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Presidencialismo acotado / A Estribor

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Juan Carlos Cal y Mayor

Para quienes dan por descontado que López Obrador gana las elecciones para Presidente de México; estoy seguro de que Ricardo Anaya, José Antonio Meade, el Bronco y Margarita Zavala, harán público su reconocimiento a la decisión de los mexicanos y a que el voto no los favoreció. Agradecerán, por supuesto, a los millones de votantes que depositaron su confianza en ellos.  No estoy seguro de cual será su posición política respecto del nuevo gobierno, pero quienes no alcanzan el triunfo en una elección también representan proporcionalmente a otra forma de pensar a México y esta también debe ser respetada.
También por primera vez en la historia se elegirán a alcaldes, diputados locales, senadores y gobernadores. Hoy Amlo pide también el voto para tener mayoría en el Congreso de la Unión lo cual facilitaría la aprobación del presupuesto y las iniciativas de ley que éste envíe al Congreso. En el caso de Reformas constitucionales se requiere cuando menos de dos terceras partes de los votos en ambas cámaras así como su aprobación en la mayoría (mitad más 1) de los Congresos locales.
Muchas de las propuestas del candidato de Morena requerirían de esa mayoría calificada si se trata de reformar la Constitución (En materia energética, laboral o educativa). Si se trata de leyes federales se requerirá de la votación de mayoría relativa (50% +1). Así como también el Ejecutivo Federal podrá determinar medidas que corresponden a sus propias facultades sin necesidad de que estas sean aprobadas por el Congreso.
Dicho de otra manera se requerirá de construir consensos si lo que se necesita son mayorías y ya no digamos en el caso de reformas a la constitución. Esto porque de igual manera que es respetable el voto que haya elegido el Presidente de la República, también lo es el voto del resto de las fuerza políticas representadas en el Congreso de la Unión y los Congresos Locales.
Por ejemplo: Si el presidente quiere vender el avión presidencial o convertir la casa presidencial en un centro cultural, no requerirá de la aprobación de los otros poderes. También tiene la facultad de nombrar al Secretario de la Defensa o de Marina que son parte integrante del gabinete como normalmente sucede. Pero para ampliar las pensiones a los adultos, la becas a los mas de 2 millones de jóvenes o reducir las percepciones de los funcionarios públicos en los mandos medios y altos, requerirá forzosamente de enviar estas modificaciones en el presupuesto de egresos y bastante probable que si no tiene esa mayoría no necesariamente cuente con los votos necesarios para lograrlo.
También hay que considerar que se elegirán gubernaturas en 9 estados del país, donde la composición puede ser muy distinta al resultado de la elección federal. De esas 9 gubernaturas y de acuerdo a los sondeos, si bien le va estaría ganando 3 CDMX, Morelos y Tabasco, también es probable que Chiapas, aunque algunos consideran que la elección será competida por las 3 coaliciones. Puebla y Veracruz están competidas entre Morena y el PAN. Guanajuato sería ampliamente ganada por el PAN, así como Jalisco por el Movimiento Ciudadano. Mientras que en Yucatán la competencia sería entre el PRI y el PAN.
El resto de las entidades no tienen elecciones y sus gobiernos están compuestos por 15 gobiernos del PRI, 8 del PAN, 4 por la coalición PAN-PRD y una por el Verde. Más menos y en el mejor de los casos el PRI gobernaría 17 entidades (si gana Chiapas y Yucatán), el PAN Y PAN-PRD 15 y Morena por primera vez la CDMX, Morelos,  Tabasco y 3 más si gana Puebla, Veracruz y Chiapas.
En síntesis la mayoría de los estados y muy probablemente muchas mayorías de sus congresos estaría liderados por la oposición. Es decir, gobiernos distintos al del Ejecutivo Federal.
Desde el 2000, 2006 y 2012 no ha habido mayoría absoluta de un partido en la Cámara por lo que las reformas Energética, Hacendaria, Laboral y Educativa no pudieron, igual que muchas otras ser aprobadas,  en los gobiernos de Calderón y Fox. A diferencia en el gobierno de Peña Nieto el Pacto por México, permitió con algunas modificaciones destrabar el marasmo legislativo en que nos encontrábamos.
Todo este análisis viene a cuento porque como podemos observar la elección federal se encuentra sumamente polarizada y los niveles de encono se están manifestando  cada vez más con mayor preocupación. Ante esa situación serían previsibles dos escenarios: El de un conflicto permanente en los primeros 3 años por la falta de la construcción de acuerdos y consensos o el de un escenario de conciliación a mi juicio necesaria para la gobernabilidad del país. Curiosamente esto se vio reflejado en el caso del PRI, que como decíamos no le aprobó las reformas a los gobiernos encabezados por el PAN. No así en el gobierno de Peña donde después de la elección se lograron los consensos responsables gracias a un exhaustivo cabildeo político entre las distintas fuerzas del País.
Si López Obrador quiere resolver muchos de los problemas del país no bastará con su propia fuerza política. En mi opinión sería terrible que volviéramos a los tiempos del partido de estado o de mayorías absolutas que impongan su visión en un país plural por su propia naturaleza política. Siendo así Amlo deberá moderar su discurso porque tendría que sentarse con todos los gobernadores del país y los legisladores de oposición. Atrás deberá quedar esa visión maniquea donde todos los buenos están de un lado (Morena) y “la mafia del poder” por otro.
Dicho lo anterior y al calor de las campañas será conveniente que impere la prudencia y la serenidad. Puede ser que en elecciones estatales reñidas persistan conflictos post electorales y sujetas al fallo del TRIFE, razón por la cual se mantenga la inquina en el país hasta que se definan esos litigios.
Estamos hablando obviamente de escenarios previsibles pero aún hipotéticos. Lo digo porque mientras tanto en las discusiones en todos los niveles, comenzando por los principales actores políticos, económicos, intelectuales, activistas en redes sociales y periodísticos del país; el calor de los debates esta reincidiendo en fuertes y recíprocos ataques y descalificaciones que luego generan heridas difíciles de cerrar. Pasada la elección no será la hora de la venganza, las agresiones y descalificaciones como muchos suponen o infieren. Tampoco la de enjuiciar a los oponentes como traidores por el sólo hecho de ejercer la libertad de pensar diferente o militar en otros partidos.
DE ULTIMA HORA
De acuerdo con una encuesta de GEA/ISA divulgada esta semana Ricardo Anaya recortó las distancias y se ubicó con el 24% de las preferencias, cinco puntos por debajo de Obrador, que obtuvo el 29%.

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