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Ofrendas y altares de muertos / Crónicas de Frontera

Ofrendas y altares de muertos / Crónicas de Frontera
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Antonio Cruz Coutiño

Compañeros universitarios. Compañeras, chavos, banda. Pongan atenciooon. A la una, a las dos y a las treees. Atención, mucha atención. Ya están los tres premios mayores para las ofrendas y altares de muertos. Atención, atención. Guarden calma y hagan silencio, compañeros. El honorable jurado calificador, tras deliberar, acaba de pasarnos los nombres de los grupos y equipos que han ganado los tres primeros premios del Segundo Concurso de Altares y Ofrendas Mortuorias. ¡Aquí van! ¡Silenciooo! Pongan atención.

El tercer lugar, con una bolsa de… tres-cien-tos pesos y diez por ciento de rebaja en la colegiatura del próximo semestre… El tercer lugar es para el altar chiapacorceño y sus flores de nulibeee… ¡Para el quinto semestre grupo único del Bachilleratooo! [No se hacen esperar los gritos estentóreos, chillidos, pitos, tamborazos, aplausos y rechiflas, y una marabunta frente al estrado].

El segundo lugar, provisto ni más ni menos que por la cantidad de qui-nien-tos-pe-so-tes, además del diez por ciento durante el siguiente semestre es paraaa… Es para el estilo oaxaqueño de San Pedro Tapanatepec. ¡Para los compañeros del sexto semestre de la Licenciatura en Ciencias de la Educaciooon! [Ocurre lo mismo aunque ahora, los diez o doce constructores del altar susodicho, invaden por completo el pequeño tablado].

Y ahora siii, por el premio mayor, banda, compañeras, chavos… por los setecientos cincuenta pesos-pa-las-caguamas, además del diez por cientooo… El primer lugar es para el altar de muertos al estilo de la región central de Chiapas… Para los amigos y amigas del… ¡Tercer semestre grupo B de la Licenciatura en Administración de Empresas Turísticaaas! [Todo el mundo grita, aúlla, aplaude y hasta se escuchan trompetas].

Y todo esto efectivamente, palabras más, palabras menos, escuché hace días, antes de la celebración del Todosanto o Día de Muertos, aquí mismo en Tuxtla Gutiérrez, en la UVG o Universidad Valle del Grijalva; institución que pordios, hasta antes de ahora, no conocía más que sus siglas. Aunque a ciencia cierta no sabía qué era ni dónde estaba.

Llegué por invitación de Eleaneth Rojas Nucamendi e Israel Alférez Chávez, ambos exalumnos míos, egresados de la Licenciatura en Comunicación de la Facultad de Humanidades de la UNACH. Ella, excelente en la formulación y defensa de su tesis, hace dos años, y él todo un profesor de carrera desde hace diez. Por ellos me comprometí, por ellos fungí como miembro del Jurado y a ellos agradezco mi satisfacción, alegría y deleite. Casi cuatro horas de euforia, pues, cuando llego a las seis de la tarde, los altares van a medias y todo es un tianguis, pachanga en pleno.

Toda una explanada central, dividida en tres camellones habían dispuesto para los nóveles artistas plásticos, donde corrían, iban, venían y acarreaban; mientras dos grupos de tambores y chirimías, amenizaba el conjunto. Veía panes, tamales y platillos. Papeles multicolores, flores, ramas y hojas. Pinturas, piedras, dulces y pétalos. Velas, veladoras e inciensos. Fuegos, brasas y mil chucherías.

Por teléfono y por correo me convencieron. “Va’ver regalitos, profe, dulces y tamales”. “Ya tenemos a los otros dos jurados y ya están listos los formatos de calificación, profesor”, insistía Eleaneth y… ahí me tienen. Disfrutando de esta algarabía. Muestra fehaciente de su gran valor social, cultural y educativo. Promoción y fomento de la práctica de nuestras tradiciones entre las y los muchachos preparatorianos y universitarios: recordatorio de lo que somos; reinvención de los factores de nuestra identidad sociocultural.

Me imaginaba que al tratarse no de una institución pública sino privada, encontraría híbridos, mixturas, sincretismos y otros asegunes, tomados de la tradición jalowiniana, anglosajona, pero… ¡Oh sorpresa agradabilísima! Salvo un joven disfrazado de zombi y dos niñas vestidas de “brujas”, con calabazas plásticas en sus manos ―aparentemente hijas de algún profesor―, todo, absolutamente todo lo observable correspondía a las diversas tradiciones de Chiapas, el sureste del país e incluso del Altiplano Central de México: ataúdes es cierto, pero sobretodo tumbas, altares, techos, cercas, palmas, hojas y plantas enteras de plátano; fotografías de difuntos, olor a copal y otros inciensos, cempasúchitl a pasto, flor de seda o “cresta de gallo” y otras flores de ocasión; papel picado, aderezos de papel crepé y papel de China, y un largo etcétera. 

Experiencia y aprendizajeNi duda cabe: gratísima experiencia. Ahora ya sé y lo comparto con ustedes: habría que sistematizar los elementos característicos, constitutivos de las muestras, exposiciones o concursos de ofrendas y altares de muertos. En primer lugar, la ascendencia o inspiración del objeto: motivos chiapanecos o de otras partes del país. En segundo, sus elementos estructurales: fustes y ramas de plátano, caña de azúcar, palmas, etcétera. Techo y/o muros, juncia o flor natural desmenuzada en el piso, papel picado, flores de papel, etcétera. Y en tercer lugar, los elementos de las ofrendas: flores frescas, típicas del Todosanto, velas y/o veladoras, braseros e inciensos en plena combustión, frutas frescas, calaveras de dulce, pan de muerto, dulces artesanales, tamales diversos, platillos típicos y objetos del gusto del difunto. 

Conjunto de caracteres aparte, sería el de los siguientes ítems: 1. Presencia de elementos tradicionales y/o modernistas, 2. Originalidad en la composición del objeto, 3. Corta descripción oral e indumentaria de los miembros del equipo. Otra sección comprendería: 3. Llimpieza aledaña, iluminación eficaz, numeración del objeto (ofrenda o altar) y ficha de identificación. Y finalmente, 4. La valoración personal del juez: excelente, muy bien, bien, suficiente, deficiente y de plano, mal.

Remate o colofónAl final, supe por algunos profesores de la institución —compartía con ellos las respectivas cosechas. En mi caso un par de calaveras dulces, panes de muerto, nuégados, encurtidos, atol agrio y dos trozos de calabaza en conserva—, que la UVG había sido fundada por “Jarvey”, un antiguo profesor de la Facultad de Humanidades, comerciante y protestante para más señas, hoy incorporado a la “política” en tanto que diputado local, tras haber efectuado, según los docentes, “el negocio de su vida”. 

Contaban que vendió a precio de oro la marca, el profesorado, el mobiliario y el equipo del plantel. No así las instalaciones, aunque sí alquiladas durante veinte años. Que hoy forma parte del consorcio Aliat Universidades y que, una de dos: la compañía forma parte de la cervecera Grupo Modelo o… de algún grupo de inversionistas gringos. 

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