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‘Mexicanada’ / La Feria

‘Mexicanada’ / La Feria
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Sr. López

Penoso fue el caso de la tía Lupe, monjita de alguna orden religiosa francesa, que visitaba México una vez al año y aprovechaba para ir de una en una, a las casas de las familias más acomodadas de Toluca, pidiendo donativos para “sus pobres y desamparados”, y le daban porque hablando convencía a un antropófago de volverse vegetariano. También conseguía testamentos. Pero cuando tía Rosita, la iba a nombrar su heredera universal de lo muchísimo que tenía, intervino Pepe, el más impresentable primo que tenerse pueda, que la desenmascaró: no existía esa “orden”, no era monja, era rica y “sus pobres y desamparados” eran su marido, sus siete hijos y los 19nietos que tenía en Monterrey, donde vivía. Escandalazo. Y Pepe comentó a este menda: -Pero no robaba, ella pedía y los tarugos le daban -es una manera de verlo.

El régimen actual en México, iniciado en el pasado periodo del gobierno federal, denominado para efectos propagandísticos como la “cuarta transformación”, tiene aires de izquierda, aunque en lo macroeconómico no abandona los criterios capitalistasy de mercado vigentes desde al menos 1993; al tiempo que resucita el viejo presidencialismo de ese PRI que terminó en 1976 con Luis Echeverría para dar paso a su lenta extinción consumada en el año 2000.

La “cuarta transformación”, hasta lo visto, es una suma de pifias, ocurrencias, despilfarros y casos de corrupción antes inimaginables (¡ah!, qué tiempos aquellos en los que unas toallas, eran escándalo nacional), junto con la calidad variopinta y a veces vergonzosa, de no pocos de sus más destacados representantes.

Y así, algunos piensan que no es sino una “mexicanada” más, sin consecuencias mayores.

Piensan esos, que no tendrá consecuencias mayores esta 4T, como no las tuvo el izquierdismo de Luis Echeverría, presidente de 1970 a 1976, amigazo de Fidel Castro, solidario con las izquierdaslatinoamericanas, refugio de marxistas chilenos, impulsor de nacionalizaciones, promotor de la más amplia intervención del Estado en la economía, enemigo del empresariado… y nada, quedó en agua de borrajas. No pasó nada… bueno, sí, se retrasó una vez más, el desarrollo nacional.

Pero ahora la cosa es mucho más seria. Para que no vaya usted a pensar que este menda carga las tintas con aviesa intención, se advierte a usted que el fenómeno que ya se presenta en México, lo estudianintelectuales de alto octano y distintas corrientes políticas, desde la década de los 90 del siglo pasado, mucho antes de que anidara en México la 4T.

Se le ha denominado de varias maneras, “régimen híbrido”, “democracia iliberal” (i-liberal, no se distraiga),“autoritarismo electoral”, etc., que son el sistema de gobierno en el que se celebran elecciones muñidas (de muñir, manipular la voluntad de otros), mediante dádivas que se institucionalizan en las leyes, para electoralmente, legitimarse ante la comunidad internacional y en lo interno, consolidar al régimen y sus líderes, y muy destacadamente para adquirir la inmunidad que les da controlar el poder legislativo quelegaliza y permite cualquier acción de gobiernodecidida por el liderazgo del régimen en desconocimiento de su propio electorado y dejando a la población en general sin acceso a información de cómo se ejerce el poder.

En los regímenes así, según los estudiosos, se eluden las limitantes legales y constitucionales del ejercicio del gobierno y se anula o ignora a la representación política de las minorías; centralizan y concentran el poder, anulando en los hechos la división de poderes y los contrapesos; fomentan la división y polarización de la sociedad (no apoyar al régimen es traicionar las causas nacionales); establecen leyes que permiten la detención y encarcelación sin juicio; subvencionan o inducen encuestas que dan credibilidad a sus resultados comiciales y acciones de gobierno.

El autoritarismo electoral, la democracia iliberal, en algunos casos deriva en populismo, pero siempre, aun cuando se presenten cambios de la cúpula del liderazgo, se mantiene la convicción de que los resultados electorales equivalen a un mandato que les permite actuar como les parezca, sin rendir cuentas ni sujetarse a ninguna ley ni resolución judicial que estorbe sus intenciones o decisiones.

Algunos ejemplos actuales de este tipo de democracias degradadas, de autoritarismo embozado en las urnas, son Rusia, Bangladés, Pakistán, Honduras y en su momento, como muestras de los extremos a que se llega por ese camino, vale recordar al desaparecido Slobodan Milosevic en  Yugoslavia; al dictador (30 años) de Egipto, Hosni Mubarak y al actual primer ministro de Hungría, Viktor Orbán.

Por su lado están China y Singapur, como modelos deeconomías exitosas, sin democracia ni liberalismo, sin respeto a los individuos ni a sus derechos, sujetos al interés nacional que define el régimen. Turquía un poco también.

Como es un debate de nunca acabar qué define exactamente a un país como democrático, digamos que no es democrático aquél país en que la regla de la mayoría no se aplica para proteger a las minorías. Eso no es democracia.

El régimen que a la chita callando, sin decirlo a las claras, se está implantando hoy en México, es eso, una democracia iliberal, un autoritarismo electoral, una democracia degradada.

No es siquiera un intento honesto de instaurar un régimen de izquierda socialista, sometido sin argucias a la decisión del electorado, no; tampoco es un nuevo humanismo (barbaridad conceptual que no deberían repetir, que tengan pudor), ni la lucha contra la pobreza o la búsqueda de la igualdad (engaño si los hay).

No, lo que está sucediendo en nuestro país es esa decimonónica maña muy mexicana de implantar un régimen autoritario y si se puede dictatorial, para conservar el poder en beneficio de unos pocos y punto.

Y no les va a resultar, acabarán como todos esos del siglo XIX y el XX, en fracaso y desprestigio, pero mucho más rápido que antes, en estos tiempos de hipercomunicación… o sea, sí, lástima, es otra ‘mexicanada’.

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