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Los dulces sueños de un alvaradeño

Los dulces sueños de un alvaradeño
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+ Y corría y corría, de La Fuente a Paso Nacional…

+ A quienes conocí en todo ese recorrido…

+ Del “Gallo Rojo” hasta el “Otro Lado”…

+ Maestras de la Primaria “Marco A. Muñoz…

                        Ruperto Portela Alvarado. 

                                     Capítulo XI.

         Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.- Corrían los días del año 1966 (a mis escasos 15 años), y yo corría, corría y corría, como dice la canción de Armando Manzanero¡Ah no!, esa dice; “y llovía y llovía”Pero sí, lo que quiero decir es que yo siempre corría desde la cantina “El Gallo Rojo” de mi tío Ángel Portela Sánchez del Barrio de la Fuente hasta la Primaria “Marco Antonio Muñoz” de Paso Nacional. Ese era mi recorrido de lunes a jueves para barrer los salones de la escuela, donde mi mamá Gregoria Alvarado Valerio era conserje. Los viernes no barríamos porque lo dejábamos para el domingo y el lunes estuvieran limpios. 

         Fue así, en ese constante andar desde La Fuente a Paso Nacionalcomo me hice de una considerable condición física y corredor de largas distancias. Recuerdo en mis sueños de vida que ya tenía mi horario de salida de la casa de mis tíos Ángel Portela Petrita Cruz para ganarle al camión urbano “El Perro Fiel” de don Aniceto Lara Sosa“Cheto Calabacha” y que puntualmente mi madre Doña Goya lo abordara de regreso a casa.

         Siempre llegué primero a Paso Nacional, pues, mientras el camión le daba la vuelta a la ciudad saliendo del mercado “20 de Noviembre”recorriendo Juan Soto, Joaquín Martínez, Netzahualcóyotl, doblaba en la esquina de la tienda “El Repito” de don Heraclio “Laco” Ortega, seguía por la calle Ignacio de la Llave y tomaba la carretera, yo simplemente subía los barrancones de La Fuente por donde todavía está la tienda que era de don Rodrigo Alceda Zamudio y que ahora atienden sus hijos Rodrigo y Chico Alceda.

         De esa época del barrio La Fuente recuerdo a muchas personas y algunos amigos como Mario Ramón “El Mochilongo”, su hermano “Prisciliano “El Pichi” su hermana Maura Ramón Martínez “La Mocha”; a doña Olga Rojas que vivía junto a la casa de mis tíos, quien preparaba unas deliciosas bolitas de camote con canela; a mi prima Virginia Alvarado Román, la de los ojos claros y divinos. Más adelante la familia de mi amiga Sandra Luz Padrón Arredondo y luego mi tía Juana Bravo Portela de quien no olvido sus tamales de elote, tapados y el mole que hacía muy deliciosos.  

         No olvido a mis amigos Diego Silva, sus hermanos y sus tíos, que además de ser peluqueros tuvieron un grupo musical llamado “Los Picapiedras” que tocaban en un predio donde mi tío Ángel Portela curtía pieles y luego mataba puercos. También frente al pozo donde el tren se abastecía de agua, vivió el señor Pablo Hernández que le decían “El Oreja Peluda”, papá de Catalina, una muchachita pecosa y bonita que se casó con David Hernández Rojas. En fin muchos personajes que conocí y ya mencioné en uno de mis artículos titulado: “Mi Barrio Bravo de la Fuente”.  

         Subiendo por esos barrancones que iban a dar a la calle Morelos, por donde vivió Roberto Noguerola, papá de mis primos, JovitaJulianaRosa AmeliaMiguel y Fallo, hijos de mí tía Juana Sánchez Sánchez, y también en esa misma casa su hermana Trini que después se cambió por donde  está la escuela “María Dolores Mojica Portela”, antes de que abrieran la llamada “calle nueva” que va a dar al malecón y la playa. 

Más arriba, en el barrio de Belem por donde vive mi amigo Reyes Cano Santos, estaba la cantina de “Los Canates” que me dice Miguel “Mike” Cano Eslava que fue de don Rutilo “Tilo” Padrón y su esposa doña Amelia Eslava Rodríguez. Más abajo estaba la piquera de “Nigua”, que hasta la fecha no sé cómo se llamaba el señor. Por esa bajada que eran también unos barrancones, exactamente por donde vive mi compadre Nacho “El Avión” Ramón Zamorano, vivió “El Poche”, Carlos Padrón Azamar que fuera por mucho tiempo mesero con grado de capitán.

