Norma Piña cierra su gestión en la SCJN con críticas a la reforma judicial y al oficialismo
* Destacó la falta de un diagnóstico adecuado para la reforma y advirtió sobre los riesgos para los derechos humanos y la independencia judicial en el país.
La ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Norma Piña, presentó su último informe de labores con una severa crítica a la reforma judicial impulsada por Morena y la Cuarta Transformación. Durante su discurso, Piña denunció un contexto de ataques y amenazas hacia jueces, magistrados y ministros, señalando que desde hace seis años se ha gestado una campaña de desprestigio contra el Poder Judicial que busca deslegitimar su autonomía.
Piña destacó que esta narrativa oficialista, que califica a los juzgadores como “traidores al pueblo” y corruptos, ha sido utilizada para justificar una reforma judicial que subordina al Poder Judicial a intereses políticos y electorales. Entre las decisiones que generaron tensión con el gobierno, mencionó la invalidez del “Plan B” electoral, la transferencia de la Guardia Nacional a la Sedena y la reserva de información de proyectos prioritarios. “La independencia judicial es esencial para garantizar los derechos humanos y servir como contrapeso ante el poder”, afirmó.
La ministra cuestionó la falta de un diagnóstico previo para implementar la reforma, señalando que se trata de un cambio sin precedentes a nivel mundial que pone en riesgo los derechos de los mexicanos. Además, criticó la falta de propuestas para mejorar otras instituciones como las policías, fiscalías y el sistema penitenciario, que también enfrentan profundas crisis. Piña expresó su preocupación por los efectos de la militarización y la prisión preventiva oficiosa, medidas que, según dijo, han agravado los problemas de justicia en el país.
El acto estuvo marcado por la ausencia de altos representantes del gobierno federal. Ni la presidenta Claudia Sheinbaum ni los presidentes de las Cámaras del Congreso acudieron al evento, enviando a César Yáñez, subsecretario de Gobernación, como único representante. Esto contrasta con el respaldo mostrado en su primer informe, cuando figuras clave del Ejecutivo y Legislativo acompañaron a Piña en el estrado.
Desde el oficialismo, las declaraciones de la ministra fueron calificadas como actos de resistencia ante una reforma que, según sus impulsores, democratiza el Poder Judicial. Lenia Batres, ministra afín a Morena, calificó su discurso como los “últimos manotazos” de un poder que se percibía como elitista. Piña, sin embargo, rechazó esta narrativa y sostuvo que el verdadero reto es garantizar un sistema judicial independiente que sirva al país.
Norma Piña concluyó su gestión reafirmando que la justicia trasciende leyes y tribunales, siendo un tema de equidad, ética y derechos humanos. Con un llamado a defender la independencia judicial, advirtió que el poder sin control amenaza las libertades fundamentales.