Sr. López
Adán, Bruno, Claudio, David y Ernesto, eran cinco hermanos tíos de este menda, de allá de los de Autlán, que se odiaban a muerte por cosas que no se pueden contar. Su señor padre con ánimo de que se reconciliaran, heredó a los cinco a partes iguales una tienda de esas de antes que vendían de grano a escopetas, géneros y medicinas, que era una mina de oro. Nunca se contentaron; se toleraron largos años; era mucho dinero. Feo asunto.
Que la encuesta de Morena para seleccionar a su candidata a la presidencia de la república, fue un batidero, no se sostiene. Si así hubiera sido, discreparía de los resultados de las cuatro encuestas de verificación (“encuestas espejo”), realizadas por empresas que nombraron las corcholatas, Ebrard incluido, pero todas arrojaron cifras muy similares. Sheinbaum ganó y Marcelo quedó en segundo lugar. Punto.
Marcelo puede denunciar lo que quiera sobre la encuesta, pero la trampa no fue ahí sino antes, durante la campaña, como dictan los cánones del MMM (Manual del Mapache Moderno; editorial Tricolor, edición 2021, corregida y aumentada). Y a esa trampa se prestó Ebrard por más que la haya denunciado ante Morena pero no (hasta ahora), ante alguna autoridad (INE o Fiscalía General).
Como sea: Morena ya tiene de candidata a quien siempre quiso el Presidente sin disimulos ni rubores de quinceañero, que por eso organizó, impulsó, toleró y encubre, toda la inmensa e ilegal operación de Estado a favor de su favorita. Y aquí se rompió una taza y cada quien para su casa. Ya hay candidata 4T.
Así las cosas, llama la atención el respetuoso trato que ayer tuvo el Presidente al hablar de Ebrard. El señor de Palacio ha dado sobrada prueba de su capacidad para ningunear, insultar y anular a cualquiera que tenga el atrevimiento de contrariarlo no dándole la razón en algo, así sea que los tamales de chipilín no son mejores que el paté de ‘foie-gras’. Ahora no.
Dijo ayer a las 7:53 de la mañana, porque el Presidente tiene una rara afición por hacer las cosas muy temprano, ignorando de tal vicio lo que el inmenso Jorge Ibargüengoitia nos previno: “Los efectos de madrugar son de muchas índoles, pero todos ellos corrosivos de la personalidad. (…) Los que se levantan temprano a fuerzas constituyen un grupo social de descontentos (…)”; y sí, ese sabio mexicano en el más injusto olvido, nos enseñó que la madrugada es hora propia para repartir leche, barrer calles y fusilar presos, no para nada grato, que por algo la misa de doce es la del Obispo, los toros empiezan pasadas las cinco de la tarde y la ópera es de noche, como todo lo superior (¿en qué estábamos?)… ¡ah!, sí, el Presidente dijo ayer:
“El caso de Marcelo… es un buen dirigente, un buen servidor público, es mi amigo. Yo espero que él decida apoyar la transformación (…)”.
Él no es modosito, oírlo hablar de Ebrard con un clavel reventón en la boca, no corresponde a ningún derivado ni similar de la decencia política (ni de ninguna otra); lo que pasa es que los números son como para preocupar a Luis XIV: en la encuesta de Morena, doña Sheinbaum obtuvo el 39.4% y Marcelo, el 25.6%; en las encuestas “espejo”, ella promedió el 39.37% y él, un 25.85%; o sea, el derrotado tiene la cuarta parte de preferencias y eso no le alcanza para ganar, no, pero con la tercera parte de ese 25%, le sobra para evitar que triunfe la soporífera dama.
Y conviene revisar la idea que por ahí anda circulando, de que si Ebrard aparece como candidato presidencial por Movimiento Ciudadano o como independiente, le va a robar votos al Frente que encabeza Xóchitl Gálvez. Si un equipo de futbol pierde a su segundo mejor jugador, es a ese equipo al que le hará falta. El voto de los opositores se dividiría si hubiera dos o más candidatos de perfil similar y no es el caso:
Una de las principales fortalezas de Xóchitl, es que NO pertenece a ningún partido. A ojos de la mayoría que detesta a los partidos y la está apoyando, es una candidata ciudadana; por eso no necesitó del apoyo de promotores -padroneros- de ningún partido para llegar a donde está con más de medio millón de firmas de simpatizantes, por si le parecen pocas.
Por el contrario, don Ebrard es la personificación de la política y los partidos que tienen harta a parte importante de la gente: del PRI 18 años (1977-1995) y luego por temporadas ha pertenecido al Verde, al Partido de Centro Democrático, al PRD, a Movimiento Ciudadano y ahora está (¿estaba?), en Morena. Seis partidos lo han tenido, en seis partidos se ha alojado. Muy su modo y muy su gusto, pero si el Frente opositor y las organizaciones ciudadanas que son parte de la coalición, entienden la cosa, reforzarán el carácter ciudadano de su candidata.
Por supuesto que no faltaría quien votara por Ebrard en vez de Xóchitl, claro, siempre hay alguien así, pero es Morena en donde están preocupados. De hecho, ayer doña Simpatías Sheinbaum, declaró que en la reunión que tuvo con la dirigencia de Morena y los otros suspirantes, se habló de mantener a Ebrard en sus filas y cómo no, si les puede hacer un boquete en las elecciones, aparte de la lata que pueden dar los diputados federales que lo apoyan, que son entre 80 y 117, suficientes para volverlos locos con la aprobación del presupuesto de 2024.
El embrollo es para Morena. Les va a salir caro poner a doña Entusiasmo. Tan es así que ayer el dicente presidente de Morena (un señor Delgado), declaró: “No queremos que Marcelo se vaya (…) lo queremos ver de nuestro lado, ayudándonos (…)”; doña Claudia, dijo: “Siempre está nuestra mano tendida para que el compañero Marcelo (…) claro que puede ser puede ser parte del gabinete o coordinador en el Senado o en la Cámara de Diputados (…)”, equivalente a lo que quieras quiero, Marcelito chulo; Y Monreal, que algo sabe de política, remató: “(…) es indispensable que Marcelo se quede (…)”.
Y con sabor a burla, el Frente opositor también invita a Marcelito. ¿Sabe qué?, esto para el Frente, para Xóchitl, es el escenario soñado. Morena come morena.