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Monólogo

Monólogo
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Uvel Vázquez

Sentado bajo el arco de la luz imponente. Sentado bajo la luna engendrada. Sentado bajo el sentimiento de impotencia, reclamaba poemas de otros. Sentado bajo la pasión, sin consolación, inerme, desvalido, opaco, inmovilizado por tanta injusticia. Atado, impidiéndome estas ganas de luchar contra todos. Con ganas de unirme con las masas, que se revuelven agitadas, acaloradas. Avanzan ríos de huesos, bajo el torbellino de las balas y los golpes. Ningún artista que se jacte de serlo, puede ser indiferente a la injusticia. La lucha social con las palabras, con los gestos de agua. En el rosal de los adjetivos, avanzo, deteniéndome en cada ladrillo, los ladridos adornan el paisaje. En esta línea adverbial hay un equilibrio, equidistante del verbo y del sujeto, objeto del capitalismo. La educación es una metamorfosis, una alucinación. Es una perplejidad donde convergen los maestros y las autoridades que pretender encender los brazos pobres y baratos de los docentes que buscan sobrevivir a las crisis. He aquí que convoco a los artistas, a seguir luchando por cada uno de sus ideales. He aquí que los convoco a luchar contra el aguacero. Es necesario que todos nos unamos en misma voz, armados de cólera. Es urgente que avancemos construyendo esta casa de palabras para correr a partas a los corruptos y traidores de la patria. Nuestra casa está formada por adverbios, artículos, verbos, complementos, signos, que son evocaciones, emociones que nos enuncian y nos llenan de virtudes. En esta casa cabemos todos los empleados del lenguaje. Nuestras balas son las enunciados, que deben emocionar, deben proporcionar al pobre, al abandonado, al despojado, al olvidado, un aliento de vida. Esta frase debe consolar al que se siente solo, sin nadie. Arruinado, pero con un poco de fe, de que encontrará a alguien que lo consuele. He aquí que me consuela este cielo con amores y galaxias y gaviotas líquidas que vuelan lejos. He aquí que este país necesita de brazos, de pies, de ojos, de miradas claras, para romper el muro insomne, para acabar con el hambre y quitarle el poder al mal gobierno. 

He aquí que los árboles siguen muriendo por los políticos. Los hombres son maltratados por el patrón. He aquí que ya nadie tiene una ilusión que lo fortalezca. Sólo la pobreza nos gobierna a diario. Hay un equilibrio en esa sociedad de pobres que avanzan desbocados. Dispuestos a morirse, a pelearse para ponerle fin a los sufrimientos. Son muchos los pobres que van ardiendo como leños humeantes. Han de caer las estructuras políticas que nos aprisionan y gobiernan, han de caer. Sentado bajo el hechizo y la sabiduría, avanzo por el tallo de tu cuerpo frío. Sentado, camino por el río de tu cuerpo que me desnuda. Sentado, tránsito por las líneas seductoras de tu cuerpo inmenso. Tu cuerpo crece en mis manos. Tu cuerpo es constante y cambia dialécticamente con mi voz que fluye. Sentado, acodado en tus sentimientos.

Quieto bajo tu respiración acompasada. Soñando contigo me veo en tus retinas, me bebo tu ombligo. Pienso en tu desnudez, peso tu desnudez. Inminencia de tu caricia, indeciso con tu amor, preciso de tu olvido, verme en tu boca, conciso en ti  y macizo a tu corazón. Avanzo hacia tu boca atormentada. Tu boca de manzana y pesado sol. Tus ojos deslizándose en los míos. En cada parpadeo te veo, más cerca de mí. Tu presencia pasa como el polvo. Tus pensamientos están al acecho.

Avanzo sentado entres estos muros que me aprisionan. Irradia el sol de tu mirada la ventana abierta donde se agolpa la luz que se trenza suspirando.

Baila tu ombligo. Grisáceo tu olor. El aroma de los árboles se dispersa. Bajo tu clara sombra que hago niño. Otro ejemplo, es utilizando la preposición: ”con”, para elaborar un poema con anáfora. Estamos jugando, escribir es un acto lúdico. Un ejercicio para desatar todas nuestras emociones. Es la forma de trabajar frente a una hoja de papel, con el puño ensangrentado que avanza chorreando consignas, o sudor frío de tanta hambre. 

El poeta conjuga con vocablos produciendo imágenes. No puede vivir ajeno, a lo que ocurre, el poeta transcurre como el tiempo. Su gran o pequeña obra literaria, estará esperándote a la hora que el posible lector quiera entrar en comunión y participación con ella.  Con el ojo golpeado.

Con la sangre magullada. Con los pies ensangrentados. Con la ropa hedionda. Con esta piel de tierra que me envuelve con los colores de mi patria. Con el barco de mis huesos. Con esta piel tan golpeada. Que se alimenta con su mismo sudor. Con los puños terrosos. Con la sangre golpeada. Con el valor acumulado. Con el hambre en cada poro. Nos han clausurado las alegrías. Vivimos con los sueños hipotecados. Los pasos rotos de los combatientes. Sobre la nada/ sobre el vacío. Destrozados por la lucha de tantos días. Los pueblos. Armados por las 4 casas celestes. Los cadáveres resisten irse. Enrojeciendo el aire.

Ahora explico  el otro ejercicio para que  los contenidos del poema, adquieran otra dimensión lexical, al suprimir la preposición, por  ejemplo: El ojo golpeado. La sangre magullada Los pies ensangrentados. La ropa hedionda. Esta piel de tierra. Me envuelve con los colores de mi patria. El barco de mis huesos. Esta piel tan golpeada. El valor acumulado. El hambre en cada poro. La utilidad de la  anáfora es de suma importancia para todo poeta que está iniciando. De ahí, que Ezra Pound, en El Arte de la Poesía, enuncie:

  1.-“ Tratar la “cosa” directamente, ya  fuese subjetivamente u objetiva.”

El autor nos refiere, utilizar la economía del lenguaje para poder plasmar las emociones, los sueños, las experiencias, con el artificio de la forma poética. No describir, no enumerar circunstancias de lugares comunes. Evitar en lo posible el equívoco de la colocación de palabras que no embellezcan el texto poético. El acto creativo es subjetivo, después vendrá la forma “objetiva”, en la cual el poeta tendrá que pulir  cada verso, desde el punto de vista fonológico y gramático.

2.- “Prescindir de toda palabra que no contribuyera a la presentación”. 

Esta afirmación sumamente importante, tener cuidado el uso adecuado de los adjetivos más los sustantivos más los adjetivos. Los adjetivos califican, embellecen, adornan, pero se debe tener cuidado, porque si no ocurre, lo que Vicente Huidobro, afirmaba:” los adjetivos, cuando no dan vida, matan”. De ahí, que estas reglas de oro de  Ezra Pound, tengan vigencia en el lenguaje inactual de la poesía. En fin, puedo iluminarme mucho con toda esa oscuridad. La buena poesía toca el alma, la reanima a diario, sin tanta técnica.

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