Guillermo Ochoa-Montalvo
Querida Ana Karen, Como de costumbre, Amanda me despierta en la gélida madrugada recordándome que hoy le toca pagar el desayuno a ella. Ella es como la federación con los municipios, le aporto 100 y me regresa 4, lo que me recuerda la canción de la Bartola, “Ahí te dejo esos dos pesos, pagas la renta, el teléfono y la luz…”
Esta mañana, Amanda luce una espléndida y fina falda corta con la firma de Michael Costello, así elegante como lucen los funcionarios federales frente a los 2,446 alcaldes de México.
—No es justo, -me comenta Amanda, —me cobran una fortuna por el impuesto predial y resulta que en dos años no han podido reparar los baches de mi calle, el parque está en ruinas y ni siquiera pueden cambiar los focos del alumbrado público y de la basura ni te cuento, hace dos semanas que no se aparece el camión. Fui a reclamar y me piden que lo haga por escrito; además el encargado me sale con que el municipio no cobra el impuesto, que existe un Convenio con el Estado y las cuentas no les cuadran entre lo que les dan de dinero con el padrón de contribuyentes, pero ni siquiera le pueden reclamar a la Secretaría de Hacienda quien les hace las cuentas del “Gran Capitan”, y se quedan igual. La mayoría de los municipios en Chiapas y México, no cuentan con capacidad para administrar su impuesto predial ni el cobro del agua porque en muchos de ellos, ni siquiera existen contadores o administradores preparados o gente dispuesta a trabajar por sueldos muy bajos. Todo eso me explicaron.
—Esa es la triste realidad de los municipios, Amanda. El problema tiene su origen en la ignorancia supina de los Alcaldes quienes desconocen las leyes, los reglamentos y jamás han leídos la Ley de Coordinación Fiscal ni los Convenios que derivan de ella. Es como un embudo donde el chorro lo administra la federación, la parte media le cae a los estados y apenas unas gotas de ese gran caudal, llegan a los municipios.
—Pero la Constitución dice…, -la interrumpo con su malteada medio tomar.
—¡Mira!, la Constitución es un cuento fantástico; en su artículo 115, apartado IV B, dice: “Los municipios administrarán libremente su hacienda, la cual se formará de los rendimientos de los bienes que les pertenezcan, así como de las contribuciones y otros ingresos que las legislaturas establezcan a su favor, y en todo caso: b) Las participaciones federales, que serán cubiertas por la Federación a los Municipios con arreglo a las bases, montos y plazos que anualmente se determinen por las Legislaturas de los Estados”. La participación de la Federación a los municipios se realiza a través de las Participaciones Federales, que son recursos que se transfieren a los estados y de estos a los municipios. Estas Participaciones Federales se distribuyen de acuerdo a lo establecido en la Ley de Coordinación Fiscal (LCF) y los Convenios de Adhesión al Sistema de Coordinación Fiscal y de Colaboración Administrativa en Materia Fiscal Federal.
Los recursos que se transfieren a los municipios tienen como objetivo apoyar a los gobiernos locales para atender las necesidades de la población y fortalecer los presupuestos de las entidades federativas y se pagan a través del Fondo General de Participaciones y del Fondo de Fomento Municipal.
—Explícame eso de las Participaciones, – me pide Amanda mientras pide un desayuno abundante para ella y un licuado de chocolate para mí.
—Veo que tú practicas la misma equidad de la federación y los estados conmigo; pero así es, -le comento sarcásticamente.
—Ignoro a qué te refieres, pero sigue.
—Te pongo un ejemplo. Las participaciones son aquellas transferencias de recursos realizadas por la Federación hacia los municipios y entidades federativas correspondientes al Ramo General Presupuestario 28. Se caracterizan por: i) Ser de libre disposición de gasto; ii) Tener carácter resarcitorio dados los poderes tributarios/impuestos que ceden los Estados a la Federación a cambio de obtener el derecho de participar de las rentas de los fondos nacionales, a través de la firma y adhesión de acuerdos de coordinación fiscal. Las participaciones se componen aproximadamente por 9 fondos y por otros incentivos económicos, de los cuales los municipios no participan en todos los fondos. Porque desde la época de Fox, él decidió concentrar ese poder para controlar a los municipios; después, desde el 2018 la situación empeoró porque muchos recursos que llegan a los municipios van condicionados para desviarse a programas sociales, al pago de contratistas impuestos por el estado o la federación…
—Pero, ¿dónde queda la autonomía municipal, entonces?, -pregunta Amanda devorando un gran bocado de chilaquiles con pollo mientras yo le doy un traguito a mi licuado.
—Eso del municipio libre, autónomo y soberano es letra muerta, porque a los presidentes poco o nada les interesa luchar por salir de esa crisis. ¡Fíjate! En el año 2003 la Federación Nacional de Municipios de México declaró la abierta inconformidad de los 1,724 municipios que afilia esta agrupación, en contra de la política fiscal que ha emprendido Francisco Gil en busca del debilitamiento municipal con los recortes presupuéstales y que no han sido objeto de devolución o compensación alguna. Esta postura fuecompartida por los alcaldes panistas y perredistas congregados en la Conferencia Nacional de Municipios de México donde la AMMAC, la AALMAC y la FENAMM se congregaban.
—¿Qué les respondió el Secretario?, -pregunta Amanda luciendo sus bellas piernas al tiempo de darle una gran morada a su hamburguesa.
El Secretario de Hacienda, no solamente se negó a recibir a los presidentes municipales sino también demostró arrogancia y soberbia al establecer medidas que lesionan la economía de los municipios mexicanos. El recorte presupuestal a los municipios es una clara estrategia por retornar al presidencialismo bajo decisiones centrales del poder. Para los municipios del país no hubo devolución de los fondos que les fueron recortados y aunque el Secretario se obstine en señalar que hoy los municipios gozan de mayor presupuesto, esto no es real. La devolución del 50 por ciento fue a los Estados y entidades de salud como el IMSS sin beneficiar con ello a los municipios.
—Y que pasa con el agua, entonces, pregunta Amanda.
—Es fue otro abuso que refiere al pago del IVA en el servicio de agua potable por parte de los organismos operadores el sistema con la cual se agravaría la precaria situación de los usuarios. Lo anterior lo fundamentó bajo la consideración de que “el agua es un artículo de primera necesidad para los hogares; que el usuario es el consumidor final de dicho bien, por lo que tiene la posibilidad de recuperar el impuesto trasladado, como se establece para los intermediarios dentro de la Ley del Impuesto al Valor Agregado”. ¿Entendiste algo? Pues los alcaldes, menos.
—¿Y que pueden hacer los pobres municipios?, -me pregunta devorando su omelet de jamón serrano.
—Mientras los alcaldes no se preocupen por actualizar su Bando Municipal y más de 50 Reglamentos municipales, no podrán mejorar sus ingresos. Mientras no se preocupen por estudiar las fórmulas complejas de las participaciones y coordinarse con su diputados para acceder a mayores beneficios, tampoco obtendrán recursos para lograr obras y servicios públicos de calidad; mientras los alcaldes sólo se preocupen por enriquecerse y obtener Poder, no habrá salida. Y menos ahora con este gobierno quien ha manipulado los recursos como nunca en la historia donde el crimen organizado ha sido el más favorecido. Hoy, Amanda, la situación empeora, pero de eso, platicaremos en otra ocasión en que yo pague el desayuno y coma lo que mejor me parezca. En tanto, te recomiendo que estudies un poco más sobre los municipios porque esa si es una cuestión de amor.
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