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Mónica Bañuelos habla de la rueda del hambriento / Al Sur con Montalvo

Mónica Bañuelos habla de la rueda del hambriento / Al Sur con Montalvo
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Guillermo Ochoa-Montalvo

Querida Ana Karen, 

El entusiasmo le salta por los ojos, con su voz aterciopelada comenta la inauguración la RUEDA DEL HAMBRIENTO, el próximo sábado 4 de octubre en la casona ubicada a lado del chorro de agua de la Pilita donde ofrecerán libros usados. Una librería de viejos a bajo costo como una forma de contribuir a la promoción de la lectura y la cultura, en un espacio propicio para el encuentro de lectores hambrientos de conocimientos, sed de aprendizaje y con buen apetito para devorar todo género de obras y autores.

Mónica habla de corridito hilando ideas a sus gestos de alegría al concretar un proyecto acariciado por mucho tiempo; su acento de yucateca ahora es de una chiapaneca decidida a integrarse a la comunidad cultural de Comitán aportando lo que mejor sabe hacer: transmitir el hambre por la lectura.

Mónica aprendió a leer desde los tres años bajo el refrán «la letra con sangre entra» con la férrea voluntad y disciplina de su madre. Aprendió sufriendo con el antiguo método pedagógico basado en el castigo corporal para enseñar a los estudiantes. Así que aprendía o prendía. A esa edad, leía las historietas del Pato Donald, la Pequeña Lulú y todas esas de la editorial Novaro. Más tarde, comprendió que la lectura, se motiva, no se obliga; el gusto por la lectura nace del ejemplo de los padres lectores, del encuentro con ese libro capaz de detonar la imaginación y con ello, el interés por seguir viajando con los autores y sus personajes por mundo reales o ficticios. 

En las bibliotecas descubrió el espacio de paz, tranquilidad y armonía donde sus pensamientos se desplazaban con libertad. Se hacía amiga de las bibliotecarias y al final, terminó trabajando en las bibliotecas. En Chiapas quiso estudiar biblioteconomía, pero al no impartirse esta carrera, optó por la sociología sabiendo que las matemáticas y las otras áreas, no eran lo suyo.

̶̶̶̶̶̶̶̶̶—Tardé seis años para terminar la preparatoria, era una pésima estudiante, pero adoraba las bibliotecas. Allá por el año de 1995, me uní a un grupo de excompañeros de prepa quienes ya estudiaban en la universidad; viajamos a Chiapas y al llegar a San Cristóbal de las Casas, supe que ese era mi destino. Llegué en el “boom intelectual” donde se reunían investigadores, periodistas, analistas y observadores de fundaciones internacionales, principalmente europeas, para conocer esta región que el Movimiento Zapatista logró colocar en el mapa del mundo.

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En ese contexto, Mónica se convierte en una estudiante responsable y tenaz, así, decide terminar la preparatoria para ingresar a la carrera de sociología y obtener las becas necesarias para continuar sus estudios universitarios.

—La motivación es el detonante fundamental que te hace abrir los ojos para encontrar y darle sentido a tu vida. A falta de recursos para adquirir los libros necesarios, me hacía amiga de las bibliotecarias quienes me apartaban los libros para leerlos y tomar notas; evitándome fotocopiarlos. Me esforzaba por mantener el promedio a fin de sostener la beca; trabajaba en esto o aquello con la facilidad de vivir en una ciudad que en aquella época todo era barato.

El nombre de la librería me hace pensar en las obras de Rosario Castellanos y César Vallejo, pero como sea, se lo pregunto.

̶—La idea de La Rueda del Hambriento nació el 25 de mayo durante el aniversario de los cien años de Rosario Castellanos; hace alusión al cuento de Rosario Castellanos y al poema de César Vallejo del mismo nombre, donde ambos autores reflejan la injusticia, el hambre verdadera, la violencia de la pobreza, la condición indígena y de las mujeres. La Rueda del Hambre es una metáfora referida a la rueda de la fortuna cuya imagen nos refleja los ciclos de la vida, la posición social de dominantes y dominados; las vueltas que da la vida, explica Mónica; antes de continuar, le da un largo sorbo al café.

—Ese día sentimos la necesidad de aportar nuestra semilla al quehacer cultural de Comitán. Nos empezamos a reunir en las cafeterías del centro para afinar el proyecto de la venta de libros viejos. Mi hijo Gandhi se dio a la tarea de diseñar la página de venta a través de la plataforma de Facebook. Publicólibros con su síntesis, reseñas, comentarios de lectores y críticos teniendo buen resultado, especialmente porque en la plataforma donde difundimos se vende de todo, menos libros. Así, empezamos la aventura de las ventas en línea; la comunidad de Las Tinajas, donde vivimos aquí en Comitán, se interesó por los libros. En un momento ya participábamos en los Bazares de la colonia, de Guadalupe y San Sebastián. Los vecinos mostraron gran interés por los libros y entonces, surge la idea de instalar una librería en forma con un plazo no mayor de un año.

Mónica suspira como evocando los días de trabajo de cafetería en cafetería discutiendo ideas; conociendo las pocas librerías de Comitán; conociendo a personas dispuestas a apoyarlos como Gaby Domínguez y grupos de la talla de “Vos Pensante”, La Casita de Carlos Gordillo y su esposa. A Humberto Pérez Matus, Alejandro Akler y a Joseph Welbers de Luminosa; se sorprenden al ser mencionados por el maestro Molinari y Dora Patricia de la Revista Arenillas. La rueda de la fortuna giraba a su favor.

—Uno llama a la suerte y todo parecía conspirar a nuestro favor. Haciendo cuentas del gasto en cafeterías, decidimos buscar un local para instalarnos. “Se alquila local para actividades culturales”, decía el anuncio como caído del cielo y así conocimos a Sarita Rosales y a su mamá quienes tuvieron la gentileza de brindarnos el espacio después de explicarles el proyecto de la librería de viejos, la intención de crear talleres de creación literaria, exposiciones de pintura, escultura, fotografía y artesanías. Les comentamos la iniciativa de crear un espacio para promover la lectura incentivando círculos de lectura guidas por personajes de Comitán, autores de libros e invitados para sr transmitidas en vivo. Sin dejar de lado, la presentación de libros y la promoción a los autores comitecos.

En casa, Mónica, Pablo y Gandhi son familia; en la librería, son camaradas y en la calle, son cómplices de quienes aportan a la vida cultural de Comitán. El sábado 4 de octubre abrirán las puertas a u sueño realizado como una cuestión de amor.

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