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Los dulces sueños de un alvadoreño

Los dulces sueños de un alvadoreño
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        + Familias y vecinos alegres y felices…

        + El “asalto”, fiesta previa al festejado”…

        + Recuerdos y memorias de cada vecino…

                               Ruperto Portela Alvarado.

                                              Capítulo III.

EL VECINDARIO… 

Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.- La vida en el vecindario de la calle Francisco I. Madero siempre fue alegre. Las señoras como mi mamá Gregoria Alvarado ValerioFelipa Enríquez, Rosa y Micaela Herrera “Las Cardenalas”, entre otras, eran muy organizadas para llevar “el asalto” la noche previa al día de cumpleaños de las o los vecinos. Entonces se vestían, unas de hombres y otras de mujeres, ataviadas para el festejo.

         Lo que nunca supe es si VicentaTeresita y Lola Cruz Ochoa, hermanas de “Luis Canilla”, participaban en esos jelengues. Ellas vivían frente al domicilio de Ricardo Tiburcio y tenían un puesto de antojitos que se llamaba “El Manguito” en alusión a un árbol de mango que había en el jardín, afuera de su casa.

Recuerdo también la casa de tejas donde vivía Ricardo doña Felipa; era muy grande o así me parecía por su amplia sala, atrás un corredor y el patio con muchos árboles y flores. También una cocina y al lado, contiguo a la casa de mis papás, otro patio donde destacaba un árbol de aguacate, debajo del que Doña Juana Manuela (esposa del don José González Quintana, más conocido como “El Negro Mambo”) nos daba clases para enseñarnos a leer y escribir con laCartilla de San Miguel

         Junto a la casa de las hermanas Ochoa había un terreno que cuidaba un señor de aspecto misionero, siempre con su vara, vestido de blanco y con una larga barba entrecana, al que conocimos como “Papa Lipe”, padre de doña Felipa Enríquez. Ahí cosechaba maíz, pero también tenía plantas de papaya, guayaba, entre otras frutas que en ocasiones le sustraíamos, por no decir robar. Yo me acuerdo mucho de “Papa Lipe” por su aspecto santón,  buen vecino y porque a mi hermana, en vez de decirle su nombre Aída, le llamaba “Jaiba”. Por qué, no sé.   

         No me debo olvidar que Ricardo Tiburcio era todo un personaje. Cuando se tomaba su alipuses, al regresar a su casa desde la ribera, por toda la calle Madero, solía hacerlo cantando; pero más me acuerdo cuando en una fiesta de carnaval o de octubre, en la mojiganga se cortó el pelo como los Cherokes, dejándose solo una franja de cabello en el centro de la cabeza. No recuerdo bien si fue panadero, pero al final tuvo una pesquería en la playa de la Trocha que después atendió su hijo Antonio“Toño Mamailla” Tiburcio Enríquez, padrino de mi hermano David y compadre de mi papá Celedonio Portela

         De esa familia recuerdo a “Felipe El Loco”, con quien tuve una buena amistad, como con su hermana Alicia “Licha”, RicardoLilia; pero más con Lupita Tiburcio que es casi de mi generación. Un vecino correcto, amable y serio fue Pedro Baltazar, quien hizo migas siempre con Feliciano “Chano” Campos el eterno Presidente de la Junta de Mejoras Materiales, organizador proveedor de papel china para los trajes de indios de la mojiganga, y mi primo Miguel Noguerola Sánchez.

Ya en la esquina, en un hermoso terreno cubierto de plantas adornadas con piedras, vivía doña Carmita Raymundo. En las otras esquinas vivían doña Remedios Lara Gutiérrez  “Doña Mello” con su esposo donLuis Santiago y sus hijas que siempre conocí como “Mela”(Esmedita); “La Güichita”(Luisa); “Chavelita” (Isabel), Marco Antonio. No me olvido de las hermanas de doña Mello: Isabel “Chavela”, Evelia “Doña Yeya” (que creo es la mamá de Rolando Zamudio “El Aguao”) y doña Rosario –esposa de don Joaquín Martínez– todas de apellido Lara Gutiérrez.

Alfonso, un hombre fornido y de buen trato –de quien no me acuerdo de su  apellido—tuvo por mucho tiempo en la esquina de Madero y Aldama una tienda enfrente de la casa de doña Mello y en el otro lado vivía don Toño Zamudio y junto Andrés el hermano de “Potonche”

Me acuerdo bien de Pablito Zamudio Vargas que fue encargado mucho tiempo de la tienda que su papá don Pablo Zamudio tuvo en la casa ubicada en Galeana y Manuel P. Hernández, frente a donde vive mi prima hermana María Elena Figueroa Alvarado. Esa casa ahora pintada de verde –contra esquina de la Escuela Primaria “Manuel M. Oropeza”—me dicen es propiedad de nuestro amigo y compañero de generación de la ESBA, Ramón Reyes

Por el lado de la calle Galeana y Aldama, Pablito Zamudio también tuvo una tienda “La Reinita” que atendía muy diligente su señora esposa, doñaCarmita Ochoa, mamá de Arturo“Cien Gramos”Reyna y otras muchachas. Recuerdo que la tienda tenía tres grandes puertas. Ahí vendían de todo, como dicen las décimas de “La Tienda”. Comprábamos petróleo para el quinqué y los candiles; alcohol para los chapos de limón o“pecho amarillo” de naranja. Por supuesto que había azúcar, arroz, frijoles, maíz, miel de caña para los buñuelos, dulces, chicles y todo lo que en una tienda bien surtida se pudiera encontrar.

