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Oleajes entre cabras y dunas / Al Sur con Montalvo

Oleajes entre cabras y dunas / Al Sur con Montalvo
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Guillermo Ochoa-Montalvo

Querida Ana Karen, 

¡Oh, maravillosos libros!, un exégeta en cada lector te dio. Es verdad, cuando escuchamos a quienes reseñan libros, o a los presentadores  y críticos, nos damos cuenta que cada uno tiene una lectura diferente del mismo libro. Todos, cada uno de nosotros, tenemos una lectura propia del mismo libro que nos hace percibirlos desde nuestra experiencia, emociones y sentimientos que se disparan como un resorte en nuestra mente.

Eso es lo valioso cuando dos o más escritores reconocidos presentan las obras de ISMAEL PÉREZ VÁZQUEZ y ROBERTO GALINDO DOMÍNGUEZ. Todos ellos nos hablaron de los oleajes entre cabras y dunas. En estos casos, los presentadores Rosy Vázquez, Mariana Bernarda y otros, nos entregaron diferentes visiones del libro “PASTOREAR ES ATAJAR EL OCEÁNO” de Ismael. 

Lo mismo sucedió con el libro de Roberto Galindo, “LAS DUNAS SERPENTEAN EN LA PLAYA” comentado por Luis Enrique Moscoso y Selene Argueta; ambos con una brillante exposición. Moscoso escribió un cuento de los relatos de Roberto mientras Selene, se enfocó en los aspectos técnicos de la obra. Yo, presencié con sus palabras una película donde las olas, las dunas y las cabras se movían alrededor de paisajes marinos; una película con escenas románticas, poéticas, eróticas, de suspenso, intriga, drama, entremezclando realidad y ficción con la maestría de ambos autores.

Por segunda vez, escuché al poeta Ismael Pérez Vázquez hablando esta vez, de sus cabras; de la religión que le profesa a sus Aries; de su amor a las cabras cuya leche le devolvió la salud; de las mañanas de pastoreo; del paisaje bucólico junto a su rebaño y a la cabra que lo olfatea reconociendo a sus pastor; y todo ello, plasmado en poemas que nacen de su experiencia, del silencio que le acompaña al escribir en madrugadas donde hay que capturar las palabras antes de verlas desvanecer con el sueño.

Ismael nos dice: “¡De verdad!, las cabras no son locas; son animales muy inteligentes y alegres haciendo cabriolas; saltan y nos observan con sus 290° de visión; prácticamente se miran la cola. A veces, están mirando para el horizonte y cuando nos agachamos para amarrarnos los zapatos, ya nos ganaron el paso caminando sin el pastor. Tan abusadas que cada líder divide al grupo para avanzar en distintas direcciones. Los pastores salimos tras el rebaño; las cabras nos quedan viendo. Ahora, ellas nos pastorean; ubican dónde estamos y qué estamos haciendo. Así, en el primer descuido unas se van para acá y otras corren por allá como olas en el mar”.

Ismael evoca ese momento en que sus animales entran en celo. “¡Octubre, octubre!, es un mes hermoso porque hay luna donde empieza a bajar la intensidad del sol y las noches se miran oscuras. Así, todos los rumiantes entran en celo con la luz baja. Entonces cuando uno quiere que las reses, que no están en celo,entren en calor, se lesos encierra en cuartos oscuros con muy poquita luz; y aquí los machos entran en celo porque entran”. Ismael describe el olor de las cabras cuando la monta se realiza en octubre para parir en febrero, cinco meses después”. 

Ismael explica su devoción por las cabras “Cuando yo era niño no había muchas proteínas compuestas como ahora; aparte, la alimentación era deficiente cuando nací en 1967 y entonces nos daba por comer tierra y en esas, comí huevecillos de lombrices, y ahí tiene a mi madre llevándome con doña Lolita Pérez que en paz descanse. Ella recetó que me dieran lafite durante un año; una hierba muy amarga que para niños es terrible; y como estaba muy jodido, nos dijo <pues que tome leche de cabra>. Sané y ahí quedó ese episodio en mi subconsciente o en el recuerdo el sabor de la leche de cabra que evoco con gratitud al salvarme con la leche de cabra”.

