Juan Carlos Cal y Mayor
Si es inteligente, como presumen, Claudia Sheinbaum no debe estar nada contenta con todo el escandaloso ruido que están haciendo sus correligionarios. Tanto en la cámara de diputados como la de senadores con la aprobación del robo de las afores “no reclamadas” a los adultos mayores -que tanto dicen apoyar- así como las modificaciones a la ley de amparo que afectan la naturaleza jurídica de esa figura cuya razón de existir es evitar los abusos de poder. Además, está el exministro Zaldívar que se ha convertido en un lastre en su campaña, un personaje que apesta a corrupción. Layda Sansores que tiene a miles de policías de su propio gobierno pidiendo su renuncia o Rocío Nahle a la que ya se le conocen más propiedades que al nopal.
SUMAS QUE RESTAN
En vez de sumar le restan a su campaña. Confirman la sospecha de que la continuidad de la cuarta transformación será también la continuidad de todas las arbitrariedades que se han cometido desde el poder a lo largo de este sexenio. De nada sirven entonces sus esfuerzos por acercarse a sectores como el empresarial y las clases medias para tratar de convencerlos de que sus propuestas no son necesariamente las mismas -sino mejoradas- para combatir problemas como el de la delincuencia que ella dice haber disminuido durante su gestión como jefa de gobierno.
LAS DOS CARAS
Por un lado, están las arengas populistas dirigidas a la clientela morenista que acude a sus mítines y se solaza con ellas, ya sabe usted: El Prian, los conservadores, Felipe Calderón, los neoliberales, el estilo y cantadito macuspano y por otro sus encuentros con otros sectores sociales entre los que se ostenta como una académica, científica, multigalardonada, además de responsable y eficiente funcionaria. Por un lado, el agitador de Noroña que protagoniza sendas escaramuzas cargadas de insultos y porriles barbajanerías y por otro -en las antípodas- el exrector José Ramón de la Fuente, dos personalidades diametralmente opuestas, dos caras de una misma campaña.
YA CÁLLESE PRESIDENTE
Por si se necesitaba más el incallable presidente se quejó de las críticas a su gobierno durante el primer debate dando a entender implícitamente que la señora Sheinbaum debió defender sus “logros” y no lo hizo. Solo falta que ella se lo pida: “ya, cállese presidente”. Ella procurando ser modosa y él -quítate que ahí te voy- interfiriendo una y otra vez en “su” campaña. Agreguemos la rispidez con que sus furibundos apoyadores atacan a Xóchitl e insultan a sus seguidores recibiendo a cambio la misma respuesta, cuando se supone que según las encuestas su candidata lleva una amplísima ventaja. No es esa la actitud que corresponde a quien se supone que va ganando.
EL PROTAGONISTA
El hecho es que todos esos escándalos están opacando la omnipresencia que había caracterizado su precampaña y faltan aún 40 días para las elecciones. El narcisismo presidencial parece no tener límites. Amlo sigue siendo el protagonista principal de la campaña cuando debería ser ella. Misoginia y ecocentrismo, él como centro del universo, siempre. Quiere siempre ser él niño Dios en las pastorelas.
ASÍ, ESTÁ EN CHINO
Antes, los presidentes se replegaban para que su delfín se convirtiera en el actor -en este caso la actriz- principal en la escena electoral. A este no le gusta estar ausente de la discusión pública ni un solo día, quiere ser el ajonjolí de todos los moles, la última Coca Cola del desierto. Fidel Castro fue el campeón de las peroratas, hablaba sin parar hasta 8 horas seguidas. Lo mismo Hugo que hablaba horas en red nacional interrumpiendo todas las transmisiones de las cadenas televisivas. Maduro es un maguillo en comparación. Por es que pareciera que Xóchitl compite contra él y no contra quien se supone es su rival en la campaña. Pobre de Claudia, pero cuando llegue ella va mandar -dicen algunos- pero, así como va está en chino. En chino que llegue y en chino que mande.
OPACADA
El tema que inunda las redes sociales no es Claudia, ahora es Zaldívar, los diputados y senadores haciendo sus acostumbrados osos, desgarriates y papelones. Ese rostro agresivo de Morena que antes les funcionaba bien pero ahora no, porque no va con el estilo personal de la candidata. El tema no es el debate de Claudia con Xóchitl ni la cobertura de sus campañas y sus contenidos, es Noroña y sus desfiguros en el INE. Es Layda y sus desplantes en Campeche (estamos mejor sin policías dice), es Nahle la casateniente, que ya no encuentra la manera justificar sus adquisidores inmobiliarias. Es Mario Delgado presentando su “juicio político” contra Norma Piña, que no pasará porque no tienen la mayoría calificada, pero vaya que hacen ruido. Un ruido que ensordece y opaca la campaña de su propia candidata.
EL SEGUNDO DEBATE
Ya viene el segundo debate. Después de que el primero dejará insatisfechas a las propias contendientes, parece que ahora la cosa será diferente. A mí se me hace que ahora si van a salir chispas. Ya no las vamos a ver tan bien portadas como en el primero porque puede presentarse la oportunidad de asestar tiros de precisión que den materia de qué hablar para los postdebates. Veremos, ya sin esos asesores estrella que terminaron maniatándola, a una Xóchitl más en su jugo, esa a la que no le temblaba la mano en la tribuna del senado. Y veremos a Claudia, enderezando sus entuertos, evitando acotar una diferencia que cada vez es menor, aunque sus estrategas hayan optado por pretender imponer la narrativa del ya ganamos. 40 días que se cerrará la competencia dejando la incertidumbre del resultado hasta el momento en que el INE dé a conocer sus encuestas de salida y empiecen a fluir los resultados…