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Miseria económica o humana / Al Sur

Miseria económica o humana / Al Sur
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Guillermo Ochoa-Montalvo

Dedicado a Olivia Bonifaz.

Querida Ana Karen, Como de costumbre, los martes nos reunimos a tomar café en algún lugar de Comitán para compartir los sucesos de la semana. Como de costumbre, Amanda llegó con una minifalda más corta que de costumbre, rompiendo las costumbres de su abuela. Y para no perder la costumbre, empezamos por escuchar sus cuitas de amor de la semana. 

—Si existe el “Sexo en Nueva York”, de seguro debe existir sexo en Comitán, en San Cristóbal de las Casas… ¡vaya!, en cualquier punto lejano del  mundo donde exista una pareja debe haber sexo en ese lugar. ¿Qué tal si nos dedicamos a publicar sobre “Sexo en Comitán“?, —me propone muy seriamente.

—Estas loca. ¿Y de qué trataría, qué podemos escribir que la gente no sepa?, -le sigo la corriente esperando una respuesta inesperada como es costumbre en ella.

—Pues hablaríamos de la práctica más antigua del mundo, donde los humanos se enredan entre sentimientos, emociones e historias pasionales; pero esa no es la cuestión. El tema es abordarlo desde la inteligencia artificial.

Atravesamos una época donde priva la tecnología y la ciencia como generadoras de las transformaciones sociales, económicas y políticas. Estas han sido la causa de los desequilibrios económicos, sociales y ecológicos que, como siempre repercute en la mayoría de las actividades humanas, son una amenaza para la sustentabilidad de la vida misma en el planeta.

—¿Y qué con eso?, Amanda, – ya sabemos que desde la ecología social se asegura que el llamado “bienestar” al que impulsa el consumismo capitalista; al cual, no parece importarle que esto implique un desmesurado gasto de energía natural, que al tiempo que agota a ritmo acelerado el planeta, también lo contamina brutalmente. Avanzamos aceleradamente hacia la institucionalización de la muerte planetaria fundamentada en una gran mentira, llamada “el desarrollo”. El que Felix Guattari llama Capitalismo Mundial Integrado y corre a instaurar inmensas zonas de miseria, hambre y muerte, en un igualitarismo o serialismo mass-mediático

—Pues ese es el tema. Si ya contaminamos al Planeta con esa “muerte planetaria”, debemos salvarnos de no contaminar nuestro espíritu humano. Usemos la tecnología a nuestro favor. Los actuales modos de vida humanos, individuales y colectivos, evolucionan en el sentido de un progresivo deterioro. Hasta ahora, la tecnología contribuye más a esclavizarnos que a liberarnos. Empecemos por liberar el pensamiento y de eso trataría Sexo en Comitán. La historia nos muestra el desarrollo hacia la llamada globalización, fundamentada en políticas neoliberales. Los años ’80 y sucesivos fueron de endeudamiento y generación mundial de pobreza, migraciones y hambre. 

—Y ¿qué con eso?, Amanda.

—Pues la mayor miseria no es la económica. La peor pobreza es la de nuestro pensamiento, de nuestras acciones, actitudes y emociones. Vivimos distraídos en busca de trabajo, comida, dinero para pagar cuentas y hemos dejado de existir. Hasta los romances tienen precio; mucha gente evita la relación de pareja y no desean tener hijos por miedo al compromiso económico y eso, es patético, ¿sabes?

—Lo sé, lo platicamos hace muchos años, Amanda. En ese modelo de sociedad y nación, intervinieron las instituciones de Bretton Woods, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, condicionando la ayuda a estos países en dificultades a la aplicación de los Programas de Ajuste Estructural-PAE-, de corte neoliberal, que estaban destinados exclusivamente a asegurar el pago de los servicios de la deuda. Esto implicó para los países latinoamericanos transcurrir hacia “democracias” populistas, autoritarias; reordenación de programas sociales; recorte del gasto social de salud, vivienda, educación y cultura; retiro de subsidios y control de precios, privatización de las empresas estatales, entre otras medidas para que junto con el destino de una buena parte del presupuesto nacional, se pudiera cumplir con los pagos de la deuda, sin poder pagarla en el corto plazo. 

—Y todas esas políticas públicas nos esclavizaron; ¿dónde quedó la cultura, el arte, la creación humana; el romance; el arte de amar y pensar? ¿Dónde? Nos entramparon, Montalvo. Pero hay salida. No debemos rendirnos. Usemos la tecnología a nuestro favor.

—Pero, ¿cómo, Amanda? Si bajo este esquema de endeudamiento los países pobres aportan su dinero para financiar el desarrollo de industrias de capitales extranjeros pero no les garantiza desarrollo interno capaz de generar y distribuir riqueza entre la población nacional para garantizar una vida de realizaciones individuales. Decía Wallestrein sobre la Globalización que este es “el primer sistema histórico que incluye el globo entero dentro de su geografía”.

—¡Exacto! Llegamos al fin de la historia al morir las ideologías. Por tanto no hay memoria colectiva, ni hay pasado que defender, ni nacionalidad, y la identidad cultural se diluye entre nuestra indiferencia y distracciones. Como dice Eduardo Haro: …”no teníamos demasiada idea de que la llegada de la “democracia” y su triunfo mundial iba a suponer un fascismo hipócrita que decretaría el fin de la historia… es cuando los tiempos han impuesto un pensamiento único por la vía de la dictadura”. Una dictadura impuesta a través de la publicidad comercial, política, social y cultural que invade todas las esferas de la vida cotidiana.

—Me recuerdas a Ignacio Ramonet quien nombra al neoliberalismo como arrogante, altanero e insolente y lo cataloga como un evangelio que se extiende con el furor de un moderno dogmatismo. El pensamiento único lo traduce como la pretensión a nivel universal de los intereses de un conjunto de fuerzas económicas del Poder Económico, que a través de su financiación vinculan sus planes e ideas a todo el mundo. Intimida y ahoga toda tentación de reflexión libre y hace extremadamente difícil luchar, por ahora, contra ese nuevo oscurantismo.

—Eso lo publicaste en 1994, Montalvo. En ese tiempo, me dijiste que el mundo atraviesa por unas situaciones sociales y económicas coyunturales que nos conducirían en las próxima décadas por caminos tortuosos y difíciles. Te referías a la globalización que universaliza todo: la economía, los modelos de desarrollo, la política, el modo de vida, el comercio, las legislaciones, el transporte, el medio ambiente, etc.

—Pues sí, Amanda, la “Aldea Global” de Mc Luhan es ya una realidad. Déjame leerte las palabras de Octavio Paz:”…el mercado es un mecanismo eficaz, pero como todos los mecanismos, es ciego: con la misma indiferencia crea la abundancia y la miseria. Amenaza el equilibrio ecológico del planeta, corrompe el aire, envenena el agua, hace desiertos de los bosques y, en fin, daña a muchas especies vivas, entre ellas el hombre mismo. Por último y sobretodo: no es ni puede ser un modelo de vida. No es una ética sino un método para producir y consumir. Ignora la fraternidad, destruye los vínculos sociales, impone la uniformidad de las conciencias y ha hecho del arte y la literatura un comercio”, esto es algo que mucho sabemos, pero no actuamos.

—Tu lo has dicho, Montalvo: cambiemos la protesta por la propuesta. La mía es retornar a la esencia humana; a nuestro Ser propio; al ejercicio de nuestra libertad y lo haremos; ya te diré cómo. De eso, trata “Sexo en Comitán” como una cuestión de amor.

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