Jorge Mandujano
• Tuxtla Gutiérrez, Chiapas; 21 de septiembre.- Desde muy temprano de este jueves, cientos de simpatizantes (que luego crecieron a miles), comenzaron a llegar hasta las inmediaciones del Foro Chiapas, un espacio al poniente de la ciudad pensado de origen para conciertos de diversos géneros.
Se trataba de estar con la Coordinadora de los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación que, en suma, no es más que la próxima candidata a la Presidencia de la República por Morena.
A poco más de 500 metros del recinto, el acceso se había cerrado, dada la afluencia a cuyo flujo había que sumarse o caer pisoteado.
Allí caminaban ―por supuesto- morenistas, petistas y del Verde Ecologista. Lo curioso: priistas recalcitrantes, otrora adversarios de la llamada Cuarta Transformación, vestían su mejor guayabera en lino blanco para más tarde cantar, en mitad del evento, “¡¡¡Es un honooorrr estar con Obradooor!!!”.
De mi lado, llegué, empujado por las referidas multitudes, que aderezaban su llegada con pito y tambor, y a quienes tuve que sumarme hasta la entrada del referido Foro que, sin saber, incluía una segunda entrada, la Poniente. Fui hasta allí para ver si, en una de esas, hallaba a las chicas que manejan los listados de acreditación. Felizmente, me topé con un viejo amigo, Plácido Morales, a quien en el contexto, es un abierto “corcholato”. Él venía –igual- como irrupción ciclónica. Tuve de dos: hacerme a un lado, o sumarme como con la multitud anterior. Me puse frente a su camino, nos dimos un abrazo y entramos juntos y apretujados al recinto. No lo volví a ver en lo que fue del evento.
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Al filo de las 11:50 llega Claudia Sheinbaum. Su trazo sobre el par de vallas metálicas tarda varios minutos hasta llegar al fin al templete. Voltea hacia el frente y observa estadio lleno: 7 mil.
A ella, a quien ―según sus propias palabras— nunca le gustaron los reflectores ni los abrazos falsos durante su paso por la lucha universitaria, hoy tuvo que responder a las infinitas “selfies” requeridas.
Antes de que tome el micrófono, se anuncia la firma del Acuerdo de Unidad, que habrán de signar algo así como 20 conspicuos representantes de diversos estratos sociales, incluidos los priistas.
Llega el error de logística: dejar que cada uno de ellos tome el micrófono. El maestro de ceremonia modera y pide menos tiempo de alocución a los aludidos. Estos, hacen caso omiso y, pareciera que las/os candidatos fueran ellos/as.
Varia gente comienza a abandonar a abandonar el recinto: una, el sol se ha posado en el Poniente (muy cerca de la paráfrasis de la rola) y les rebota en la frente; y, dos, como en una entrevista, la eterna recomendación al reportero: no dejes que el entrevistado te quite el micrófono.
Finalmente, y luego de un impecable ―y brevísimo— mensaje de Fernández Noroña, habló la Sheinbaum. Ataviada en una colorida blusa zinacanteca y con unos “jeans” ajustados. Su esperanzador mensaje fue interrumpido en varias ocasiones.
A escasos días de celebrarse los 37 años de la creación del Consejo Estudiantil Universitario (CEU), en donde tuvo una más que imprescindible participación, junto a compañeros como Imanol Ordorika, Carlos Imaz y Antonio Santos, hoy su coordinador en Chiapas, Sheibaum volvió a precisar los ejes de su Gobierno, toda vez que gane la elección del próximo año.
Al tiempo.
