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México, un Tabasco grandote / De Primera Mano

México, un Tabasco grandote / De Primera Mano
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Rodulfo Reyes

Andrés Manuel López Obrador está cerrando su ciclo político (de ser cierto que se retirará el 1 de octubre que entregue la banda presidencial) como lo empezó hace 36 años en Tabasco: dividiendo al país como al estado en dos bandos enfrentados entre sí en torno a su figura; peleándose con quien se le opone e inoculando odio.

          Partiendo de sus inicios como político opositor, en 1988 que renunció al PRI en protesta porque Salvador Neme Castillo, a la sazón candidato priísta a la gubernatura de Tabasco, no lo hizo abanderado a la presidencia municipal de su natal Macuspana, era previsible su forma de actuar en Palacio Nacional.

          Desde hace 36 años, el de Macuspana comenzó a movilizar a sus seguidores para enfrentarse en primer lugar al régimen priísta del que emanó.

          En ese lance se peleó con la prensa tabasqueña, con la misma intensidad que ahora combate a los medios desde Palacio Nacional, pero con el agravante hoy día de tener tras de sí a toda la fuerza del Estado.

           En aquella época decía que toda la prensa local era corrupta, salvo el noticiero radiofónico Telereportaje, a cuya estación (XEVT) ya descalificó en una mañanera reciente por hacer pública la información de que sus hijos hacen negocios con Pemex.

          Gracias al estado de crispación que sembró en su tierra, lucha en la que los medios de la capital del país le sirvieron para que su causa tuviera resonancia en todo el país, a mediados de los 90’s emigró a la Ciudad de México para volverse dirigente nacional del PRD y en el 2000 ganar la jefatura del gobierno capitalino, pese a tener a Villahermosa como lugar de residencia.

          Los tabasqueños que conocieron su sello arbitrario de hacer política en el edén no pueden sentirse sorprendidos por sus modos dictatoriales como presidente de la república.

          En su cuna natal, López Obrador no solo puso de cabeza a la entidad sitiando instalaciones petroleras y fomentando el “no pago de servicios” (la deuda de aquellos años a la fecha de tabasqueños morosos con la CFE es de alrededor de 20 mil millones de pesos), sino que también ubicó en el centro de sus ataques a instituciones como el INE y el tribunal electoral federal.

          Las dos veces que compitió por la gubernatura (1988 y 1994) denunció fraude electoral, estrategia que repitió las dos veces que buscó ser mandatario nacional.

          Y su desdén por la prensa interviniendo en asuntos propios de los medios, como sucedió en su actual administración con el despido “blando” de líderes de opinión contrarios a su movimiento, también se dejó sentir en Tabasco.

          Por ejemplo, logró que el diario La Jornada, que abiertamente simpatiza con él desde entonces, despidiera a dos corresponsales bajo el señalamiento de haber sido corrompidos por el gobierno priísta, lo cual –por cierto– era inocultable.

          Al desaparecido Rogelio Cárdenas Sarmiento, entonces director general de El Financiero, le envió una carta para pedir la destitución de su corresponsal en Tabasco por la información de un enfrentamiento entre perredistas en el municipio de Cárdenas, que, según él, estaba manipulada por el gobierno.

          La cabeza que pedía era la de este reportero, que supo de la misiva por la propia dirección del diario especializado.

          Cuando Andrés Manuel partió a la capital del país, dejó a un Tabasco escindido, desangrado por priístas que lo aborrecían y perredistas que daban la vida por él.

        El PRD de aquella fecha devino en Morena, su partido,que hoy se encuentra convertido en el mismo movimiento lopezobradorista que en las últimas tres décadas mantuvo sumido en la oscuridad y el caos a la tierra de Carlos Pellicer.

COMO PAÑUELOS DESECHABLES

También en Tabasco, como ocurre ahora que es Presidente, AMLO se caracterizó por “desechar” a políticos y personajes cuando ya no le eran necesarios.

          En la categoría de las viudas de López Obrador, el último en haber sido enviado al ostracismo es Adán Augusto López Hernández, quien se llegó a creer que sería el otro López que heredaría al de Macuspana.

          Adán López quiso ser la nueva versión tropical del macuspanense y le remedó su talante  déspota: se peleó con la clase política, persiguió a periodistas (Carlos Loret lo acusó de usar en su contra más epítetos que el propio Presidente),  y al final terminó arrinconado en el modesto cargo de coordinador de la campaña de Morena a la gubernatura de Morelos, en donde todo apunta a la derrota del partido en el gobierno.

Para su información…

El abanderado a la gubernatura por Morena-PT-PVEM, Javier May Rodríguez, cerró campaña ayer en presencia de la abanderada presidencial de su partido, Claudia Sheinbaum Pardo. El ex director de Fonatur llega con una ventaja escandalosa en las encuestas. Además de ser considerado el lopezobradorista número uno de Tabasco, May creció por haber diseñado el programa Sembrando Vida. La oposición, para variar, postuló candidatos descafeinados, sin presencia más que en redes sociales e incapaces para atraer votantes. Nunca, desde hace seis sexenios que surgió la oposición, en Tabasco un candidato del partido en el gobierno le había sacado tanta ventaja a sus adversarios.

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