* Los agresores, identificados como Los Herrera, forzaron a más de 800 residentes, en su mayoría mujeres y niños, a huir hacia áreas montañosas y comunidades cercanas.
Redacción / Alfaro Noticias
El 30 de julio de 2024, la comunidad de La Esperanza, en el municipio de Chenalhó, Chiapas, sufrió un ataque violento que provocó el desplazamiento masivo de sus habitantes. Alrededor de las 5:00 a.m., un grupo de aproximadamente 200 personas armadas, vestidas con ropa oscura y cubrebocas con diseños de calaveras, irrumpió en la localidad y abrió fuego contra las viviendas. El ataque, que se prolongó durante varias horas, generó una situación de pánico entre los residentes.
Debido a la violencia, cerca de 800 personas, entre ellas mujeres y niños, abandonaron sus hogares y se refugiaron en áreas montañosas y comunidades vecinas. Este movimiento de población es parte de una crisis humanitaria en la región, exacerbada por la continua violencia de grupos criminales que disputan el control territorial.
La violencia en Chenalhó se intensificó desde el 22 de julio, cuando la comunidad comenzó a recibir desplazados de Tzanembolom, que huían de enfrentamientos similares. El grupo responsable del ataque, conocido como Los Herrera, está en conflicto con otras facciones criminales por el dominio en la zona. Los Herrera han sido identificados como los perpetradores de este ataque, que ha dejado a la población en un estado de vulnerabilidad extrema.
A pesar de la gravedad de la situación, las autoridades locales aún no han proporcionado una respuesta significativa. La falta de intervención oficial ha dejado a los desplazados sin una asistencia adecuada y ha complicado la situación humanitaria en la región. Los residentes de La Esperanza se han visto obligados a buscar refugio en comunidades cercanas y en las montañas, mientras enfrentan la inseguridad y la falta de recursos básicos.
En respuesta a la crisis, organizaciones humanitarias y autoridades locales están intentando proporcionar asistencia a los afectados. Sin embargo, la situación sigue siendo crítica y se requiere una respuesta más contundente para garantizar la seguridad y el bienestar de los desplazados. Las comunidades cercanas han ofrecido apoyo temporal, pero la necesidad de ayuda humanitaria sigue siendo urgente.