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Nos vemos a la salida / La Feria

Nos vemos a la salida / La Feria
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Sr. López No hace falta recordarle que el primo Danielito tenía -tiene- el cociente de inteligencia de un caracol de jardín. Tampoco, que terminó Preparatoria e Ingeniería Civil, gracias a los inconfesables oficios del primo Pepe, inteligentísimo e impresentable gandalla ‘cum laude’, que se encargó de eso sin que ni lo sospecharan Danielito ni sus papás (son tan decentes que se hubieran opuesto). Bueno, pues el día que se tituló, sus papás le hicieron una fiesta como de entrega de los Oscares. Al año siguiente, el mismo día y por la misma razón: segunda fiesta y así, cada año, fiesta porque se había titulado. Danielito a la fecha no ha trabajado un solo día en su ya larga vida; y la costumbre de la fiesta anual, sigue. El primo Pepe comenta que todavía no puede creer que terminó la carrera. Ha de ser. Que recuerde este menda, los presidentes de antes no celebraban su elección… solo a Fox, al año de haber derrotado al PRI, el mero día de su cumpleaños, se le ocurrió celebrar ambos aniversarios, casándose con la señora Martita (solo a él se le ocurren esas cosas), y con un brindis privado en Los Pinos, con el presidente del gobierno español, José María Aznar. El año pasado, en la mejor tradición del pricámbrico clásico, el Presidente retacó el Zócalo de la capital del país (con las acostumbradas fotos en la prensa del día siguiente, de las filas de autobuses en que fueron transportados desde varios estados de la república, los entusiastas acarreados); ya con su público debidamente acomodado como reses en feria ganadera, presentó un ‘informe’ y la gente se desgañitó echando porras y acabaron acalambrados los matraqueros. El tenochca simplex de más de 40 de edad, bosteza. Este año, segunda fiesta, pagada por todos nosotros, ¿eh?, aunque esos gastitos no aparezcan jamás en ninguna cuenta pública y cuesta millones cada multitudinario festejo con verbena. Si no sucede nada fuera de lo esperable y deseable, hágase a la idea de que hará su fiesta personal en el Zócalo otras cuatro veces… total, peores cosas hemos visto, como las masas delirantes que abarrotaron el Zócalo para dar la bienvenida a Echeverría al regreso de uno de sus largos viajes por el mundo. No pasa nada, ellos lo disfrutan y hasta se lo creen. Ahora que está de moda ponerse en modo evangélico, cosas de la 4T, peculiar izquierda que celebra casi echando cuetes la entrada en vigor del T-MEC, apoteosis del libre mercado y el neoliberalismo como le dicen sin saber qué dicen, sería de caridad cristiana y de amigos, le vayan advirtiendo que para la tercera pachanga en el Zócalo, va a tener que presentarse con algún resultado tangible, porque la raza, por más que vaya pagada y con las consignas que deben gritar apuntadas, a veces se voltea y se pone en mal plan… ¿o de veras piensan que los abucheos y gritadas que le han tocado al Presidente en varias de sus giras, son todas pagadas por los fifis, conservadores, enemigos de la transformación?… no, señores, cuando se acaba la vela, se apaga. En esta segunda fiesta de ayer, todavía resuelven la cosa con babas, no hay problema. Pero para la tercera, decir que derrotaron a los malos de malolandia, será un cuento muy desgastado, ya se sabe, se sabe desde 2018, ¿de veras creen que seguirle diciendo a Caperucita Roja, ya cuarentona, que la salvaron del Lobo Feroz les alcanza para seguir obteniendo sus favores?… no, el agradecimiento tiene límites. Y peor ¿y si la gente se da cuenta que sigue más o menos todo igual?… ¿y si la Caperucita de repente se acuerda que el lobo no se la echó pero sí su ‘salvador’, qué, va a seguir muerta de agradecimiento?… no, se puede enojar y hasta peor. Digamos que el primer año se acepta como de acomodo de posaderas en Silla Presidencial. De acuerdo… ¿pero a dos años del triunfo, a 19 meses de haber tomado el poder, todo el poder, todavía no le agarran el modo? La gente no es tonta. Hay gentes tontas, pero no ‘la gente’. Tarde o temprano y parece que ya pronto, la gente va a recapacitar: ¿la corrupción se acabó? (¿de veras esperan que los sonados casos de corruptelas por aclarar de entre los miembros de la 4T, se van a olvidar?); ¿la seguridad pública se recuperó? (¿o de veras confían en que la liberación de Ovidio el Chapito, quedó en anécdota?, ¿que el saludo de mano a media carretera a la mamá del Chapo, la gente lo ve como lo más natural de parte del Presidente de la república?); ¿la educación pública de veras mejoró? (porque hay estados enteros de la república en que están que trinan contra la CNTE, esa que el Presidente recibe en Palacio)… y tantas, tantas promesas más incumplidas. El Presidente y sus más fieles seguidores, pueden estar tranquilos y no es tan difícil que en las elecciones de 2021, salgan airosos, que con todos los recursos del poder y el dinero que haga falta, se pueden comprar o rentar partidos, partiditos, candidatos y candiditos… pero ¿y luego? Sí, inexorablemente llega el momento de dar resultados. La estrategia de dividir y confrontar a la sociedad, funciona como estrategia de intenciones inconfesables, pero no resuelve los temas nacionales, que todos, hoy, están peor que cuando se le entregó el país en bandeja de plata al Presidente. Y otra cosa: el México de hoy, no es el de tiempos de Echeverría ni Díaz Ordaz. Hoy sí funciona el Poder Judicial, al menos la Suprema Corte; hoy, el Senado ya no es la mayordomía del Ejecutivo; hoy, algunos órganos autónomos, el INE a la cabeza, tienen vida propia y son de la ciudadanía, no del gobierno. Y si duda, nomás fíjese lo que pasó ayer: la Fiscalía General de la República festejó triunfal, la detención de José Ángel Casarrubias (a) “El Mochomo”, líder de ‘Guerreros Unidos’, supuestamente, sospechoso clave de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa… y ayer mismo, una Juez federal ordenó la liberación inmediata del señor… a este paso, este gobierno quedará en la historia como ‘el no doy una’… y especialmente en política, todo se paga. Nos vemos a la salida.

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