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Principiantes, aventureros y audaces / La Feria

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Sr. López

 

Un compañero de la Secundaria (“Toby”, lamento no recordar su nombre), era un muchacho casi gordo, pelos parados, no mala persona pero muy bravero. No era raro que acabara a golpes por tonterías de chamacos con una extraña característica: siempre, con el primer golpe que le daban, caía al suelo, fulminado. Una vez, ya en confianza, confesó a este López que él sabía que era malísimo para pelear, entonces tiraba los golpes que podía y al primero que le daban, se dejaba caer: -Algunos trancazos doy, pero a mí, el segundo, nunca me lo dan -¡ah, jijo!

 

Lástima por el C.Anaya que no conoció al Toby. Los profesionales de la política, los que verdaderamente saben practicar ese deporte extremo, entienden a la primera: cuando les enseñan la puntita de un expediente o les hacen la menor insinuación de algo que saben que sí hicieron y es indefendible: ¡al suelo!, como el Toby.

 

Sabemos que en este nuestro México, tierra del derecho y la justicia, nadie es culpable mientras no le prueben lo contrario. Jurídicamente el C.Anaya es inocente: no tiene abierto expediente de investigación ni está sujeto a juicio… pero él debería entender que en su calidad de jurídicamente inocente (aún), políticamente es un fiambre.

 

Que alguien le explique al joven que el efecto ya obtenido es hacer creíble que baje en las preferencias, que no siga en el supuesto segundo lugar que le asignan encuestas de intenciones por aclarar, que parezca lógica su derrota… dejándolo en la boleta para que los que de plano de ninguna manera votarían por la alianza del PRI, tengan de dónde escoger: el C.Anaya, el Bronco… a todo dar.

 

El asunto es ese, aparte de que él es quien mejor sabe que sí se la comió: son abrumadores los indicios y -no se le vaya a olvidar-: el chofer de Manuel Barreiro (un tal Luis Alberto “N”), quien aparecía como dueño de Manhattan Master Plan, la empresa que compró al C.Anaya la bodega esa, no solo aceptó que era prestanombres, sino que entregó, como reparación del daño a la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, la nave industrial que adquirió al C.Anaya en 54 millones (Notimex; 2018-04-11; 03:33:33 y ABC Noticias). Es un hecho. El señor confesó, aceptó. Devolvió lo que no era de él.

 

De veras, no se le olvide: el Manuel Barreiro, solicitó amparo y huyó del país, donde sigue (parece que en Canadá); la investigación sigue abierta contra él “y otros”.

 

La respuesta inmediata del C.Anaya es francamente boba: según él, el Presidente de la república ordenó se orquestara el video en el que sale el hermano del Barreiro soltando la sopa, porque dijo que si gana la presidencia va a investigar a Peña Nieto y si es culpable lo mete a la cárcel… sí, cómo no: la ley lo impide don Anayita, esa amenaza es una baladronada: al Titular del Poder Ejecutivo federal solo se le puede procesar por traición a la patria o por delitos graves del orden común (artículo 108 constitucional), que no es el caso, así que don Peña Nieto se abanica con esas amenazas (de hecho, el Presidente de nuestro risueño país, goza prácticamente de algo que los que saben, llaman “inmunidad absoluta”, pues ni siquiera se le puede hacer juicio político en el Congreso, por no estar incluido en la lista de funcionarios que señala el artículo 110 de la Constitución).

 

Ni modo, los prensaron. El experto en albañales, Diego Fernández de Cevallos, asesor jurídico del Frente que postula al C.Anaya, también declaró de bote pronto y también se equivocó: “Vamos a enfrentar lo que venga y como venga. Vamos con todo. Este tipo de golpes pueden destruir una candidatura o pueden llevar a Ricardo Anaya a la Presidencia (…) Todo esto es una armadura, un ardid para pegarle a Anaya. En esto no hay más que un propósito, ‘si tú declaras esto contra Ricardo Anaya a tu hermano Manuel lo exoneramos’, eso es lo único que puede decirse por lógica elemental”.

 

… mmm, don Fernández, “¿por lógica elemental?”… ya perdió el toque, ya no picha como antes: plantear que el Juan Barreiro declaró para perjudicar al C.Anaya a cambio de que exoneren a su hermano Manuel, es una versión de ternurita: ¿el tal Juan se autoinculpa para zafar a su hermano?… ¿no sería mejor nomás embarrar al C.Anaya sin quedar él en peligro de ir a dar a la cárcel, diciendo todas las barbaridades que dijo?… nomás platicando que su hermano había cometido el error de prestarse a los enjuagues del C.Anaya, bajo amenazas… que estaba arrepentidísimo. Y por otro lado: ¿este golpe hace Presidente al C.Anaya o destruye su candidatura?… bueno, puestos a escoger, no parece que lo beneficie mucho, por lo que (Fernández “dixit”), al C.Anaya lo destruyeron. ¡Toby!

 

El C.Anaya, montado en encuestas que según Roy Campos (el de Mitofsky), sirven para muchas cosas excepto para predecir elecciones, se ha creído que puede ser Presidente de México, con su propio partido, el PAN, hecho pedacitos gracias a él (que Calderón y Sra., no son enemigo pequeño en el PAN); con sus aliados, PRD (que muy difícilmente van a poderle arrimar su voto duro, los de la izquierda de a de veras), y Movimiento Ciudadano, del colmilludo Dante Delgado que va a lo suyo y lo va a conseguir, sin que le preocupe gran cosa si el C.Anaya acaba en Los Pinos o en Santa Martha Acatitla.

 

Y no se equivoque nadie… sí, claro que lo de difundir el video de Juan Barreiro se orquestó desde las alturas del poder grandote (sin llegar a Los Pinos, eso es no saber lo que es el inmenso poder presidencial), pero el contenido es real: nadie se autoinculpa  creyendo que le van a cumplir un trato ¡los de la PGR!

 

Así es eso de meterse a jugar en ligas mayores: es futbol americano pero no tacleado, no, es a pistola; es béisbol sin pelota, el pitcher lanza granadas. Solo se meten en esa cancha los que saben y tienen verdadera fuerza política real (el Pejesús, por ejemplo), o los que están (como Meade), igual de limpios que un pañalito del Niño Jesús. No es para principiantes, aventureros y audaces.    

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