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Patas cortas / La Feria

Patas cortas / La Feria
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Sr. López

 

Muy sonado fue el caso de los tíos Armenta (ella era tía Cita -Esther, Esthercita… Cita-, de la familia materno-católico-toluqueña; él era tío Mario, un señor muy trabajador, oriundo de Veracruz). Ya grandes de edad, de repente aterrizaron en casa de los abuelos, sin nada más que unas maletas con ropa (poca), su colchón (horrible), una estufa (vieja), y la jaula del canario (con el canario). Habían sufrido el penoso embargo de todo y el lanzamiento de su casa, por deudas más vencidas que la virtud de la Rompecatres. Muy sonado fue porque tío Mario no tenía idea de que a tía Cita no le alcanzaba “el gasto” y por no darle malos ratos, no pagaba la renta, pedía prestado y pedía más para pagar algo de lo que ya debía y siguió pidiendo hasta que la cosa llegó al oprobioso embargo con lanzamiento, en el que perdieron todo. Nadie comentaba nada, por no mortificarlos, pero se veían tristes, él, sentado, quieto, con ojeras negras y como mirando nada; ella llorosa y tejiendo frenéticamente, bufandas, suéteres y chalecos, en pleno verano. Él a veces decía, apenas audible: -Me hubieras dicho, Cita –sí, le hubiera dicho.

 

El Banco de México redujo su estimado de crecimiento de la economía nacional para este año a un promedio del 1.6% Originalmente, el paquete económico elaborado por la Secretaría de Hacienda proyectó un crecimiento máximo del 2.5% No se deje enredar: la disminución equivale a un 36% menos. Y para el año próximo no se augura una gran mejora. Lejos queda el 4% del que hablan nuestro Presidente y los señores del Consejo Coordinador Empresarial. Muy lejos.

 

La explicación del Banco de México, menciona que al inicio de cada gobierno federal, suele desacelerarse un poco el crecimiento: a fuerza, en lo que acaban de acomodarse en sus escritorios, lógico; junto con las condiciones del mercado internacional que influyen en nuestras exportaciones, claro, y todo agravado porque mientras el Trump no arregle sus diferencias con China (¡con China!), el mundo reza rosarios a rodilla. Se van a arreglar, eventualmente, pero, mientras: misterios dolorosos.

 

Lo que no deja de mencionar el Banco de México, porque es una institución muy seria (sí, fíjese, en México hay cosas que funcionan como relojito, otra es la Auditoría Superior de la Federación, y hay más), lo que no iban a callarse, son las condiciones internas que los obligan a pronosticar semejante tropezón: el desabasto de gasolina, el bloqueo de vías de ferrocarril en Michoacán, las huelgas en Matamoros y que “persista la debilidad de la inversión” debido a que las primas de riesgo se mantienen en niveles relativamente elevados (información tomada de La Jornada de ayer, nota de Israel Rodríguez; información dura, no son chismes de pasillo).

 

Las altas primas de riesgo (¿qué?… no, las primas de Autlán de su texto servidor, no influyen en la economía, aunque también son de riesgo, de alto riesgo), esto se refiere a que el país va a pagar más por lo que ya debe y por lo que luego pida, por obra y gracia de las calificadoras extranjeras, las que también mandan advertencias: no les gustan las políticas que propone el actual gobierno federal,  la robusta economía nacional hoy está prendida con alfileres y el equipo que saltó a la cancha con el Presidente, ha probado ampliamente, impericia y falta de información; junto con la espantada que le dio a los inversionistas extranjeros, el chistorete de parar las obras del aeropuerto en Texcoco, los anuncios de gasto adicional para apoyos sociales, la risible presentación del plan el rescate de Pemex en Nueva York.

 

En la banca y entidades financieras internacionales, ven al gabinete federal actual con la misma extrañeza que uno ve a un relojero con guantes de box. Igualito.

 

En lo inmediato, no importa si ha sido por falta de experiencia, conocimientos,  necedades ideológicas o maldad (sí, darle por su lado al Jefe, por no tener problemas, sabiendo que se equivoca, es maldad, aparte de cobardía). Lo que importa es que nuestro Presidente no ha tenido información cierta para tomar decisiones adecuadas. No se puede negar.

 

Quien lo dude, recuerde el papelón de Hacienda y Pemex en Nueva York: esa misma información de parvulitos (kínder), es la que le dan al Presidente. Él tiene que confiar, ni modo que ande checando sumas o tomando cursos rápidos de ingeniería petrolera, cuidado de infantes, turismo, salud pública, relaciones internacionales, educación, construcción de ferrocarriles, refinerías… y todo lo mucho que es su responsabilidad.

 

Él tiene que confiar… hasta que la realidad, siempre tan terca, pruebe -con la contundencia de una vaca echada a medio camino que nomás no se mueve-, que su gente lo engaña, sin mala intención o por canallas, es lo de menos, y habrá renuncias por motivos de salud… ¡ah! y por cierto: lo digan o no, pagarán sueldos adecuados: no hay expertos baratos, los baratos no son expertos sino en colocarse y quedar bien. No es broma de mal gusto: una asesorada de José Antonio Meade, cobrara lo que cobrara, es más barato que hundir la economía.

 

El Presidente, nuestro Presidente, de tonto no tiene un pelo. Ya le llegara su fiestecita a cada santito. Ya se sabrá que el tren Maya no es como se lo contaron; que la fiebre huelguista que se ha desatado tiene otras explicaciones; que la refinería en Dos Bocas, tiene otros tiempos de ejecución y otro costo; que el desabasto de gasolina fue provocado, por tonterías inexcusables.

 

Ya verá que las propuestas del tal Torruco en Turismo, son tonterías de baba muy espesa; que las explicaciones campechanas del tal Espriú sobre aeronáutica y sobre la “confusión” de la reserva por cinco años de la información del helicopterazo que costó la vida a la Gobernadora de Puebla, su esposo y varios más, son errores graves, sospechosamente graves, tanto que no parecen errores. Y tarde o temprano, Marcelotzin Ebrard pasará a la báscula.

 

Pronto termina el tiempo de los “listos”; las mentiras en esos niveles de gobierno, tienen las patas cortas.

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