Recuerdo que era nuestro vecino en la calle Madero, Pancho Alceda, quien tenía un próspero negocio de frutas y verduras, aunque su fuerte era la compra-venta de plátano macho. La que casi siempre atendía el negocio ubicado en la ribera Juan Soto era su hija Josefa, aunque a veces estaba Isabel “Chavela”. El brazo derecho fue Moisés “Moise” y el que se quedó con el negocio fue Emeterio, que lo tuvo por mucho tiempo en el mismo lugar al lado de la tienda “La Mixteca”

Por supuesto que no me puedo olvidar de mi amigo “Panchiriqui”, quien se dedicó a manejar un camión de redilas con el que iba a Veracruz a comprar la mercancía y a la vez darle servicio de transporte a los demás comerciantes. Pancho Alcedatuvo un hermano de nombre Pedro Alceda, propietario de una bodega de  venta de material de construcción en la calle Bravo, cerca de la cantina “El Metro Cuadrado” de “Luis Lupita”.

Por ese rumbo, frente a la casa de materiales de construcción de Pedro Alceda vivió un amigo al que le decíamos“Tawita” porque, a pesar de ser de baja estatura, tenía un cuerpo fornido y bien formado a base del levantamiento de pesas. Creo se llamaba Toribio como su papá y era muy amigo de Mario Rojas –hermano de Marino que fue mucho tiempo coime en el billar “El Azulito”MarinaRosaura—  que vivía en la calle Madero y que también era aficionado al gimnasio.

Por supuesto que no me debo de olvidar de Dionisio Rascón “Nicho” al que su papá “Juan Pino” le decía “Mi Rey”; hijo de doña Nicolasa, mamá de MelloDelma y Socorro. Muy buenos vecinos. Siempre recuerdo también a mis amigosJorge “Jole”Manuel “Mañe”Dionicio “Nicho” y “Marquitos”, a los que llamábamos “Los Pastoritas” o “Manglareños”porque se dedicaban a cortar madera de los manglares y pescar en esos afluentes del río.

Y en la mente están doña Amparo Mora y su esposo don Dimas Zamudio. Siempre tuvimos los chamacos del barrio mucho acercamiento con su hijaOfelia que era la que estaba al frente del negocio de leche,  “El Negro” encargado del rancho yAmparito más dedicada a la casa. Los demás, NachoSamuelJosé María se dedicaron a estudiar e hicieron sus respectivas carreras universitarias y no sé si Dimita también hizo alguna licenciatura. Para ellos nuestro agradecimiento por las atenciones que nos dieron a la plebe de chamacos de la barriada.

En fin, son muchos los recuerdos de nuestros vecinos en aquellos tiempos, como “Los Chiruchos” –FalloTomásAndrés y “El Gordo” al que le decíamos en palabras al revés“Dogor”, y él nos decía; “Tobe”“Beto Currioso” y a mí, “Toperru” que quiere decir Ruperto. Abajito de la casa de “Los Chirucho” vivió una familia y un muchacho que se llamabaElpidio que conocíamos como “Pillo”. En la casa de don José Ferrer“Pepe Cachimbo” vivió un buen amigo que jamás lo volvimos a ver, llamado Agustín Bustamante. Me dicen que vive en la Ciudad de México y es Contador Público. No lo sé bien.

De todos los vecinos guardo muy buenos recuerdos como donEsteban Román que le decían “El Brujo” y sus hijas Flora y Guillermina, así como sus nietas: AdelaMirnaLily y el médicoAlberto, a quienes tengo mucho tiempo de no ver como también a la maestra Anita Hernández Hernández, hija de doña Tila y don Remigio, con quien tuve una buena amistad.

Y puedo seguir mencionando a tanta gente que giraron alrededor de nuestras vidas, familias, el barrio y los vecinos que me da mucho gusto recordarlos hoy en la lejanía del tiempo y la distancia. Algunos se fueron de Alvarado y ya no volvieron, pero están en mi recuerdo y los habré de mencionar en alguna ocasión…

Con un saludo desde la Ciudad del Caos, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, la tierra del pozol, el nucú, la papausa y la chincuya…

Para Contactarme: rupertoportela@gmail.com

MIEMBRO DE LA ASOCIACIÓN DE COLUMNISTAS CHIAPANECOS. A. C.    

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