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¡Libertad para Venezuela! / A Estribor

¡Libertad para Venezuela! / A Estribor
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Juan Carlos Cal y Mayor

Mientras en México el ala radical y antidemocrática de Morena construye el camino hacia Caracas, consolidando un gobierno autocrático con reformas al poder judicial y la apropiación indebida de la sobrerrepresentación, los organismos internacionales y los países del mundo libre claman por que Maduro acepte la voluntad de los venezolanos expresada en las urnas.

PROTESTA MUNDIAL

Cientos de miles de venezolanos en más de 300 ciudades del mundo se concentraron en enormes manifestaciones exigiendo el fin de la tiranía para poder regresar a su país. Se trata del mayor número de exiliados políticos de que se tenga memoria: 7 millones votaron por la oposición y al menos otros 5 millones podrían votar en el exterior, aunque han sido vetados de ese derecho; en total, son 12 millones contra los 3 que votaron por Maduro.

OPRESORES

Aun así, el régimen militar y político madurista se resiste a aceptar un resultado que significaría, cuando menos, el destierro o la cárcel. No solo por sus vínculos con el narcotráfico, el llamado cartel de los soles, ni por el atraco que ha dejado a millones en la pobreza, sino por toda una historia de represión y crímenes de lesa humanidad que buscan acallar a un pueblo convencido de luchar por su libertad.

LA LUCHA DEL MUNDO LIBRE

La lucha de Venezuela es la lucha de todos los países que aspiramos a vivir en democracia. No se trata de un tema ideológico, sino de una lucha por principios. Sin embargo, Maduro y todos los zurdos retrógradas continúan con su retórica en contra del imperialismo yanqui, que, por cierto, ha mantenido una posición ambigua y débil, en contraste con la de muchos otros países, incluyendo la Unión Europea y, por supuesto, América Latina.

VERGÜENZA PARA MÉXICO

Por ello, resulta vergonzosa la posición de México, que ha preferido abstenerse, callar y llamar al diálogo (¿para qué?), o ser el único país del continente dispuesto a respaldar a Maduro, a sabiendas de que pretende usurpar el poder. “Lo que diga su tribunal electoral”, dice, cuando ya se sabe que están totalmente cooptados por Maduro, justo como quieren ahora hacer en México con un órgano electoral, un tribunal, una Corte de Justicia y una mayoría ilegítima en el Congreso, todos diseñados para hacer su santa voluntad. No exagero en lo más mínimo en este nuestro país, en el que hay más votantes en el reality show televisado de “La Casa de los Famosos” que los que obtuvo nuestra ahora presidenta electa.

YA SABEMOS EL DESENLACE

Lo triste es que esos mismos, al igual que ocurrió con los venezolanos, son los que eligen presidentes y, al poco tiempo, están lamentándose y arriesgando la vida para huir a los países capitalistas que tanto demoniza la izquierda caviar, que se llena la boca con promesas de igualdad y redistribución de la riqueza, pero a la que le encanta disfrutar de paseos por los malls estadounidenses, cenar en lujosos restaurantes y comprar ropa de marca. Y, por supuesto, tener un piso en Madrid o un departamento de lujo en Miami. Porque, claro, el pueblo bueno y sabio cree que todo eso son mentiras de los conservadores y de la ultra derecha. Ese pueblo amado siempre dispuesto a morir por la patria o a participar en una pelea a golpes afuera del estadio para defender a su equipo favorito de fútbol.

ESTAFADORES

La condena contra Maduro es unánime y, aun así, Petro en Colombia, Lula Da Silva en Brasil y López Obrador en México le juegan al lolo. Son la nueva izquierda del bienestar que nunca acierta y siempre termina por fracasar después de esquilmar la riqueza pública y acabar con la fiesta. Falsos mercaderes de las bondades de un modelo que ha fracasado históricamente, dejando saldos terribles de pobreza, represión y muerte. Estafadores del resentimiento que llegan al poder con violencia verbal y, una vez sentados en él, no quieren abandonarlo.

SOLO POR LA FUERZA

¿Qué puede pasar en Venezuela?, me preguntan. Maduro y sus secuaces no se irán. Tienen el dinero y las armas; utilizan la soberanía como escudo protector para evadir cualquier intento de intervención, más allá de las simples proclamas. Lo que puede venir es la violencia: la insurrección militar o la insurrección popular, a un muy alto costo en vidas. A Maduro solo lo pueden sacar a patadas, así como la turba acabó con Gadafi o Ceaușescu. Cualquier intento de sanción por parte de la comunidad internacional no sirve para nada porque quien sufre es el pueblo. Maduro, Padrino, Diosdado, la triada que ejerce la tiranía por la fuerza, son los que menos sufren porque han robado hasta el hartazgo.

HEDOR A TIRANÍA

Ya no son los tiempos de Henry Kissinger. Gane quien gane la elección presidencial en Estados Unidos, parecen más preocupados por el petróleo que por el pueblo de Venezuela. De México ni se hable. La postura del gobierno raya en el cinismo y deja un hedor a que también están dispuestos a todo para no dejar el poder. No hay ni siquiera solidaridad del pueblo mexicano con Venezuela, ni aún sabiéndose que los migrantes que pululan menesterosos por las calles del país se convertirán, más temprano que tarde, en un problema para nuestra nación, especialmente cuando Estados Unidos no los devuelva como los comensales incómodos de una taberna lanzados por el patio trasero. A este régimen de cuarta no le importa la democracia ni el país, solo el poder…

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