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Los dulces sueños de un alvaradeño

Los dulces sueños de un alvaradeño
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+ Modernidad que acabó con la felicidad…

+ Personajes que recuerdo y me recuerdan…

+ Las Quintas de la ESBA y “La Hortaliza”…

+ Todo aquello de lo que ya no tenemos…

                        Ruperto Portela Alvarado.

                               Capítulo XII.

         Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.- Hace unas semanas, en una página de recuerdos de Alvarado, alguien hizo referencia a don Lázaro García Valerio (1930-2020) que vivió siempre en la calle Aldama y Mina, arribita de la escuela Benito Juárez y el terreno de don Juan Fuja. Creí que este señor había sido el papá de “Pachanga” del que pregunté también su nombre y me dicen se llama Miguel Martínez García que aún sigue disfrutando de la vida con sus 89 años de vida.

         Sí, conocí a don Lázaro García Valerio pues creo era hermano de mi vecino Salvador García el esposo de doña Pastorita, papás de JoleMañeIrmaVicentaGoyaMatilde, que vivieron siempre al lado de la casa de Pancho Alceda y doña Luisa Cruz, en la calle Madero, donde después vivió Panchiriqui Alceda, junto al domicilio de Vicente Valerio “El Aleluya” y doña Juanita Figueroa. A Don Lázaro le decían “El Manglareño” porque se dedicaba a cortar madera de los manglares y hacer carbón que luego vendía en su casa.

         Pero volviendo al principio, la amiga, doctora Leonor López Estrada, me despejó la duda y me dijo que el papá de “La Pachanga”, quien tuviera por muchos años una vulcanizadora detrás del parque deportivo “Miguel Alemán Valdez”, es hijo de don Gonzalo Martínez “Tio Laga”, que si mal no recuerdo también es papá de Gonzalo “Chalo” y Monchi el que anda o anduvo trabajando en el camión de la basura, más otra hermana que no recuerdo su nombre.

         Ellos vivieron en la esquina de la calle Aldama y Mina, frente de la casa de un hermano del mecánico Rutilo Chávez “El Gato”, que creo fue de los primeros que tuvo taxi en Alvarado que si mal no recuerdo se lo heredó a uno de sus hijos o pariente. Más hacia la calle Bravo vive la familia de don Vicente López, papá del excelso abogado Vicente López EstradaLeonorConcha y no me acuerdo de los demás. No debo olvidar a la familia de don Antonio Morteo Vergara y cada uno de sus hijos: Lázaro, Saúl, Martha César. Más abajo del callejón Mina, vivió mi tía “Luisa La Chocha” y al lado “Manuel el Tigre”, con quien conviví muchos años cuando trabajábamos de albañiles. Quiero recordar a la familia de doña Leonor, que era costurera junto con sus otras hermanas.  

         Al lado de la casa del hermano de “Rutilo El Gato” que era un calzada alta, había un camino que iba hasta “La Quinta”, un amplio terreno con muchos árboles de mango, zapote chico, limones, naranja donde vivía una familia de la que no recuerdo sus nombres y donde se construyó, nuestra benemérita Escuela Secundaria y de Bachilleres de Alvarado (ESBA), allá por los años de 1962, si mal no recuerdo. Hacia bajo de ese caminito, colindaba un amplio terreno de las casas de Doña Mello, Remedios Lara Gutiérrez“Doña Yeya”Evelia Lara Gutiérrez y doña Julia Quevedo Gutiérrez, quienes en sus patio con fogones rústicos, freían los tradicionales y deliciosos buñuelos en el mes de diciembre.  

         Muchos recuerdos nos llegan con nostalgia porque con la modernidad se nos fue la tranquilidad y la felicidad. En la ESBA terminé mi preparatoria y disfrutamos muchos momentos de juventud con los amigos de la generación de oro 1967-68. Por ahí estaba y sigue la tienda “El Rejuego” de Miguel Carmelo Ramón y enfrente, del pasado lejano recuerdo a la familia de don Chon Aburto –que se dedicaba al comercio de frutas– y sus hijos, entre ellos, Ernesto “Neto” Aburto que fuera condiscípulo de mi hermano Daniel Portela Alvarado.

