Guillermo Ochoa-Montalvo
Querida Ana Karen, a sus 24 años, Marijó se define como mujer creadora; artista visual y mujer empoderada cuya intención al exhibir su serie de desnudos en la exposición “Habitando el cuerpo femenino”, es provocar la reflexión de quienes observan induciéndolos a formularse preguntas acerca del arte, sobre la intención de la artista; acerca de su propia percepción como parte de una sociedad conservadora y así lo explica mientras charlamos en una noche fría.
—La exposición “Habitando el Cuerpo femenino” surgió como una exploración mí misma; indagando un poco más en el significado del cuerpo en especial en una ciudad tradicional como Comitán. Me interesaba investigar cómo se percibe a la mujer y el desnudo.
—El arte comunica y en cada época de la historia, las diferentes corrientes nos reflejan pensamientos, movimientos sociales, tendencias, estilos de vida, más allá de la belleza de las obras y sus técnicas. Tú, que buscas a través de la creación.
—Tengo obras muy agradables en cuestión de técnica; pero detrás de cada pintura busco que cuando el público las vea, provoquen una reflexión del por qué el personaje está exponiéndose al desnudo, o cuestionarse sobre qué está haciendo; e incluso, si la pintura no es del todo realista, también indagar en las sensaciones y la percepción de la gente que los conduzca a hacerse preguntas a través de las pinturas. Y aún cuando algunas parezcan provocativas lo que busco es la reflexión y las preguntas de la gente. Como artista visual cargo con la responsabilidad de influir en las personas hacia la apreciación del cuerpo a través del arte.
—Explícame por qué asumes esa responsabilidad.
—En primer lugar porque soy una artista visual habitando un cuerpo femenino; en segundo término, porque dentro de la sociedad, el arte tiene un papel fundamental, especialmente en esta época en que vivimos en un mundo digitalizado lleno de imágenes que convierten al espectador en consumista sin detenerse a pensar en lo que está viendo y con tanto consumo sin conciencia, perdemos sensibilidad ante lo esencial, ante la vida y su cotidianidad donde abunda la belleza en los detalles que pasan desapercibidos porque miramos sin observar sin sentir.
—¿Cuáles son tu temáticas en la pintura?, Marijó
—Las temáticas que me interesan tienden a reflejar la vida cotidiana. Me cautivan las escenas que aprecio día a día donde encuentro belleza. Me enfoco en los detalles, las expresiones de la gente, en sus mercancías y las formas de acomódelas en algún mercado, por ejemplo. Me pierdo en la contemplación de esa mujer, quien sentada a la orilla de la banqueta, teje palmas en Semana Santa con un esmero donde la expresión de su cara se convierte, dentro de mi imaginación, en una obra de arte, porque ellas mismas lo son y yo, trato de retener esa imagen para crear una pintura. En la UNICAH, donde obtuve la licenciatura en Artes Visuales, lo primero que nos enseñaron fue a apreciar los detalles a interpretarlos expresarlos a través de la pintura.
—Comprendo la facilidad, si así puedo llamarla de pintar objetos, paisajes o a modelos fijos desde el caballete; pero cómo logras plasmar en tus lienzos esas imágenes que se te presentan de forma efímera al ver a una alfarera transformando el lodo en una bella pieza artesanal de barro.
—En ocasiones, pido permiso para capturar la fotografía; aunque el hecho de saberse retratadas provoca cambios en las expresiones y entonces debo recurrir a mi memoria o a mi imaginación creativa. Aunque no siempre logro retener los detalles que me cautivaron.
—Entiendo que tu especialidad es la pintura en caballete y en formato pequeño; hay alguna razón para ello.
—Empecé en pequeños formatos con técnicas de óleo; ahora empiezo a trabajar en grades formatos porque siento que los detalles y colores se aprecian de mejor manera.
—Los artistas se caracterizan por percibir más allá de lo que percibe la gente común; ya sean sonidos, sabores, olores, colores, líneas y formas. Esa percepción sensible de pronto los convierte en bichos raros dentro de la sociedad. Platícame tu experiencia al poder conectar o no con nuestra sociedad.
—Bueno, nací en Comitán donde las tradiciones pesan en muchos sentidos. A mis 24 años siento que estamos justo como en un trance entre la tecnología que avanza muy rápido y nuestra capacidad de adaptarnos. Como docente de Artes Visuales, veo cómo mis alumnos de secundaria y preparatoria tienen ciertas ideas que ya no logro entender por lo rápido que van; pero también estoy entre ese cambio de mis padres que tienen otra forma de pensar y quizá me cueste trabajo encajar con algunas formas de ver el mundo; quizás sea la parte más conservadora de la mujer lo que me cuesta comprender cuando las veo frente a las temáticas que abordo al pintar. Busco constantemente encontrar mi lugar en la sociedad sin sentir ese rechazo que muchas veces las mujeres suelen tener por cuestiones del machismo.
—¿Qué pretendes comunicar a través de tu colección “Habitando el Cuerpo Femenino”?
—Busco romper prejuicios relacionados al cuerpo femenino porque aún existen muchas limitantes en cuanto a la posición de la mujer en la sociedad, y en cuanto al conocimiento que una mujer puede tener respecto a su propio cuerpo; e incluso entre los niños donde se construyen los tabúes y prejuicios en torno al cuerpo que nos limitan acceder a una sana sexualidad por ser la desnudez algo muy satanizado. Con la exposición busco romper con esas ideas y ver el cuerpo de la mujer como algo normal para romper con esa idea de que la mujer puede estar desnuda sólo por alguna cuestión razonable y no por el placer mismo de admirar y aceptar su cuerpo al desnudo.
—Además de los desnudos, qué otras temáticas abordas.
—Como ya lo mencioné, busco la belleza en las cosas cotidianas que me permiten pintar bodegones, paisajes con los cuales trato de decirle a la gente que en esas pequeñas cosas existe la belleza. Otra cosa que me gusta mucho son los atardeceres en Comitán, Basta con asomarse en cualquier parte para admirarlos; pero vivimos distraídos y con la velocidad en que va la vida y las preocupaciones de cada día, se nos olvida mirar hacia arriba. Así que al admirar los colores y las formas de la nubes que te sacan un suspiro trato de plasmarlo en mis obras. Pinto bodegones, paisaje y calles de Comitán con sus pendientes pronunciadas. Pinto auto retratos, porque como artistas, solemos pintarnos como una forma de exploración propia de quién es uno y cómo se lo compartes al mundo.
—Finalmente dime por qué y para qué pintas.
—Empecé a pintar con mucha libertad desde los seis años por mi naturaleza creadora, por la necesidad de expresar emociones al ser muy tímida. La pintura ha sido un medio que me ha ayudado mucho a compartir con los demás quién soy y qué siento. Quizá pinto peces porque me identifico con ellos. Yo también me veo flotando tranquilamente como en mi propio mundo; como si volara; hay cosas que con palabras se pueden explicar, pero no llegas a sentir lo mismo que cuando estas en una imagen
María José Gómez Avendaño me deja admirado por su talento y madurez como mujer y artista plástica, y entonces, le comento, ya me dijiste por qué pintas, ahora dime para qué pintas.
Pero será hasta mañana cuando publiquemos su respuesta. Lo que me queda en claro es que su pensamiento, intención y su obra misma como una cuestión de amor.
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