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Piojos, chinches y gorgojos / La Feria

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Sr. López

 

Jurídicamente, nadie es culpable mientras no se pruebe lo contrario en juicio público. Es el principio de presunción de inocencia. No es una modernada, ya en 1814 la Constitución de Apatzingán (artículo 30), disponía que todo ciudadano sería reputado como inocente mientras no fuera declarado culpable. Luego, la cosa pasó al olvido y se implantó otro principio jurídico, el de la “intencionalidad delictuosa”, que en pocas palabras significa que si “el justiciable” (el acusado) no proporcionaba elementos que probaran su inocencia, se le consideraba culpable. Luego de mucho tiempo y abusos, apurados a cumplir los convenios internacionales firmados, llegamos al nuevo sistema penal y mientras no le prueben a uno que es culpable es inocente. A todo dar.

 

La señora Nestora Salgado es candidata plurinominal al Senado de la república, por Morena, el partido político de don Pejesús.

 

La señora estuvo presa dos años y siete meses, acusada por delitos de esos chiquitos (secuestro agravado, privación de la libertad personal, homicidio calificado, tentativa de homicidio y robo específico), pero salió libre el 18 de marzo de 2016, entre otras cosas por no recibir asistencia consular, porque es ciudadana estadounidense.

 

La Fiscalía General del Estado de Guerrero (FGE) presentó seis apelaciones desde el 2016 en contra de los autos de libertad de doña Salgado.

 

En abril pasado (no el viernes como informó la prensa nacional),  la Primera y Cuarta Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) admitieron cinco de las seis. Y aunque no se hubieran admitido las apelaciones, permanecen abiertos desde 2014, los procesos penales 05/2014 (por secuestro), 48/2014 (por secuestro) y 67/2014 (por homicidio calificado y tentativa de homicidio). Sigue siendo inocente, no se enrede, nomás por no aburrirse la Fiscalía y los juzgados le abren procesos penales.

 

El Pejecutivo dice que la verdad, la verdad, la dama es una luchadora social a la que persigue el perverso gobierno. Muy bien.

 

Lástima que la Constitución que rige en nuestro risueño país, diga en su artículo 38, fracción II, que los derechos y prerrogativas de los ciudadanos se suspenden “Por estar sujeto a un proceso criminal por delito que merezca pena corporal, a contar desde la fecha del auto de formal prisión”; lo que impide ser candidato a un cargo de elección.

 

Como todo hay que decirlo, le advierto que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación interpreta que no hay tal suspensión sino hasta que el ciudadano esté en el bote, lo que significa para el Trife, que si el tenochca huye, goza de sus derechos.

 

Sería buena idea que alguien les diga a los ministros del Trife, que la Constitución tiene previsto el caso del ciudadano correlón, en el mismo artículo 38, fracción V, que sostiene la suspensión “Por estar prófugo de la justicia, desde que se dicte la orden de aprehensión hasta que prescriba la acción penal”. Así que si mañana le recetan su aprehensión a la aún inocente señora Salgado, se le suspenden sus derechos y prerrogativas y no puede ser candidata al Senado del Pejelectoral.

 

Si la señora Salgado fuera una víctima del cochino gobierno que la trae entre ojos nomás por capricho, si ni siquiera estuviera acusada de nada y estuviera muy mona en su casa haciendo galletas, igual no podría ser candidata a Senadora considerando que el artículo 32 de la Constitución no permite asumir los cargos que requieren ser mexicano por nacimiento a quienes adquieren otra nacionalidad (entre otros, los diputados y senadores), y si fuera inocente y renunciara a su nacionalidad estadounidense, seguiría sin poder ser candidata al Senado, porque no ha residido en México los seis meses previos a la elección (que es la razón por la que no ha recibido las notificaciones para presentarse ante los jueces: su hija dice que “vive en los Estados Unidos”). O sea, que alguien tenga piedad del Pejeremías: no puede ser Senadora de la república la inocentísima y mexicanísima dama, por más que él diga que es una luchadora social. En serio, legalito: no puede ser, punto.

 

Eso, sosteniendo -pero por supuesto-, que la señora es inocente porque no hay sentencia firme que diga lo contrario, lo que no esfuma la declaración del jueves pasado de Luis Raúl González Pérez, presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos -CNDH-, quien dijo (¡cómo hay gente!), que en febrero de 2016 emitieron la recomendación 9/2016 (176 hojas), porque la damita “Nestora Salgado no solamente privó de la libertad a habitantes de Olinalá, para ‘reeducarlas’, sino también obtuvo recursos económicos para liberar a sus víctimas” (y que estas, las víctimas, recibieron) “varias formas de maltrato, abuso y trato cruel e inhumano”, por parte de la que será Senadora, quien al ser detenida el 21 de agosto de 2013, tenía secuestradas a 39 personas… ni tantas.

 

El Pejecutor patrio, consciente de que esta es su última oportunidad de treparse a La Silla, recibe en el seno de su partido propiedad de él, a gente de todos los partidos y prestigios, todo vale si suma votos, todo.

 

No es calumnia, lo declaró Alfonso Romo (su personero con la gente de dinero y coordinador general del Proyecto de Nación 2018-2024), quien en su tensa reunión del 20 de febrero pasado con los del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (Comexi), al ser interrogado del por qué su candidato se rodeaba de gente de tan mala fama (y le dijeron los nombres de una docena o más), contestó:

 

– “Estos personajes, hasta pena me da que los hayan nombrado (…) existen estos líderes que no nos gustan, pero son parte de una realidad. Te tienes que sentar con ellos, alinear intereses y negociar (…)”

 

Y ya acorralado, soltó esta explicación: -“… se están cambiando todos, se están subiendo (a Morena) piojos, chinches, gorgojos. De todo, más de lo que crees, de todos los sectores”.

 

Más de los que creemos (¡dioses!), ni modo, si gana, como hay que alinear intereses y negociar, será un gobierno de piojos, chinches y gorgojos.

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