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Ruperto Portela Alvarado.
LA PROTECCIÓN DE DELINCUENTES…
Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.- “Cuando la sábana es tan grande, todos se tapan con la misma”. Esto no es un descubrimiento del agua tibia ni del hilo negro, es una realidad que se vive desde hace tantos años, que ya se nos hizo natural la corrupción que “somos todos”. Y por donde quiera que volteemos hay un acto ilegal o de corrupción que ya no se puede ocultar.
Pero vayamos a un asunto más como son las cantinas, bares, piqueras, burdeles y zonas de tolerancia, llamados “giros negros” que son parte del negocio personal de los presidentes municipales y de los que CARLOS ORZOÉ MORALES VÁZQUEZ no podría ser la excepción porque representan millones de pesos para sus cuentas bancarias y bolsillos.
Prohibir por prohibir tal o cual acción o concesión por parte de la autoridad, no es para que se dejen de ejecutar dichas prohibiciones, sino para tener la amplitud y fundamento de autorizar por encima de las reglas, normas o leyes, el violentarlas a cambio de una “mochada”, “mordida”, “cuota” o “ajuste de tarifa” en su ejercicio del poder, que representa una ganancia adicional y personal.
La discusión de cuántos bares, cantinas, piqueras, burdeles autorizados y clandestinos hay en un municipio determinado o específicamente en Tuxtla Gutiérrez, ya pasó al olvido y desinterés de los ciudadanos que lo ven como un acto normal, pero que se traduce en criminal. Lo mismo sucede con los horarios de apertura y cierre de estos centros de esparcimiento etílico y prostitución que se ponen a disposición de los propietarios en aras de que negocien su protección y blindaje por parte de las autoridades municipales y en ciertos casos, también de Salubridad.
El desorden administrativo en este rubro, llegó a límites peligrosos de riñas y muertes al interior de los negocios que abren desde medio día y cierran hasta la madrugada cuando el reglamento municipal no lo permite. En esos centros de relajamiento social se dan robos por adulteración de las bebidas y las cuentas a los parroquianos que a la salida son asaltados por los mismos empleados del bar, delincuentes comunes y espiados por la policía para ser extorsionados, inventándoles delitos que no cometieron.
El caso del “cliente” asesinado dentro o en las inmediaciones del bar-antro “Leonor” de Tuxtla Gutiérrez, no es un caso aislado como lo quieren aparentar las autoridades municipales que protegen a los dueños de estos negocios vendiéndoles protección e impunidad. Ya es un hecho cotidiano que el Presidente Municipal CARLOS ORZSOÉ MORALES VÁZQUEZ y su testaferro director de la oficina de “Verificaciones y Clausuras”, ROBERTO MIJANGOS NUCAMENDI, pongan a disposición de los “antreros” su autoridad y protección, que no es de a gratis.
Por eso hay que hacer un padrón de antros, cantinas, bares, piqueras, e inclusive burdeles que funcionan en Tuxtla, que son negocios redondos para el Alcalde CARLOS MORALEZ VÁZQUEZ, su Tesorero Municipal CARLOS AGUSTÍN GORROSINO HERNÁNDEZ y el Director de Verificaciones y clausuras ROBERTO MIJANGOS NUCAMENDI, que en realidad es el encargado de las operaciones y recaudador de las ganancias junto con el jefe de Fiscales.
Calculemos –un número estimado—de que en Tuxtla, Terán, Juan Crispín; las colonias de la zona norte de la capital (Kilómetro 4, Cruz con Casitas, Las Granjas, Patria Nueva, Albania Alta y Baja, etc…) donde hay más de 2 mil giros negros, sumando los depósitos y tienditas con venta de cerveza, vinos y licores, que el Ayuntamiento de CARLOS MORALES y runfla de testaferros protegen y autorizan amplios horarios a cambio de “una cuota razonable” que presumiblemente no ingresa a la Tesorería Municipal. Igual negocio resulta la determinada “Ley Seca”.
Hagamos cuentas; cuánto obtiene el Ayuntamiento de Tuxtla por entradas (de a 10 pesos por persona) a la zona de tolerancia “La Galáctica” y el cobro de renta de los “espacios de servicios sexuales” a las “sexo-servidoras”; el cobro por servicios funerarios en los panteones municipalizados; los casi 10 u 11 mil pesos diarios que reciben de los sanitarios “sólo” del mercado “Juan Sabines”, otrora “Gustavo Díaz Ordaz”, además de los once centros de abasto que hay en el municipio y los casi 4 mil vendedores ambulantes a los que les cobran una cuota.
Otros rubros de cuotas, impuestos, tarifas que pocos ciudadanos tienen conocimiento de su existencia y que presumiblemente no ingresan a la Tesorería Municipal, que nunca los han reportado o informado las administraciones anteriores, son parte de ese enriquecimiento ilícito de que se les acusa. Así también este “inmaculado” Alcalde capitalino, CARLOS ORZOÉ MORALES VÁZQUEZ y su gavilla de cómplices como la Secretaría General, ex Síndica, ex Alcaldesa Interina, KARLA BURGUETE TORRESTIANA; el otra vez Tesorero Municipal, CARLOS AGUSTÍN GORROSINO HERNÁNDEZ; el Director de Verificaciones y Clausuras, ROBERTO MIJANGOS NUCAMENDI y el Director de Mercados y Panteones, ERISEL SÁNCHEZ ÁLVAREZ, no informan al respecto de esos dineros. Pareciera delincuencia organizada.
No es un secreto la colusión de las autoridades municipales de Tuxtla Gutiérrez con los propietarios de antros y cantinas de la zona dorada de la Avenida Central, Boulevard Belisario Domínguez; 16 Poniente “Las Arboledas”, Fraccionamiento “Las Palmas”; la 11 Norte que es cinturón de cantinas; Terán, La Albania y muchas de las colonias de la capital que son minas de oro para los funcionarios municipales de esta capital. De todo eso deben transparentar y nos deben informar…
Se acabó el mecate… Y ES TODO…
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CORRUPCIÓN; NEGOCIOS DE LA OFICIALIDAD…
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