Guillermo Ochoa-Montalvo
Querida Ana Karen,
Algunas personalidades de la cultura en Comitán se abstuvieron de asistir a la presentación del libro
“Repaso Vital” del arquitecto y escultor Luis Aguilar Castañeda, bajo el sello editorial de Entre Tejas, temiendo que esa actividad se convirtiese en un acto político. Uno sabe que cuando los políticos o altos funcionarios presiden estos eventos es inevitable el choro mareador cargado de elogios al gobernador, halagos mutuos y auto reconocimientos, subiendo y bajando el yoyo, cuando lo que se espera es centrarse en la presentación del libro, la trayectoria y en las emblemáticas esculturas que le dan vida al parque central de Comitán y a muchos otros sitios dentro de la ciudad de Comitán; fuera de ella en Chiapas y lejos de México.
Hace muchos años, un político encumbrado me dijo: “la mejor forma de hacer política es no hacer política. Nunca se revuelve lo cultural y social con lo político porque esa mezcla, resulta muy agria siempre”.
El evento inició de forma coloquial al estilo de Luis Armando Suárez a quién le agradecimos omitir la semblanza de los personajes del presidium bastante conocidos como para reiterar sus trayectorias como legisladores, funcionarios y políticos.
Al principio, los funcionarios con su notable oratoria, exaltaron el valor artístico de la obra escultórica del Luis Aguilar y al final, se convirtieron en portavoces del gobierno del estado.
Uno de ellos, mencionó que Luis Castañeda es profeta en su tierra, pero sobre todo es poeta en su tierra porque aquí sembró esculturas y cada una de ellas es un poema dedicado a Comtán su tierra natal, aunque ahora en Quintana Roo, se le llama el “artista playero”, debido a su residencia en Playa del Carmen, donde ha dejado un importante legado dedicándose día y noche a la creación.
Observo al escultor abstraído en sus pensamientos, seguramente creando mentalmente nuevas obras o quizá rememorando su paso por el IPN donde estudió la licenciatura de ingeniero arquitecto en 1970; o quizá, piensa en su paso por el Taller de talla en madera que cursó en 1996; quizá evoque sus estudios de posgrado en escultura en la academia de San Carlos de la UNAM en 1998 o quizá, piense en las decenas de simposios realizados en Italia, Francia, Argentina, Canadá, Luxemburgo y México entre muchos lugares más donde ha expuesto su obra y su proceso creativo. Probablemente, esté recordando las 5 esculturas creadas en Playa del Carmen como resultado de su proyecto Simposio de Escultura en Ferrocemento.
Lo más seguro es que siga pensando en el hueso del espinazo que encontró en la comida y el cual empezó a transformar en una obra creativa.
Así es Luis Aguilar, un hombre visionario, inquieto, nervioso e incansable. El legado de Luis Aguilar trasciende a Comitán, de ahí, sus múltiples reconocimientos y premios entre los cuales destacan el Premio Hakone Open Air Museum de Japón; el Premio Utshukushi Open Air Museum; Rodin Grand Price; primer lugar San Virgilio Marebbe Italia, Ravenna Italia, medalla de bronce en el Concurso Internacional de Talla en Madera Misiones Argentina; la Presea Juan O. Gorman Instituto Politécnico Nacional, entre muchos otros.
Luis Castañeda, presidente de Arte y Cultura para la Riviera Maya A.C y miembro del Consejo Ciudadano de Cultura de Quintana Roo, ha hecho del vacío parte de su creación: huecos, como hoyos infinitos de memoria antigua, aparecen en su estilo y forman parte de una totalidad, donde el espacio en sí, la nada, forma parte del todo.
Define el vacío como la cuarta dimensión. En una entrevista publicada en Proceso, el explica: “El espacio y el vacío en la escultura es lo mismo: no pueden existir sin la materia. El espacio rodea la materia y también es atrapado por ella, formando parte complementaria de la escultura moderna.
El volumen es la parte corpórea de una escultura, la cual debe tener tres dimensiones, siendo el vacío para mí, la cuarta dimensión”.
Su tiempo lo divide en su taller, la cocina, la calle y su escritorio, corrigiendo su libro con llamadas tempraneras a su editor; y ya piensa en un segundo libro para completar temas inconclusos o sin abordar.
En esta primera obra se revela como un escritor excelso. Además, cuenta con el prólogo de Mario Ubence Rojas y textos de Raquel Tibol (+), del escultor cubano José Villa Soberón, Ramón Morales; Mónica Lavín y Vicente Quirarte.
Para comprenderlo mejor, transcribo fielmente sus propias palabras:
“Escribir un libro sobre mis vivencias puede parecer vanidoso, pero Repaso Vital quizá sea un alto en el camino para ver con más perspectiva mi vida y que me ayude a terminar la tarea que me impuse. Desde las primeras líneas supe que me enfrentaría a un espejo del cual no hay manera de evadirse.
La creación artística es un proceso en el que la lógica y la intuición se entrelazan en una danza delicada. Como escultor, sé que mi mente consciente y mi subconsciente trabajan juntos para dar forma a mis ideas y emociones.
Pero también sé que, si me dejo llevar solo por la lógica, corro el riesgo de convertirme en un teórico que solo expone ideas desarrolladas de manera racional, sin permitir que mi intuición y creatividad fluyan libremente.
Por eso, trato de encontrar un equilibrio entre la razón y la emoción, entre la lógica y la intuición.
Mi proceso creativo es un diálogo constante entre mi interior y el exterior, entre mi mente consciente y mi subconsciente. Mi parte consciente trabaja para organizar ideas y resolver problemas, mientras que mi parte subconsciente guía mis manos y me permite crear algo nuevo y original.
En este proceso, la concentración y la resolución de conflictos son fundamentales. Debo estar dispuesto a enfrentar mis propias dudas y miedos, y a encontrar soluciones creativas para superarlos. Solo así puedo permitir que mi verdadera creatividad emerja y se exprese en mi obra.
Al final, la creación artística es un acto de confianza en mí mismo y en mi proceso. Debo confiar en que mi intuición y mi subconsciente me guiarán hacia la creación de algo auténtico y significativo. Y debo confiar en que mi mente consciente me permitirá refinar y perfeccionar mi obra, sin perder de vista la esencia de mi visión original.
Este libro es un acopio de estas reflexiones y la de los amigos y críticos de arte que han estudiado mi obra. También es un muestrario de mis obras escultóricas en fotografías a todo color.”
El estilo escultural de Luis Aguiar es único y tan fácil de identificar que no requiere firma como lo mencionó uno de sus presentadores. Los vacíos los llenará el corazón del observador, mencionó otro de sus presentadores. Sin lugar a dudas, los hombres se definen por lo que son y lo que nos dejan para la eternidad.
El legado artístico de Luis Aguilar llena los espacios, el tiempo y esa cuarta dimensión para admirar su obra con el orgullo Cositía y la emoción que nos produce a los sentidos como una cuestión de amor.