         Por ahí, en la calle 5 de febrero vivió doña Carmen Arano y don Feliciano “Chanín” Rascón, en una casa que colindaba con el terreno de mi tía Sotera Portela, conocidos como “Los Macajes”: Sara, Charito que fue reina del carnaval; LuisaÁngel qué tuvo su panadería que antes fue de “Kapla” Modesto Alfonso SantosVíctor “Vitoque” y Manuel. Más adelante vivía don Luis “Güicho Ceja” Cesta, esposo de la reina de los merengues, doña Pilucha Vidaña. Ellos tenían un terreno que usaban de corral para su ganado que después cuidó su hijo “Güichito” quien fuera mi compañero de primaria junto con su hermana Modesta.

         La historia mundana de Alvarado y los alvaradeños es larga de contar, como la del parque deportivo “Miguel Alemán Valdez” que fue centro de reunión de distinguidos deportistas y donde se forjaron atletas de la calidad de Julia OchoaYoya Peña que fueron campeonas de los juegos nacionales; destacados beisbolistas que sería larga la lista para mencionarlos, pero vale apuntar a Manuel Rosas Chávez “La Facha”Germán MayoTilo PalaciosTereso Lara “La Mulata”Francisco Camacho Muñoz “La Coluda”José Antonio Martínez “Chejo”Héctor Domínguez “El Bofo”Jaime Figueroa “El Mocho”; Franklin Hernández Palencia “El Gallero”Víctor Santos “La Minilla”Alejo Cházaro “Mano Negra”José Luis Molina, el de la Trocha; Oswaldo Valerio “Balo”Marcelo CházaroHumberto Oropeza “El Palomo”Luis “Wicho” Cano SantosTobías Zamudio Almeida “Tecate”;  Julián Contreras Tiburcio “Piteco”Ignacio León Sosa “El Avión”, sin faltar los impulsores y manager del equipo grande del Alvarado de antaño: Rafael Zamudio “Falluco”Tobías Zamudio “El Campeón”Ricardo Hernández “La Rata”Manuel “Nelo” Tiburcio y muchos otros que me deben perdonar por no mencionarlos.

         Del parque deportivo que un presidente sin escrúpulos y ambicioso mandó a tirar las gradas, construir un gimnasio y una cancha dentro del terreno con lo que suprimió la práctica diaria y los juegos de primer nivel del béisbol alvaradeño, podemos recordar en el fútbol de aquellos años de 1960 y para adelante, a buenos amigos como: Carlos Reyes Hernández “Colita”Ciro Hernández SilvaCarlos Joaquín Lara Tejeda “Carlosquin”Gabriel Prieto MárquezAurelio TrianaPancho AlfonsoZerapio “El Enano”César Morteo ÁlvarezAlbino Zamudio Lara “Pollo Fino”Gabriel Mojica “Gaby Caraveo”, entre muchos otros que ya se me han olvidado.

         Y así como se fue nuestra tranquilidad y la estructura deportiva del parque deportivo “Miguel Alemán Valdez”, también añoramos aquellos tiempos en que podíamos tomar agua directamente del tubo porque supuestamente era potable. Recuerdo que la bomba del sistema de agua potable de Alvarado estaba detrás del parque, en la “Quinta La Hortaliza”, propiedad de don Armando Hernández “Masca vidrio”, esposo de doña Rita Trinidad, y papá de Armando Hernández Trinidad “El GringoElvia y Vicenta “La Vicha” esposa de “Colilla” quien fue chofer de un carro repartidor de cervezas de la Casa Lara y Leal.

         Cuando estábamos en la primaria “Benito Juárez”, en el lado izquierdo y al fondo de la escuela, por donde estaban los baños y los grupos de tercero y cuarto grados, había unos “bebederos” a los que solo había que apretar para que el agua saliera a presión y directo a la boca. No tenían que comprar garrafones de agua purificada, porque todavía no se inventaba esa modernidad. Seguramente el agua era pura porque la tomábamos y no nos enfermábamos.

