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Palabra de Esperanza / Galimatías

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Ernesto Gómez Pananá

Hoy tuvo lugar el cambio de poder ejecutivo en Chiapas. Inicia el tiempo -la ERA de Eduardo Ramírez Aguilar. Luego de la ceremonia formal de toma de protesta, el ya gobernador constitucional pronunció un discurso diverso y de larga narrativa histórica. Debo decir que me pareció un mensaje, de arranque, superior desde luego al del gobernador saliente y muy en el tono del que en su momento pronunciara Pablo Salazar, también célebre por su pedagógica oratoria. Sin duda un mensaje de arranque entusiasta y esperanzador. Respetuosamente comparto en esa colaboración algunos de los trazos que me parecieron más significativos.

El pasado septiembre, Chiapas conmemoró doscientos años de su incorporación como un estado más de la República Mexicana, una fecha que por motivos evidentes debió celebrarse a todo lo largo y ancho del estado en su justa dimensión. Desafortunadamente había mal clima y pasó desapercibida. Un desperdicio de momento histórico que se dejó pasar pero que hoy con pertinencia se menciona y que se engarza con uno de los elementos discursivos que más caracterizan el arranque de este gobierno, me refiero al concepto de “chiapanequidad”, que a su vez es el eje en el que se fueron bordando el resto de los elementos expuestos.

El ejecutivo entrante aludió a las lenguas originarias, a la celebración del congreso indígena a inicio de la década de los años setentas, a la participación de Rosario Castellanos como gestora del reconocimiento a esos pueblos a partir de promover que ellos mismos se reconocieran como pueblos hablantes de lenguas comunes, como personas y pueblos capaces de dialogar, encontrarse y desarrollarse juntos a partir de una “Palabra” común.

Enseguida, el gobernador mencionó otro de los pasajes fundacionales del acontecer político de Chiapas, al aludir al EZLN, reconocer a sus militantes como actores sociales que legítimamente representaron las causas indígenas y que en el amanecer de enero 1 de 1994 levantaron la voz para recordarnos que los habíamos olvidado. Se enchina la piel al escuchar esta justa alusión luego de tantos años de silencio indolente. Nunca más.

Hizo alusión a su lema de campaña, “abrir la conciencia”, y aquí tuvo otra mención excepcional al nombrar al obispo Samuel Ruiz, su labor como defensor de los pueblos indígenas y su papel como mediador en el levantamiento zapatista de 1994. Aludió a las enseñanzas del J’tatik respecto de los proyectos y obras de gobierno. Don Samuel decía, aludió ERA, que los proyectos y obras de gobierno debían de pensarse no exclusivamente en términos de viabilidad económica o estabilidad financiera sino más bien de rentabilidad social, una rentabilidad social que abona a la gobernanza, a la estabilidad y en consecuencia, a la paz. En verdad, si esa es la idea, si ese es el génesis del plan de gobierno, la esperanza es mucha y los resultados serán sin duda generosos.

Más adelante, luego de haber mencionado a Don Samuel, en el discurso apareció otra figura a la que -coincido plenamente- Chiapas no le ha hecho justicia, refiriéndose al padre de la patria chica de las y los chiapanecos, el tapachulteco Fray Matías de Córdova, educador, defensor de los indígenas, escritor, periodista. Una figura frecuentemente olvidada pero que en esta era seguramente será reconocida como debió hacerse hace mucho, como uno de nuestros padres fundadores, como una piedra de toque en nuestra historia. Que sea inspiración y referencia son garantías de que nuestra patria chica marchará con paso gigante a la gloria.

Ya en el último tramo del mensaje, el gobernador usó un concepto también reconfortante, un término que otros gobiernos tal vez usaron sin entender -ni mucho menos practicar- su significado. Reconfortante escuchar un discurso que alude a la “conciencia social”, concepto olvidado en Chiapas los últimos seis años acaso por desconocimiento de causa o al menos de significado. Enhorabuena también.

Casi al final del mensaje, el ejecutivo pidió a toda la sociedad unirnos en la causa del combate al trabajo infantil. Celebro tanto la causa de la convocatoria en sí misma así como la preocupación por el tema: una de las grandes vergüenzas de Chiapas es la pobreza. Otras dos son el racismo y su normalización: el trabajo infantil es la síntesis cumbre de estos tres pesares, síntesis que solemos encontrarlo en cada esquina de los municipios urbanos de mayor tamaño en Chiapas. Un lema de mi padre en su primera campaña electoral fue, “privilegios solo a los niños”, hoy lo recordé al escuchar al ejecutivo expresar que las únicas obligaciones de las niñas y los niños de chiapas eran ir a la escuela y divertirse. Que así sea. Cualquier persona bien nacida debiera estar de acuerdo con ello y decididamente sumarse a la causa.

La palabra es vehículo de compromiso. Que sean seis años de acción congruente con el apasionado mensaje de hoy. Éxito para Chiapas. Lo merecemos.

Oximoronas 1. Termina el ciclo y nunca entendimos para qué es que lo quería. Larguísima noche.

Oximoronas 2. Felicitaciones a mi sobrina Romi, gimnasta multimedallista hoy en Guadalajara.

Oximoronas 3. No supo, no quiso o no pudo ni meter las manos. Hasta aquí el reporte del congreso del estado.

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