Y en mi recorrido hacia Paso Nacional que fue por más de seis años, pasaba por el Molino de Tío Fay; la cantina “El Metro Cuadrado” de don Luis Guadalupe Ochoa Ruiz, mejor conocido como “Luis Lupita”, que atendió después don Rafael Jiménez “Fallo Crichichi”, hermano de “Chibule” y papá del excelente filders del béisbol alvaradeño, José Luis Jiménez Martínez “El Choji”, quien se encargó del negocio hasta que lo cerraron. Más adelante estuvo la tienda que atendía José Luis Valerio “Bacinica”, de quien me dicen, junto con don Oscar Camarero y Tomás Ruiz, fueron los fundadores de la arena de box “El Rucava”.

La verdad, he querido hacer este recorrido de mis tiempos de “corredor por la chuleta” para recordar a muchos de esos distinguidos alvaradeños que conocí en mi camino desde la Fuente hasta Paso Nacional, como mis primas Pilucha e Imelda Portela Palacios que fueron vecinas de doña María Paula Ruiz Gómez“María La Chilica” y de Irma “La Flamita” en la calle Morelos, entre Rayón y Galeana. En la esquina vivió “Doña Pancha” Figueroa Murillo, compañera conserje de mi madre Gregoria Alvarado Valerio en la escuela primaria Benito Juárez;  mamá de doña Cleofás y del maestro Carlos Santos Figueroa, cuyos hijos y sobrino, respectivamente, René “El Nene” y Bulmaro, tuvieron un conjunto musical llamado “Los Colosos del Ritmo”

Ya en ese tiempo pasaba por la casa del señor conocido como “El Güero Marta”, que estaba frente al solar donde estuvo el Hotel Regis que me dice mi paisano y vecino José María Zamudio Mora, se quemó el 23 de agosto de 1944, precisamente cuando mi padrino Felipe “Felipete” Zamudio Mora  estaba cumpliendo sus 15 años. La historia, agrega, –aunque no lo sé de cierto—que ese hotel fue propiedad de don Rogelio Riande, papá de Rogelio Riande que nosotros conocimos, vivía en la calle Galeana, hijo de doña Matilde y vecinos de los Ferrer, maestros de educación física, que les decían los “Burros”. Por ahí vivía también María la “Gallinera” (María Zamudio).

En la otra esquina de Morelos y Joaquín Martínez funcionó por mucho tiempo la cantina “Casa Blanca” que dicen era propiedad y atendía personalmente “El Campeón” Tobías Zamudio. Recuerdo también que por ahí tenía su casa Emeterio Alceda Cruz y el inolvidable “doctor del pueblo”, don José Antonio Camacho Martínez, de quien guardo muy buenos recuerdos. En la siguiente cuadra tenía su casa don Pedro Aguirre, una vivienda con esas tradicionales puertas antigua de dos hojas horizontales y gruesa madera, ubicada en Sotero Ojeda y Morelos, donde tenía su peluquería. Igual esa casa de hermosos corredores que creo era de un señor llamado Richard Rasec y en frente la tienda de don Adrián Valerio Reyes, que fue toda una celebridad como otras que hubieron en Alvarado. También, junto a la tienda vivió un señor que le decían Tabú –vigilante en la planta del Puerto Piloto—y su esposa doña Sofía, que me dice mi amigo “El Loco Cano” que ella  

Por ese rumbo vivía mi tío Cecilio Sánchez que también era peluquero, y por la calle Dr. Luis E. Ruiz, el gran “Micaelo”, don Vicente Vera Lira que pasó a la historia como uno de los mejores neveros de Alvarado, la región del Sotavento, sino es que nacional y del mundo mundial. Así mismo en esa misma arteria conocí a mi amigo Rodolfo Senerín “Fito El Naylon” y a su mamá doña “Juanita La Naylon”, a los “Pollo Fino”“Los Chuecos”, mi compadre Ricardo Padrón Almeida y “El Clan de los “Burros” que jefaturaba don Mario “El Burro” Padrón Martínez

Para tomar la carretera rumbo al puente, pasaba por la casa de don Pedro Cano González y su esposa doña Bertha María Santos Tiburcio. Entonces ese tramo de calle no estaba pavimentado, pero había unos escalones que hicieron desde que hicieron la obra del puente. Uff!, ya entrado en los más de 500 metros del Puente Alvarado –como se llama–, llegaba al otro extremo y tenía que bajar casi 50 escalones para llegar al cocal y luego a la escuela “Marco Antonio Muñoz”, donde ya me esperaba mi madre doña Gregoria Alvarado Valerio

Por cierto, quiero recordar con mucho aprecio a las maestras y personal de esa incipiente escuela primaria de Paso Nacional, como doña “Chabelita”, Isabel Oropeza; la profesora Irma Delfín Hermida y Encarnación Carmona Rojas“Chona”, esposa de mi primo Rafael Figueroa Alvarado“El Güero la Rubia”; así como también a la maestra “Tule”Gertrudis Zamudio. Mi mamá Gregoria Alvarado Valerio y Chito Montalvo eran los conserjes. No me olvido de una señora de junto de la primaria con la que tuve amistad llamada Estela, esposa de un señor al que solo conocí como “Casco al Sol” o la familia de don José Pérez que vivían frente a la escuela. 