         Hago esta acotación porque, ahora y todos los días, los paisanos alvaradeños se quejan del mal servicio y falta del suministro del “agua potable” porque la autoridad encargada de dotar el vital líquido es demasiado incompetente e irresponsable, o cuando menos eso es lo que me dicen mis paisanos. Lo mismo sucede con la luz eléctrica que nomás hay un nortecito y se apagan los faroles. En mis tiempos, digo allá por 1960-70, la luz se iba solo cuando había nortes fuertes o lluvias torrenciales. En estos días puede ser en cualquier momento porque el servicio es tan malo que la “Empresa de Clase Mundial” ya no le importa dejar sin luz a todo el pueblo.

         Por eso añoramos todo lo que ya no tenemos, lo que se llevó el tiempo; los fríos de diciembre, enero y febrero; las lluvias de mayo y los vendavales de octubre. Ya los carnavales no son con puestos y enramadas en el boulevard Juan Soto y el muro donde se bailaba al compás de grupos musicales como “Los Tigres del Jazz”, el conjunto “Alvarado”“Puerto Rico” o quizá “Los Picapiedras” de Diego Silva el peluquero de la Fuente; “Los Colosos del Ritmo” de René y Bulmaro González Santos, cuyo representante era su tío Carlos Santos Figueroa, o la extraordinaria “Espinita” que luego se convirtió en “Los Mamey”.

         Tampoco en las “Fiestas Tradicionales de Octubre” se ponen las carpas en el ahora malecón ni hay grupos musicales como aquel yucateco de “Los Babys” que disfrutamos los de mi generación de los años 50 y décadas posteriores. Todo se va acabando y ya nada es igual; ni nosotros mismos.

         Se nos fue el tiempo, pero no la felicidad y la alegría de recordar para seguir viviendo el pasado y el presente. Vivimos cuando no había taxis y también cuando empezaron a circular los carros de servicio urbano –como le decían—de don Aniceto Lara Sosa “Cheto Calabacha” con sus unidades “El Perro Fiel” y el “Firme” o los de don Manuel Chávez Portugal “Chigueste” y muchos después los de Pedro Valencia Ortiz “El Valito”, que llegaron a repartirse las rutas hasta Paso Nacional, Las Escolleras y Vista Hermosa.

         Cuando no había taxis, los maleteros nos encargábamos del trabajo de cargarlas hasta los domicilios por una buena remuneración. Para eso, ahí estábamos; “La Ronza”Francisco “Pancho” CrispínBeto Yépez “Pata de Águila”, yo y otros que nos disputábamos a los pasajeros y sus equipajes en las terminales de “Autobuses de Oriente” (Los Chatos Morados del ADO), “Transporte Los Tuxtla (Los Rojos) y mucho después “Los Rápidos del Papaloapan” que tenían sus terminales en el boulevard Juan Soto.  

         Quedó en el olvido el camión de la basura “La Balalaica” o la camioneta de la policía “La Julia”; los caballos percherones de “Don Pedro Domec” que mandaban para los paseos de las fiestas tradicionales de octubre, como los carritos autocar que corrían a toda velocidad en el circuito desde el Cine Juárez, hasta el edificio de “Casa Lara y Leal”, por la iglesia de la Virgen del Rosario, la Joaquín Martínez y la calle Juárez.

Era entonces un jolgorio y fiestón como no ha habido otros en las últimas décadas. Se acabaron las regatas de piraguas empujadas a remo; los palos ensebados, las carreras de costales y hasta las competencias en las que un puñado de atletas le daban la vuelta a Alvarado.

         Son tantas cosas que tenemos que recordar de la historia mundana de Alvarado, los alvaradeños, sus personajes, calles, edificios, chistes, cuentos, anécdotas, que el tiempo y el espacio no nos alcanzarán nunca para rememorarlos. Pero vamos construyendo esa memoria que no se ha escrito, pero que la habremos de rescatar poco a poco y entre todos… RP@…

Con un saludo desde la Ciudad del Caos, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, tierra del pozol, el nucú, la papausa y la chincuya.

Para contactarme: rupertoportela@gmail.com

Celular: 961 18 8 99 45. 

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