropuerto actual opera al 100% de su capacidad, copado por líneas aéreas que impiden la incursión de unas 20 líneas aéreas interesadas en incursionar en nuestro país sabiendo el potencial turístico y comercial que representa. Será por sus alcances el aeropuerto más importante de América Latina. Pasará de 40 a 60 millones de pasajeros en pocos años. Y eso si que generará una enorme derrama económica.
Ahora solo falta que organizaciones sociales o ambientalistas hoy tan de moda dramaticen el hecho. De por si se ha cuestionado la viabilidad hoy puesta en entredicho y será sujeta a futura consulta. Con la característica de previamente se evaluaran dictámenes técnicos que pudieran anticipar la venia del futuro gobierno.  Confiemos en que se privilegiará la razón y el sentido común.
 
Tenga por seguro, estimado lector, que muy pronto saldrán las aclaraciones pertinentes en el sentido de que se cumplieron todas normas oficiales que nuestra legislación prevé. Sino se hicieran bajo esa lógica no prosperarían tampoco la construcción de autopistas, vías férreas, desarrollos habitacionales urbanos o de impacto turístico. 
Que no nos alarme el efecto mediático. En los últimos 20 años se ha perdido más en la selva lacandona y en la deforestación de bosques en nuestro estado, por citar un ejemplo. Son consecuencias de la pobreza y el crecimiento poblacional anárquico y desordenado. Si de impactos ecológicos hablamos, el daño lo estamos causando los seres humanos por nuestro crecimiento exponencial. No se trata de minimizar el hecho sino de contextualizarlo. Confiemos en que a pesar de todo el proyecto se concluya.
 
EL TREN MAYA
 
Al mismo tiempo se ha dado a conocer el megaproyecto del tren maya que implicará una inversión entre 120 y 150 mil millones de pesos, en contraste con los 260 mil millones que costará ya en su totalidad la conclusión del NAIM. La idea es aprovechar el potencial turístico en la península de Yucatán, Campeche y la Riviera maya, hasta Palenque en el Norte de Chiapas. Sería interesante saber que sucedió con este recorrido que se materializó durante el gobierno de Fox, aunque no con la visión más moderna que ahora se pretende. Se prevé invitar a la iniciativa privada y según esto Corea ha manifestado interés aunque no existe ninguna intención formal a este respecto.
Interesante será contrastar el costo beneficio que representa esta inversión comparándola con el nuevo aeropuerto y si en realidad resulta atractiva para el sector privado. Más allá de eso, también debe considerarse el derecho de vía, el impacto en reservas ecológicas o arqueológicas y la resistencia que puedan oponer organizaciones sociales indígenas o ambientalistas  en los más de 1,500 kilómetros de construcción de modernas vías férreas que literalmente, parten el territorio.
Desde que Don Porfirio pensó y materializó hace mas de 100 años la construcción de unos 20 mil kilómetros con inversión extranjera, en México no prosperaron más estas inversiones. México es entre los países desarrollados o en vías de desarrollo el único que ha cancelado la posibilidad de desarrollarse en esta materia. Es una verdadera lástima. Ojalá que estas iniciativas no se queden en el tintero.    
 
EL PROYECTO TRANSÍTSMICO
 
Además se analiza la posibilidad de otro proyecto para el 2016 de un nuevo Corredor Industrial que  comprende desde Salina Cruz, Oaxaca, a Coatzacoalcos, Veracruz e incluye no solo una gran inversión en infraestructura ferroviaria, sino además portuaria, carretera y aeroportuaria. Es otra posibilidad de desarrollo que representa una mega inversión donde parece existir interés por parte de China que invertiría cantidades multimillonarias.
 
Históricamente ha existido esa visión. El conquistador Hernán Cortes exploró la posibilidad de encontrar un cruce que atravesara el continente. Magallanes circunnavegó el nuevo mundo hasta llegar al estrecho en el cono sur, cerca de la tierra del fuego, y atravesó el estrecho que hoy lleva su nombre. Napoleón III se apoderó de México imponiendo el imperio de Maximiliano de Habsburgo. También consideraba la posibilidad de atravesar el ítsmo de Tehuantepec como una posesión clave y geoestratégica para la expansión de los dominios del imperio francés. El hecho se puso de manifiesto con la firma del tratado Mc Lean Ocampo suscrito por los liberales durante el gobierno juárista con el gobierno norteamericano.  
 
Empresarios chinos ya intentaron recién hacer un proyecto en Nicaragua con un gran canal que competiría con el de Panamá. El Presidente Noriega lo anunció con pompo y platillo pero finalmente se frustró.
 
En el caso de México ya existe un avance importante en cuanto a estudios y factibilidades. El gobierno de López Obrador cuenta con un gran respaldo popular que suma ahora hasta un 63%. Quizás sea ésta una gran oportunidad para concretar lo que desde los gobiernos considerados neoliberales hubiese resultado imposible. Que bueno que se atrevan a pensar en grande. Puede ser no la cuarta, sino la verdadera transformación que México necesita para detonar de una vez por todas su enorme potencial.

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