Corina Gutiérrez Wood
No creo en los horóscopos. Pero si algo sale mal, ¿quién soy yo para discutir con Mercurio?Tampoco me trago esas predicciones que aseguran saber lo que voy a sentir antes de que yo misma tenga tiempo de inventarme el drama. Algunas personas las toman como instrucciones infalibles para justificar cualquier capricho o decisión que toman porque, claro, el zodiaco lo dijo. No puedo creer que la alineación de unos planetas tenga más control sobre mi vida que mi propio caos emocional.
Y aquí estoy, leyendo esas líneas que parecen escritas con la precisión de un mensaje en una galleta de la suerte, lo suficientemente vagas como para encajar con cualquiera y aun así hacerles pensar “uy, justo lo que necesitaba leer”. ¡Qué te puedo decir! Soy Libra. Vengo de fábrica con un radar especial para detectar contradicciones y convertirlas en parte de mi desayuno balanceado, servido con una taza de café, con dos cucharadas rebosantes del ego de Leo y una pizca de indecisión de Libra para fingir que todo está bajo control, porque, por más escéptica que me ponga, hay algo en la astrología que me entretiene profundamente. Dime tú si no es una delicia ver cómo el mundo se parte en dos: los que buscan amor, paz interior y responsabilidad afectiva, y los que simplemente son…
Aries.
Porque claro, todo se entiende si “soy de fuego”. Eso basta para justificar gritos, impulsos, arranques de sinceridad brutal y decisiones tomadas con la madurez emocional de un adolescente sin filtros.
Tauro
Recoge los platos rotos, sí, pero que nadie le mueva la silla, le critique el método ni le cambie su playlist de boleros. Terco como él solo, con paciencia de santo hasta que le entran los celos. Entonces no dice nada, pero lo sabrás: por el silencio, la ceja levantada y el cambio de contraseña en Netflix.
Géminis
Está demasiado ocupado debatiéndose entre dos ideas opuestas como para comprometerse con la realidad. Habla rápido, piensa más rápido y cambia de opinión antes de que termines de entender su punto.
Cáncer
Llora. Llora por amor, por nostalgia, por intuición o por una canción vieja que le recordó a alguien que lo dejó en visto en 2016. Su corazón es un cuadro pintado con acuarela.
Leo
Leo no es egocéntrico, solo está cansado de que el mundo no esté a su altura. Habla de sí mismo con tanta pasión que a veces se aplaude solo. Lo suyo no es ego, es conciencia de su propio brillo.
Virgo
Organiza, clasifica y enjuicia. Ya revisó tus errores gramaticales, tu carta astral y tu relación tóxica. Todo le produce ansiedad, pero jamás lo admitiría.
Escorpio
Bueno, Escorpio ya te investigó, te juzgó, te bloqueó mentalmente y está decidiendo si te ama o te destruye. O ambas. La confianza se la ganas. El perdón no siempre llega. Pero el magnetismo, ese no se cuestiona.
Y ahí estoy yo.
Libra.
En medio de la balanza, queriendo agradar, sí, pero también queriendo escapar. Amando la paz, pero haciéndome amiga del caos si viene bien vestido.
No somos indecisos, somos considerados. No evitamos el conflicto, simplemente lo maquillamos. ¿Negociar? Claro. ¿Decidir? Uff…dame seis horas, una encuesta, dos señales del universo y un oráculo emocional que me diga qué opción es más estéticamente coherente con mi intuición.
No crean que es fácil. El dilema constante entre quedar bien y quedarme tranquila.
Entre decir lo que pienso o decir lo que no lastimará. Entre parecer segura y estar al borde de volver a escribirle a alguien que no lo merece, pero que probablemente sea …
Acuario
Ignorando todas las señales. Emocionalmente disponible. Te quieren, pero desde una galaxia lejana y con Wi-Fi intermitente.
Sagitario
Por cierto, ya se fue. Estaba aquí hace un segundo, pero se aburrió. Probablemente esté en otro país, en otra cama o en una nueva crisis que le parezca estimulante. Filosofa mientras huye. O huye si el que filosofa eres tú.
Capricornio
Ni vino: está trabajando. No preguntes en qué, porque no tiene tiempo para explicarte. Está construyendo un imperio, pagando su propia terapia y juzgando en silencio la falta de estructura de todos los demás.
Piscis
Seguramente está soñando con algo que probablemente no existe. Idealista, intuitivo, dulcemente desconectado de la realidad. Ama sin instrucciones y sufre sin testigos.
La verdad es que todos tenemos algo de todos. Somos una suma de manías, heridas, traumas mal resueltos y signos mal leídos. A veces necesitamos que los astros nos digan lo que no nos atrevemos a admitir:
Que no era amor.
Que no era el momento.
Que no era el signo.
Que éramos nosotros.
Con nuestras elecciones, con nuestra ceguera selectiva, con nuestro amor propio en modo avión.
Y está bien romantizarlo un poco. Pero no perdamos de vista una cosa:
No es Mercurio retrógrado,
No es tu ascendente en no sé qué,
No es la cuadratura de sabrá el universo qué,
Eres tú. Con tus decisiones, tus vacíos disfrazados de intuición y tus ganas de culpar a la galaxia porque aceptar la realidad es tan aburrido como un lunes sin café.
Y sí, soy Libra.
No perfecta, pero al menos no me escondo bajo la manta de la espiritualidad fingida.
Yo decoro el desastre con conciencia estética y sarcasmo funcional.