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País de instituciones / A Estribor

País de instituciones / A Estribor
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Juan Carlos Cal y Mayor Leí con interés el texto de mi querido maestro y amigo, el Licenciado Plácido Morales, publicado ayer en el diario Ultimátum. En el hace alusión a un comentario escrito por mí, que circuló en redes sociales. En realidad, se trata de una expresión que escuché -y a la que me adherí- del analista Pablo Majluf. Con Plácido, Carlos, Jorge y José Luis Morales, nos une una amistad de muchos años basada en el respeto mutuo y el intercambio de ideas, no siempre coincidentes. La amistad con Plácido es heredada de mi padre. A Plácido le debo la recomendación de interesantes textos sobre la historia de México y su conocimiento sobre la historia de Chiapas. Siempre que hay oportunidad nos enfrascamos en escudriñar y discutir diferentes tópicos, aunque por lo regular la historia es el tema central. Creo en la dialéctica, que es el arte del diálogo y de la discusión razonada. Cuando me refiero al “México de un sólo hombre y un sólo partido”, esbozo la idea y la convicción de que vivimos en una sociedad ideológicamente plural que debe ser representada en los diferentes órganos del estado y del gobierno. La expresión del “México de un solo hombre” proviene del llamado por Krauze “Siglo de Caudillos” en referencia a la predominancia durante un largo periodo histórico de al menos tres personajes: Antonio López de Santa Anna, Benito Juárez y Porfirio Díaz. Basta con sumar los periodos en que gobernaron para poder afirmarlo. Dice el Maestro Plácido que no es el caso de López Obrador. Argumenta que el presidente “Podría cómodamente mandar sobre el partido, pero se ha separado y mantiene abierta distancia con Morena, la evidencia es que, con una sola señal de él, se acabarían los conflictos”. Ciertamente y eso confirma mi tesis. Lo que sucede es que al interior de Morena hay expresiones disidentes como la de Muñoz Ledo que ha señalado a sus compañeros como “lambiscones” comenzando por Mario Delgado y una caterva de legisladores carentes de experiencia que llegaron a sus cargos de elección gracias al tsunami Lopezobradorista. La diferencia es que mientras Porfirio piensa en trascender, la mayoría piensa en reelegirse o seguir en el poder. Con él no se atreven como si lo hicieron con la senadora Lilly Téllez a quien la Comisión de Honestidad y Justicia que dirige el dominicano Héctor Díaz-Polanco amagó con expulsar. También es cierto que los legisladores de Morena han propuesto iniciativas, la mayoría absurdas ocurrencias y que por lo mismo no han prosperado. Lo que si han hecho es mayoritear al viejo estilo priísta y sin ningún consenso todas las iniciativas que manda el presidente a la Cámara de Diputados. También se han topado con el dique que representa Ricardo Monreal en la Cámara de Senadores. Pero esto es así porque tanto Monreal como Muñoz Ledo no se han dejado mangonear. De los gobernadores ni hablar. Se han convertido en copias piratas de López Obrador. Todos alineaditos y sin ningún beneficio. Sólo ponderar y presumir lo que manda el presidente para sus estados. Las primeras declaraciones del ahora presidente de la Corte Arturo Zaldívar fueron de dar pena al casi ponerse a las órdenes de la 4T. Afortunadamente es un órgano colegiado y los Ministros así como los Jueces Federales, han dado muestras de independencia. Eso si, los fustigó hasta obligarlos a bajar sus sueldos casi a la medida del traje que él se puso al llegar a la presidencia. Con el federalismo ha sucedido lo mismo. Los gobernadores de oposición han pintado su raya ejerciendo la soberanía que les concede la Constitución de sus Estados. Es un “estira y afloja” porque el presidente ha dispuesto de la hacienda pública a su antojo acaparando una enorme bolsa para poder llevar a cabo sus grandes proyectos y programas asistenciales. Los gobiernos estatales no han tenido la posibilidad de inyectar mayores recursos para resarcir los efectos económicos de la pandemia. Pasa lo mismo con los medios de comunicación y la libertad de prensa. Dice el presidente que nunca había habido tanta libertad cuando un día si y otro también los fustiga y llama conservadores, acusa de falseadores y toda clase de epítetos. Es un derecho no una concesión. Y el INE por supuesto tampoco se salva. Ya se olvidó el presidente que desde 1997 la izquierda ha gobernado la CDMX y ganado un sinnúmero de alcaldías, diputaciones locales y federales además de gobiernos estatales. Tiene razón el Maestro Plácido. México no es el País de un sólo Hombre ni de un sólo partido. Sólo que no es concesión graciosa del presidente, sino la lucha que día a día sostenemos quienes creemos en un País de Instituciones. Como decía el poeta Ramón Campoamor: «Nada hay verdad ni mentira: / todo es según el color / del cristal con que se mira»

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