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Migrante, refugiado, desplazado. Iguales en la necesidad / Galimatías

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Ernesto Gómez Pananá
La semana pasada, en esta columna comenté del dilema por el que atravesó el gobierno federal: aranceles o migrantes. Una semana después, este mismo gobierno construye -sobre la marcha- alternativas para dar resultados a gusto de Donaldo Trump en 45 días, hoy menos, como en 37.
De acuerdo a la Organización de Las Naciones Unidas, una persona que abandona de manera definitiva el lugar donde vive, puede clasificarse en alguna de las siguientes  categorías: Refugiado, Desplazado o Migrante.
Un refugiado es alguien que huye de conflictos armados, violencia o persecución, y se ven por ello obligadas a cruzar la frontera de su país para buscar seguridad. Los motivos de la persecución pueden ser por muy diversos tipos: persecuciones étnicas, religiosas, de género, por su orientación sexual. En todos ellos, estas causas han provocado temores fundados por su vida, lo que les convierte en refugiados
Un migrante es una persona que ha salido de su país en busca de oportunidades laborales. En ocasiones, proviene de países en pobreza extrema y pueden llegar a jugarse la vida para entrar en un país con el fin de trabajar.
Un desplazado es una especie de refugiado que no ha cruzado fronteras internacionales para buscar asilo en otro país sino que permanecen en el suyo. Aunque huyen por motivos similares a los de los refugiados, los desplazados internos permanecen desde el punto de vista legal, bajo la protección de su gobierno, que constituye en ocasiones la causa de su huida. Como ciudadanos conservan todos sus derechos, incluido el de protección en virtud de los derechos humanos y los principios del derecho internacional humanitario.
Nuestro país enfrenta hoy, un reto con varias aristas:
No despertar la confrontación con un personaje tan complejo como lo es el presidente de los Estados unidos.
Ser flexibles en la negociación, sin atropellar la soberanía mexicana.
Disminuir el tránsito en la frontera sur a niveles nunca antes alcanzados y sin generar enfrentamientos de la Guardia Nacional con quienes insistan en atravesar el Suchiate.
Organizar la estancia de decenas de miles de migrantes en el país, mientras Estados Unidos define si los acepta o no.
El reto es, insisto, colosal. Es como un Tren Maya o un Dos Bocas pero sin siquiera la esperanza de un resultado positivo al final. Aquí el mejor escenario es el de los costos menores. No rentabilidad, no utilidad. Solo costos menores.
Asistir a los migrantes centroamericanos, es una circunstancia humanitariamente obligada, difícilmente hay duda en ello: son migrantes que buscarán ser reconocidos como refugiados ante el gobierno de Estados Unidos o incluso el de nuestro país, pero a la par, y he aquí el llamado urgente, es menester que el gobierno mexicano -y chiapaneco- vuelvan la mirada y atienda a las más de 11 mil personas que tan solo durante la administración pasada se reportaban en esta condición de desplazamiento interno, sea por secuelas de la contrainsurgencia zapatista, por conflictos postelectorales o por las disputas territoriales y políticas en la región de Chenalhó – Chalchiuitán – Aldama y a quienes, por una aplicación inflexible de la semántica, la autoridad local no reconoce como desplazados internos o lo que es más, ni siquiera ha censado con formalidad.
En algún momento, la representación de estas familias afectadas pidió se les otorgue el mismo trato que se les da a los migrantes centroamericanos en tránsito. Es lo menos que haremos por los paisanos venidos de  Centroamérica. Es lo menos que debemos hacer por los desplazados internos. No deben existir diferencias.
Oximoronas. Dicen que el poder confunde, dicen también que muestra lo que verdaderamente somos. Ojalá y que la ex-atleta olímpica Ana Guevara mire un instante al pasado y recuerde las dificultades que padeció en su carrera deportiva. Su auténtica victoria no debiera estar en ser gobernadora de Sonora. Su auténtica victoria consiste en entender, respetar y apoyar a los deportistas como sólo lo ella -supongo yo- puede hacerlo. Esa será su medalla. Ojalá.

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