Una larga historia que envuelve muchos acontecimientos y anécdotas pasando por las visitas que los amigos hacíamos a la casa de don Alfredo González Padrón“Pompón” y doña “María Pompón”  (María de los Ángeles Sánchez Figueroa), para disfrutar unos exquisitos chapos de limón, guanábana, cacahuate y los tradicionales de jobo que preparaban para los asiduos comensales. 

Recuerdo que fui testigo de cuando bajaron las cuchillas para que se hiciera la luz en Paso Nacional allá por el año de 1967, si no me equivoco en la fecha; pero así estábamos sentados en esa calzada alta que ahora ya la desapareció el tiempo y la arena de relleno. Mi recuerdo para ChelyMeneneLeopoldina “Polina” y Noelia “Nony”, hijos de doña “Mary Pompón”, que se nos adelantaron en el camino.

MI INICIO COMO ATLETA…

Creo que estaba ya en tercero de Secundaria cuando “El Mayor”, don Maximiliano Aguilar Rubio, maestro de Educación Física, me invitó a una competencia de 500 metros que corrimos en lo que hoy es el malecón, en pleno pavimento. Solo me arremangué el pantalón y sin zapatos hice el recorrido que gané fácilmente. Desde ahí me llevaron a las competencias municipales, regionales en Cosamaloapan, los de zona en San Andrés Tuxtla, hasta llegar en los años de 1967 y 68 a los juegos estatales de los que fui dos veces subcampeón.  

Tuve la fortuna de tener a un excelente y gran entrenador como el maestro Héctor Ruiz Carmona “Chical” quien también preparó en su primera etapa estatal a Julia Ochoa Delgado, la extraordinaria campeona nacional de 75 y 100 metros planos, como a Aurora “Yoya” Peña en el lanzamiento de la bala quien también se colgó la presea de oro a ese nivel. 

Quiero recordar, agradecer y rendir un homenaje a los auxiliares que incidieron en nuestra preparación atlética, Luis “Güicho” Padrón Inclán, una profesora de la que no recuerdo su nombre pero que cariñosamente le decíamos “Maestra Anita” y también fungía como entrenador de atletismo y fútbol, Saúl Morteo. Entonces el jefe de zona era Mario “Camión” Ortega.    

Esos años de estudios (¿?) y deporte fueron maravillosos. Entrenábamos desde las 5 de la mañana cuando uno de los integrantes del equipo que después se llamó “Los Melones Asoleados” como nos bautizó Rolando Lara Valerio “La Facha”, se encargaba de pasar a llamarnos mediante un silbido que se hizo nuestra rúbrica. 

La constancia, alegría y fortaleza que adquirimos con los entrenamientos de nuestro maestro Héctor Ruiz Carmona “Chical”, a quien le guardo un merecido agradecimiento, reconocimiento y respeto, nos nos hizo los mejores de la región y la zona, por eso la mayoría tuvimos la fortuna de participar en juegos estatales que se celebraban en la capital veracruzana, Xalapa. En los 100 metros siempre tuvimos a Carlos David Zamudio Portela “Iky” y Jaime Vázquez “El Aleluya”, que si bien no pasaron a los nacionales, si fueron una buena propuesta del equipo de Alvarado.

Las que siempre me sorprendieron por su velocidad fueron, en primer lugar, Julia Ochoa Delgado, a quien le reitero mi reconocimiento por llegar a ser campeona nacional; pero también tengo buenos recuerdos de una muchachita alegre, de bonitos sentimientos y llena de vida como lo fue siempre María de Lourdes Prieto Martínez, “La Yuyi”. De ella guardo su amistad sincera y hermosos recuerdos, aunque otros no tanto como cuando se clavó un gancho de tejer en un tendón de la rodilla y la tuvieron que operar. 

Siempre tengo el respeto y recuerdo alegre de mi amiga “Yuyi”porque compartíamos momentos extraordinarios durante las competencias de zona en San Andrés Tuxtla y los estatales de Xalapa. Su destreza para correr los 100 y 150 metros planos era extraordinaria. A ella una oración por su eterno descanso. Pero, nunca me debo olvidar de otra gran corredora, mi amiga, Sandra Luz Padrón Arredondo quien tuvo todo para ser campeona estatal, inclusive nacional de los 75 y 100 metros planos, que hoy a la distancia refrenda al seguir siendo una extraordinaria atleta.

