Juan Carlos Cal y Mayor
Nadie duda de que Luis Ignacio Avendaño es uno de los personajes más cercanos al gobernador Eduardo Ramírez. Lo que sorprendió de entrada a los analistas políticos fue su relevo en la presidencia del Congreso local —un espacio estratégico para el control político— por una diputada sin experiencia, para enviarlo al ISSTECH, que ni siquiera es secretaría de Estado.
TERCER DIRECTOR EN MENOS DE UN AÑO
El movimiento es aún más llamativo porque en lo que va de la administración, en menos de un año, es ya el tercer nombramiento en esa institución, sacudida por acusaciones de corrupción y un manejo financiero que amenaza con la quiebra. La lectura inmediata es que Luis Ignacio llega en calidad de “bombero” para intentar rescatar al ISSTECH. Pero si ese es el criterio, habría muchas otras dependencias que también requieren con urgencia un perfil de esa talla.
EL COSTO DE QUEMAR CARTUCHOS
Luis Ignacio, en mi opinión, era más valioso en el Congreso donde podía mantener a raya la pluralidad de intereses y asegurar gobernabilidad. En su nuevo encargo, corre el riesgo de perder relevancia política. El círculo cercano del gobernador se está cerrando cada vez más. Mientras tanto, otros perfiles sin experiencia ni resultados navegan como “bandera de muertito” dentro del gabinete. El problema es que si Eduardo se dedica a apagar incendios con sus más leales, los cartuchos se le pueden acabar.
LA EXPERIENCIA Y LA LEALTAD
Conviene subrayar que Luis Ignacio no es ningún improvisado: ha sido alcalde, delegado federal y diputado federal, entre otros cargos. Lo ha hecho bien y sin sobresaltos. Es además empresario y tiene una visión distinta incluso del resto del dream team jaguar. Su experiencia está fuera de discusión, lo mismo que su lealtad. Nadie interpreta este movimiento como un revés personal; al contrario, el gobernador lo aprecia y lo aprecia bien. Es, sin duda, de sus pocos y mejores cuadros. Pero ante la falta de un posicionamiento claro respecto de las decisiones de poder, lo que queda es la percepción y la interpretación de los hechos. Y esa lectura es la que genera dudas sobre la lógica de su reubicación.
EL QUINTO PARTIDO
Gobernar no es tarea de un solo hombre. Es como el futbol: se puede traer a Messi a jugar con los Cafetaleros de Chiapas, pero de nada sirve si los compañeros no están al nivel de la jugada, si al pase largo no reaccionan o si al toque hacia atrás el defensa está distraído. Así de solo se puede sentir un gobernador con ligas mayores si no tiene un equipo a la altura.
La política es también como el mundial: no basta con la estrella en la cancha, se necesita un equipo completo, pero por ratos parece que ya los arboles no los dejan ver el bosque. Hay chiapanecos honestos, capaces y con experiencia a los que Eduardo conoce y pudieran ser un gran activo que revitalice su gobierno. Si no hace los ajustes y relevos necesarios, el riesgo es quedar atorado en el eterno quinto partido, sin lograr trascender ni dejar el legado que se ha propuesto.
Ya veremos si no es que en el fondo, se trata de una jugada de tres bandas…
