Guillermo Ochoa-Montalvo
Querida Ana Karen,
Amanda llegó al desayuno lujosamente vestida como muñequita de pastel; y me advirtió; apurémonos porque saliendo de aquí debo llegar a la iglesia. Seré la madrina de boda de la hija de mi amiga Luisa.
—Amanda, eso de los compadrazgos siempre me han provocado gran curiosidad. Hay quienes se lo toman muy en serio como un lazo sagrado de parentesco que cumplen de forma cabal. Hay casos donde el compadrazgo nace de un interés, compromiso o simplemente por participar en la fiesta. Incluso, con la precariedad en que se vive en México, se han convertido en los patrocinadores de las fiestas.
—Eso es cierto, me tocó ser madrina de arras, anillos, lazos, iglesia y flores. En total, seremos ocho madrinas y ocho padrinos para solventar los gastos de la boda. Sólo le faltó el padrino de luna de miel. Yo seré a principal porque me designaron como testigo y asistí a las amonestaciones del sacerdote, previas a la ceremonia.
—El compadrazgo era una relación de parentesco muy seria de carácter espiritual que se asumía para cuidar y proteger y guiar espiritualmente a los ahijados como si fuesen sus hijos de sangre. Y en esa relación existía mucho respeto del ahijado hacia la madrina o padrino con un vínculo de unión muy fuerte entre los compadres, siempre presentes en las festividades de los ahijados. Esa relación podría nacer en ceremonias de bautizo, primera comunión, conformación y bodas.
—En México, es toda una institución cultural y social bastante compleja que se extiende desde las pequeñas comunidades rurales hasta las grandes ciudades. Además, esa relación creaba lazos lazos de apoyo, confianza y reciprocidad que contribuían a la cohesión social y al bienestar de las personas. Pero, ha evolucionado y ahora, se le utiliza hasta con fines político electorales al construir compadrazgos en todo el territorio que se desea conquistar; y por supuesto, la gente lo toma muy en serio, menos el padrino que lo emplea con fines prácticos y utilitarios.
—Sucede Amanda que la lealtad del compadre a veces favorece al político o al empresario al hacer compadre al lider sindical, a sus proveedores del campo o le ayuda al ascenso social cuando el empresario logra convencer a un importante distribuidor de sus productos para ser padrino de alguno de sus hijos.
—Desde el enfoque sociológico, está presente en las poblaciones indígenas y mestizas como una institución relevante en el proceso de cohesión social por su sustento en su sacralización conforme a la Ley Canónica. Siendo sus principales las principales funciones: estructurar las relaciones individuales o familiares verticalmente entre miembros de diferente clase y solidificar las relaciones sociales horizontalmente entre los miembros del mismo vecindario.
—Recordemos, Amanda que tanto en compadrazgo como las cofradías hacen participar a sus miembros como un gran grupo que se ayuda en sus necesidades económicas, sociales y religiosas; ambas brindan apoyo en las enfermedades, se visitan, se llevan comida y se cuidan; ambas fomentan la moralidad reconociendo obligaciones mutuas y patrones de acción; ambas facilitan la ley y el orden; ambas dan ayuda espiritual, especialmente en la muerte; y ambas refuerzan la solidaridad social a través de ritos prescritos sea por la religión o ante las crisis en el ciclo de vida.
—Quizá por ese motivo, la relación entre compadres supere ahora la del padrino con el ahijado donde la colaboración económica, laboral, o de asenso social, cobra mayor importancia. Por otra parte, para los políticos es benéfico ser padrinos de generación. Los jóvenes menores de edad son votantes potenciales y los universitarios representan un capital político importante.
—Ahora que lo mencionas, Amanda, creo que debiese legislarse como nepotismo, las relaciones de compadrazgo que contribuyen a crear estructuras de corrupción basadas en la lealtad entre compadres. Hemos presenciado en la actualidad muchos casos de este tipo.
—En realidad cuando se establece una relación de comadrazgo debe considerarse que a ellos se vincula una segunda que es la del padrino y el ahijado, y por ello, surgió el término de compadrinazgo que trata de vincular la doble relación. El estructuralista Lévi–Strauss, les llama estructuras de parentesco ritual que pueden ser elementales o complejas, de acuerdo al tipo de sociedad e interés en que se construyen.
—Debemos considerar que en muchas ocasiones, el padrino se elige entre los propios familiares. Esta decisión puede obedecer a diversos motivos. Por existir mayor confianza entre familiares para guiar a sus ahijados; por no tener relaciones externas a quien confiar esta responsabilidad o por evitarse suntuosos gastos en la celebración de la fiesta.
—Pues casi siempre cuando se elige a un familiar es por el apego religioso a la creencia de asegurar la protección y bienestar del hijo a quien sí responderá a esta confianza, ya que algunos apadrinamientos son únicamente de palabra. Los apadrinan y nunca más vuelven a verse. Sobre todo, en el caso del bautizo que sin duda, es el más significativo de todos.
—Sin embargo, Amanda. Cuando se designan a los padrinos de boda también se tiene la expectativa de que serán, más tarde, los padrinos de sus hijos. Así la misma persona se convierte en padrino y compadre.
—Como sea, esta relación de compadrazgo forma parte de la estructura social de parentesco que en México admire diversas formas, significados y rituales en la ceremonia como en la vida cotidiana. En muchas comunidades la presencia del padrino es motivo de fiesta y se le recibe con comidas y bebidas; sobre todo, bebidas hasta embolarse.
—Claro y también existen aquellas situaciones en que el compadre se le arrepega a la comadre y dan de qué hablar. En particular cuando el compadre finge demencia.
—Ya te fuiste por otro lado; pero algo interesante es que cuando analizas estas relaciones de forma geográfica, nos daremos cuenta de que existen diferencias entre el Norte y el Sureste del país, Algunas son diferencias sutiles y otras son muy marcadas.
—Efectivamente, en México, el compadrazgo, como institución social importante, presenta variaciones entre el norte y el sureste del país, tanto en sus prácticas como en sus funciones. En el norte, el compadrazgo tiende a ser más pragmático y funcional, centrado en relaciones de reciprocidad y apoyo mutuo en actividades económicas y sociales. En el sureste, el compadrazgo suele tener un carácter más ritualista y simbólico, con un fuerte componente religioso y comunitario, reforzando lazos familiares y sociales a través de ceremonias y tradiciones arraigadas.
Como sea, considero que en el Sureste la relación suele ser más íntima, de confianza y afecto por su componente religioso y para mí, esto es una cuestión de amor.
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