    En el entorno del parque deportivo “Miguel Alemán Valdez” donde entrenábamos al amanecer, éramos un verdadero equipo. Uribe Cruz Pacheco lanzaba la bala; Rolando Cruz “El Q”, junto con José María “Chema” Tiburcio a quien le apodamos “El Águila Descalza” porque corría la distancia de Buen País al panteón de Alvarado sin tenis y Jesús “Chucho” Rivera Magaña, eran de los mejores corredores de medio fondo. A ese grupo se unió Pablo “Carlos” Valerio, a quien su constancia lo llevó a correr con la antorcha olímpica en su paso por  Veracruz-Jalapa en 1968 y según me dicen, todavía sigue en competencias. 

         Por cierto, en esa etapa del recorrido de la Antorcha Olímpica de 1968, fui a tres simulacros junto con Pablo Valerio y Chucho Rivera y el único seleccionado por haber dado el tiempo requerido con 3 minutos, 33 segundos 33/100 en el kilómetro de que constaba el tramo. Por tener exámenes que ya había reprobado antes, no pude asistir el mero día de la transportación de la antorcha y fue Pablo Valerio el que cubrió el espacio. Esa historia jamás la había contado.

         Quiero recordar en este momento a mi amigo Víctor Tiburcio Santiago “Fideo” quien en su mejores tiempos fue de los primeros que saltó 1.90 metros de altura en unos juegos estatales. Y, aunque no pertenecía al equipo de atletismo, también a Bertha Cano Santos, quien se desempeñó siempre como una destacada nadadora. No recuerdo cuál era su especialidad pero muchas veces la vimos y aplaudimos en sus competencias de la alberca del complejo deportivo de la Ciudad Universitaria de Xalapa.

         Miguel Chávez “El Salvaje” fue bueno lanzando la jabalina; Rogelio Ruiz Santos la bala y mi compadre Ricardo Padrón Almeida “El Burrito”, en los 100 metros planos, aunque más en las competencias de ciclismo donde era el campeón. Quien tuvo mucha velocidad pero nunca le gustó competir fue a mi compadre Manuel Rascón Arano “La Burra”; solo corría las parejeras y de apostado, donde casi nadie le ganaba.  

         Con el tiempo, el equipo se llamó “Los Melones Asoleados” y después solo “Los Melones”. En un tiempo anduvo con nosotros entrenando y compitiendo, Pichirilo Zamudio Rojas; mi prima Ruth Román Sánchez, entre otros. Pero no se me debe olvidar un buen corredor de 100 metros planos: César “Chechón” Morteo, quien jugó también y muy bien fútbol, con equipos integrados por Carlos Reyes Hernández “Colita”Ciro Silva HernándezCarlos Joaquín Tejeda LaraAurelio “Lelo” TrianaGabriel Prieto MárquezAlbino Zamudio Lara “El Pollo Fino”Gabriel Mojica “Gaby Caraveo”Pancho Alfonso que creo era el portero, Toño “El Enano”Zerapio que no recuerdo nombre y otros más. 

         Vale la pena recordar a otros buenos corredores y atletas que nos antecedieron como Enrique Lara Valerio “El Palomero”Roberto Hermida Santiago “El Canario”Eduardo Campos Rosas “Pinti” Rodolfo Hernández Portela “Upa”, que corrían muy bien los 100 metros planos en la barrera de los 11 segundos flash, hasta donde recuerdo. En el escenario de los recuerdos aparece un amigo que fue un gran atleta con especialidad en salto de altura, Arturo Mayo “El Piston”, que no se bien si también jugaba béisbol, que vivía casi junto a la tienda de don Adrián Valerio Reyes

Un saludo a mi amigo Petronio Vicencio que fue de nuestra generación de corredores de fondo como mi hermano Gabriel Portela Alvarado que se dio buenas competencias de 25 vueltas en lo alto del circuito del Sanfer contra Raymundo Almeida Santos “El Ajumao”. Después les cuento la historia de corredores como Ángel Hermida Santiago “El Gavilán”Serafín Santiago Almeida “Fin”“Rubén La Burrutaca” y “El Cholo” que fueron muy buenos para las parejeras de 25 metros, de apostado. 

         Bueno, pues esta es un cuento que ya se hizo muy largo, que en la vida  mundana de Alvarado y los alvaradeños, no tiene fin; por lo que la seguiré escribiendo hasta que se nos agote el tiempo y acabe el mecate… 

Un saludo desde la ciudad del Caos, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, la tierra del pozol, el nucú, la papausa y la chincuya…

Para contactarme: rupertoportela@gmail.com

Celular: 961 18 8 99 45. 

MIEMBRO DE LA ASOCIACIÓN DE COLUMNISTAS CHIAPANECOS. A. C.     

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