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Los insomnios de Damián García / Al Sur con Montalvo

Los insomnios de Damián García / Al Sur con Montalvo
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Guillermo Ochoa-Montalvo

Querida Ana Karen, 

Es en esas noches de insomnio aparecen los demonios, los fantasmas del pasado como también, esas dulces ilusiones robándonos el sueño para soñar despiertos. Hay quienes prefieren burlarse del insomnio entreteniéndose con alguna película, leyendo hasta dejar caer el libro sobre el pecho; otros se entretienen jugando hasta my tarde o perdiéndose en la pantalla para recorrer las redes sociales como compañía silente. Sin embargo, Damián prefiere conversar con la tinta y el papel; escribir hasta el cansancio porque su vocación de arquitecto extrajo en él, esa parte de arte, cultura y creación de la arquitectura para construir emociones a partir de la palabra.

Damián se pierde en la contemplación de Comitán donde nació con el Siglo XXI; y desde el pequeño pueblo de Albino Corzo, donde vive, se siente cobijado por los cerros que le rodean: El Jolote, Las Memelitas, el Casac y la Mesa Acul, siendo él, uno de los 900  habitantes del poblado.

En esas noches de insomnio, Damián desliza la pluma escribiendo: “Qué noche tan fría y sepulcral. Mi abrigo de sentimientos está helado; mis piernas y brazos vibran ante las olas del viento, que me obligan a seguir viendo hacia atrás. Al fin llego a mi casa una vez más. El insomnio es insoportable. Estoy solo, siempre lo he estado. Tomo una taza de café y dejo que los recuerdos se apoderen de mí¿Hay algo mal en mí? Esa es siempre mi primera pregunta en noches como esta. Por más que intento, no soy suficiente para nadie. Me termino el café y las preguntas me atacan de nuevo. ¿Será el amor la cura de la vida o simplemente el virus de la destrucción? ¿Por qué los humanos nos lastimamos unos a otros? Me acuerdo y dejo que las lágrimas me devoren”.

Damián no logra conciliar el sueño. Se levanta con su taza de café para recopilar sus textos escritos desde la preparatoria donde inició su aventura en el mundo de la poesía como un simple hobby. Acaricia esas hojas con verdadera pasión y al azar, se encuentra con el poema “Dulce Compañía. <Los perros, gatos y los poemas suelen elegirnos a nosotros>, piensa. Observa el cerro de poemas inéditos. Innumerables textos escritos en esas madrugadas donde las musas entonan sonidos como cantos de Sirena, y vuelve a leer: “Dulce compañía curas mis heridas, arreglas mis problemas. Dulce niña eres mi paraíso, el lugar donde quiero estar…”.

Ahora, su mirada se detiene en una convocatoria lanzada por la Editorial “Alma de Letras”. Las coincidencias abren nuevas puertas; lo piensa un segundo y decide enviar el poema de “Dulce Compañía” en espera de que el jurado lo elija para ser publicado en la Segunda Antología de “Amor y Desamor”.

Pasan los días en espera de una respuesta: aceptado o rechazado. Su nerviosismo e impaciencia se acrecientan. Cuando al fin recibe la carta de aceptación sus ojos brillan, su corazón se acelera, sus manos tiemblan. Llegó el momento de la certeza. Damián se convence de dar el paso de quien sólo escribe en la oscuridad de su casa para convertirse en escritor de tiempo completo, sabe que para ejercer este oficio la pasión no espera demora.

La tarde aquella cuando presenció el video donde expone su trabajo lo hizo sentirse seguro del paso que daba. Al concluir la videograbación, volvió a convencerse de dedicar su vida a escribir; porque no hay vicio más adictivo que la pluma y el papel, aunque en ello, inviertas noches de insomnio. Más tarde, cuando Josué Nandayapa, el editor, le envía el libro, Damián abre el paquete como un niño quién desenvuelve su regalo de Navidad. Leyó sus propias letras impresas en esa Segunda Antología de “Amor y Desamor” ya la emoción lo desbordó, sensible como es. Esa sensación de ver tus textos impresos es indescriptible para quienes nunca han publicado. 

Damián abraza el libro como quien se aferra a esa dulce compañía inseparable en sus noches de insomnio. Días después, recibe la invitación para presentar el libro en el Colegio ICHTHUS promovida por Berenice Velázquez con la presencia de jovencitos de secundaria bastante participativos lanzándole preguntas a Damián.

Sus desvelos cobran un nuevo sentido y se da a la tarea de elegir aquellos poemas que a sus 20 años han dejado huellas profundas. Con la taza de café en la mano, separa los poemas que desea publicar e inicia ese largo camino que es el proceso de edición: revisión de los editores; diagramación, diseño y maqueta del libro desde la portada, la página del título, la página de derechos de autor, el índice, la introducción, los capítulos, las secciones, el prólogo, los agradecimientos, la dedicatoria, hasta las páginas de cortesía. Después, vendrá la impresión y la encuadernación. Al final se decide por el título: NOCHES DE INSOMNIO.

Editar un libro, es como parir un hijo. Lo saben quiénes han vivido esa experiencia. Al recibir los ejemplares de su libro, aspira con profusión el aroma de la tinta impresa en papel cultural. Entonces,  lo toma como quien recibe al hijo recién nacido y lee en la contraportada: “NOCHES DE INSOMNIO es un viaje intimo por las emociones humanas más profundas, un reflejo poético del alma que escribe cuando el mundo duerme. A través de más de setenta poemas, Damián García desnuda su corazón en veladas marcadas por la soledad, el amor, la pérdida y la búsqueda del sentido de la vida. Cada verso es un susurro de madrugada, un intento de entender los fantasmas internos, el dolor de la ausencia y la esperanza de la redención. Este libro es tanto una catarsis como un acompañamiento para quienes también han sentido que la noche es el único testigo de sus verdaderos sentimientos”.

Días después, Damián toca a mi puerta y como cartero, me deja un ejemplar de este fabuloso libro que devoré de un jalón en una plácida noche de insomnio porque al abrirlo, la primera página te conduce a la siguiente sin poderlo cerrar. Antes de colocar el libro en la mesita de noche, lo vuelvo abrir al azar para consultar al oráculo quien me responde con este poema de Damián intitulado “Viajero” y te lo comparto, Ana Karen: “Trae mis flechas y mi espada, tráeme provisión y agua; estoy a punto de inicia: una larga cruzada. Es mejor que me vaya, es mejor que atraviese la tierra medieval solo. Quizás encuentre la paz que anhelo. Tal vez un día regrese, pero solo cuando derrote a los dragones de mis miedos y me libere de esta prisión. Perdona que te deje, es mejor así. Pero si muero antes, lo último que piense será en ti. Siempre se trató de ti.

Quedaré atento a la presentación del poemario de Damián quien exorcizó sus demonios para convertirlos en dulces compañías en sus noches de insomnio como una cuestión de amor.

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