Otro oleaje resuena sobre las Dunas. Son las voces de Moscoso, Selene y Roberto quienes quienes antes de conocerlo, leyeron el libro y hasta ese día, le dieron rostro a la obra. 

Luis Enrique Moscoso expuso “La bitácora del capitán” interpretando las “Dunas Serpentean en la Playa”. Inició con un fragmento del Popol Vuh: < “en el principio no se manifestaba la faz de la tierra sólo estaba en el mar en calma y el cielo en toda su extensión no había nada. Nada que hiciera ruido ni cosa alguna que se moviera ni quitara ni hiciera ruido en el cielo; no había nada que estuviera en pie sólo el agua en reposo el mar solo y tranquilo no había nada dotado de existencia >. “Y bueno, hay una sensación de vacío en el estómago que el lector asiduo bien conoce cuando comienza la lectura de un libro. El libro aporta un elemento de misterio a todo lo que implica la lectura y los tres relatos posteriores.

Moscoso agrega: “Lo primero que vino a mi mente fue la omnipresencia del agua ese elemento que fue testigo y protagonista de creación, según los mitos fundacionales y que según Marlene Sertuche, < es debido a su naturaleza de masa indiferenciada a su flexibilidad y a las formas físicas que asume para manifestarse >. “Roberto encuentra infinitas maneras de fusionarla con sus palabras e imágenes. A eso se debe también que la literatura… muchas veces funcione como metáfora para expresar otras realidades, porque parafraseando, < el ciclo del agua y el ciclo de la vida son uno mismo >”.

“Galindo tiende el agua como un lienzo interminable donde sucede la existencia el agua como elemento que todo lo crea y destruye; los personajes cuidadosamente tallados al milímetro se presentan como seres comunes y corrientes algunas veces atormentados por sus pensamientos por el amor por la ambición, la inocencia o el sueño, pero siempre manteniendo un aura de realidad que no compite si no abona con la narrativa”.

Selene comentó “Percibo que este es como un es un extracto de de muchísimas cosas más que que ya pasaste que ya viviste y que de algún modo pues está ahí, plasmadas en un libro; pero estoy segura que hay muchísimos más historias que quizá dejaste fuera para poder consolidarlo y condensarlo. Voy a hablar un poquito de mi apreciación en una en un sentido técnico, pero también muy personal. Para mí,Roberto no es un escritor que observa desde la distancia es un explorador marino. Tuve que investigar algunos conceptos que no entendía muy bien y traducir los textos en inglés.

Para mí este no es un libro que se limite a una sola trama las dunas serpentean en la playa es un mosaico de relatos que se entrelazan bajo la poderosa influencia de investigación y el misterio. Cada historia nos presenta personajes diferentes cada uno con su propio universo, pero todos convergen en un punto crucial la realidad cruda y fascinante en los entornos costeros. El libro está impregnado de elementos tan tangibles como poéticos el mar, la playa y las dunas no son solo escenarios, sino personajes en sí mismos”.  

Y tras un extenso análisis de la obra Selene remata: “También he disfrutado mucho el surrealismo de uno de sus relatos, donde la experiencias sexual es tan intensa que se convierte en un fenómeno geográfico y astrológico En este relato opera en dos planos, el real de la acción sexual y el simbolismo cósmico de la experiencia”.

Quisiera transcribir las palabras de cada uno de ellos, pero la columna me permite 1300 palabras y la exposición de Selene, Moscoso y Roberto, rebasan las 14 mil. Así que dejaré al lector que adquiera los libros y descubra los secretos marinos entre cabras y dunas, porque esta transmisión del conocimiento tratada en relatos de ficción es una cuestión de amor.

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