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Los primeros 100 días / A Estribor

Los primeros 100 días / A Estribor
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Juan Carlos Cal y Mayor

Más que un informe pormenorizado con cifras y datos técnicos, como suele ser la norma en estos casos, el gobernador Eduardo Ramírez ofreció una pieza oratoria durante su visita a Tapachula para evaluar sus 100 días de gobierno. Su discurso no solo resaltó los logros de su administración en estos primeros tres meses, sino que también delineó una visión de futuro y ratificó sus compromisos con la ciudadanía. El evento, ya sabe, a la vieja usanza política: un estadio con un gran escenario y fuegos artificiales, los actores políticos del momento, un mitin breve y conciso cargado del optimismo lunamielero que caracteriza los inicios de cada gobierno, aunque esta vez sí había algo que celebrar.

EL COMBATE FRONTAL A LA DELINCUENCIA

El tema central, como era de esperarse, fue el combate frontal a la delincuencia, una tarea que ha sido hasta ahora el sello distintivo de su gestión. En Chiapas, no estamos propiamente en una guerra, pero la sensación de inseguridad había crecido a niveles alarmantes. El hecho de que comunidades enteras antes sitiadas por el narcotráfico estén recuperando la convivencia social es un avance significativo. Poder transitar con libertad, dedicarse al trabajo y a las actividades cotidianas sin miedo, dejar de mirar con recelo cada movimiento en las calles, son derechos básicos que la ciudadanía está comenzando a recuperar. En este sentido, la pacificación no es solo una meta, sino una necesidad impostergable en un Estado de derecho.

Parece que el gran éxito fue haber creado una fuerza de reacción especializada, bien equipada, entrenada, mejor pagada y dotada de los insumos necesarios para imponer el orden con una determinación implacable. El saldo ha sido favorable porque se ha logrado aprehender a más de 1,800 personas hoy sujetas a proceso por diversos delitos, muchos de ellos relacionados con la portación de armas de alto poder, hasta vehículos blindados y un sinfín de narcomenudistas. La clave aquí ha sido la determinación política del gobernador en un contexto difícil como el que atraviesa el país y donde cada vez más es de todos sabido que el gobierno ha sido infiltrado a todos los niveles.

LAS OMISIONES

Lo más inaudito, inaceptable y hasta criminal es que, apenas hace unos meses, la indiferencia gubernamental hubiera solapado el crecimiento de un clima de terror, con asesinatos, poblaciones secuestradas por el crimen y carreteras convertidas en zonas de asalto. La gran lección que deja este arranque de gobierno es que cuando hay voluntad política, la capacidad de respuesta puede ser contundente. Pero la historia no olvidará las graves omisiones del gobierno anterior, que dejó crecer la violencia hasta niveles incontrolables y nos hacía pensar que Chiapas ya no era un lugar seguro para vivir. Ahora, la pregunta que sigue es si este impulso se mantendrá a lo largo de este sexenio y si las estrategias actuales serán suficientes para consolidar una paz duradera.

LA CARRETERA Y LA CONSULTA

Más allá del tema de seguridad, Eduardo Ramírez trazó los ejes estratégicos de su administración. Uno de los proyectos más ambiciosos es la carretera San Cristóbal-Palenque, una obra largamente esperada que impulsará el turismo, el comercio y la conectividad en el estado. Una amplia región donde habitan los más pobres de Chiapas será la beneficiaria de esta obra en una zona aislada por la falta de comunicaciones.

Para evitar cualquier resistencia por parte de grupos que siempre asoman la cara en este tipo de situaciones (no ayudan en nada, pero como joden), el mandatario ha planteado un ejercicio plebiscitario que legitime el proyecto ante la ciudadanía. Se ha comprometido a escuchar la voz de los pueblos originarios de la región, cuyas comunidades serán consultadas para garantizar que la obra se realice respetando su visión y sus derechos. Esta decisión no solo busca evitar bloqueos o conflictos políticos, sino que también refuerza la idea de un gobierno que consulta antes de ejecutar. Se supone que serán los beneficiarios de los ingresos que genere, pero ojalá no vaya a ser eso la manzana de la discordia y la causa de un abandono por falta de mantenimiento.

EL TREN TRANSÍSTMICO

Otro de los grandes proyectos que destacó fue el Tren Transístmico, cuyo impacto económico podría traducirse en la llegada de nuevas empresas y mayor inversión para el estado. Con visión pragmática, Eduardo lanzó una propuesta que podría cambiar el panorama económico de la región: la creación de una zona libre de impuestos a nivel federal, estatal y municipal para atraer inversiones con la condición de fomentar empleos bien remunerados. Un planteamiento ambicioso que requerirá de la voluntad del Congreso y la Federación para materializarse.

EDUCACIÓN Y CONECTIVIDAD

En materia social, el gobernador enfatizó programas que buscan reducir la brecha digital y educativa. Entre ellos, el acceso gratuito a internet para los jóvenes y un ambicioso proyecto de alfabetización. Estas políticas, si se implementan con eficacia, pueden marcar una diferencia en el desarrollo de Chiapas, donde la educación sigue siendo uno de los mayores retos. No se debe ignorar un nuevo enfoque en la formación de los jóvenes, a quienes se necesita dotar de capacidades y habilidades necesarias en un mundo que requiere mano de obra más competitiva.

NO PERDER LA BRÚJULA

Lo que se percibe por ahora en Eduardo Ramírez es entusiasmo, decisión y un claro interés por trascender. Sin embargo, el verdadero desafío será mantener este ritmo y no caer en las distracciones que a menudo acompañan al poder. El éxito de su administración dependerá de su capacidad de escuchar y de su apertura a la crítica constructiva, tanto de sus propios colaboradores como de los ciudadanos. No todos los que cuestionan lo hacen desde la oposición. La historia política de Chiapas ha demostrado que los mandatarios suelen ser encapsulados en burbujas que los aíslan de la realidad.

EL BONO DEMOCRÁTICO

El gobernador lo sabe bien. Ha construido su carrera política en Chiapas, conoce sus dinámicas y sus riesgos, conoce a su gente. Ahora tiene el bono democrático que le otorgó su elección, y es el momento de aprovecharlo para consolidar cambios estructurales. El reto no es menor. Si logra mantener el impulso, podría marcar un antes y un después en la política chiapaneca. Veremos y diremos…

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