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La Tumbahombres / La Feria

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Sr. López


Tía Consuelo al enviudar quedó con cinco hijas, en el Toluca de allá de la primera mitad del siglo pasado. Fueron creciendo las niñas y tía Consuelo se fue preocupando porque parecía que eran inquietas para asuntos relativos al pantalón (prenda que entonces solo portaban los hombres, se advierte). Y lo fue confirmando con cada una. Castigos, admoniciones, regaños, reglas, normas, órdenes, se podría escribir un libro gordo con todo lo que intentó tía Consuelo y nada, las niñas eran inquietas. Pepe, el más impresentable primo que tenerse pueda, un día le dijo: -Tía, lo güila no se quita, ni batalles, nada más que sean discretas y hasta se andan casando -y sí, las cinco se le casaron… varias veces.

Sin contar hoy, dentro de 19 días, se va a su finca de feliz nombre, el primer Presidente anexo a un micrófono, que en la historia hemos tenido. Enhorabuena.

Lamentablemente, su sucesora, será la continuación de su estilo de gobernar o desgobernar, según se vea, si cumple lo que dice, lo que sería sorpresa, porque -con las reglamentarias excepciones que en todo hay-, a nuestros políticos no se les da eso de cumplir su palabra en general, cuantimenos sus compromisos… no se sabe qué les pasa, como que les salen ronchas, de plano son alérgicos a la verdad y algunos no muchos pero no pocos, a la decencia. Así que por lo pronto y hasta nuevo aviso, el gobierno de doña Sheinbaum será la continuación del actual… si cumple (…mmm…).

Claudia Sheinbaum Pardo asumirá el cargo de Presidenta de la república el 1 de octubre, jurando ante el Congreso de la Unión, cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes, por lo que su compromiso de ayer, ante las Fuerzas Armadas, de que ella jamás les dará una orden que atente contra la Constitución o el pueblo, resulta, lo menos curiosito, porque por supuesto que no debe hacer semejante cosa, ¿o lo andaba pensando?… ¿o su mentor, faro y guía, don López Obrador, le sugirió no preocuparse por los límites que impone la Constitución, porque la pueden acomodar como les venga en gana?… ¿o se lo pidieron los generales?… raro, porque la señora no habla por hablar (esperemos en Dios).

Otra cosa que llama la atención de este su texto servidor, es el escandalazo por el posible voto a favor de la reforma al Poder Judicial, del impresentable senador panista, Miguel Ángel Yunes Márquez, dignísimo retoño de su papá, el aun más impresentable Miguel Ángel Yunes Linares, de larga trayectoria por los albañales de la cosa pública; voto con el que Morena & Asociados, obtienen la mayoría calificada.

Tanto escándalo, al menos en la prensa, se entendería si la decencia y la corrección fueran lo normal entre nuestra clase política (lo de ‘clase’ en su acepción de conjunto de personas, no en la de distinción, categoría).

No, damas y caballeros, sabido es que eso de las virtudes cívicas no es moneda de cuño corriente entre los que se dedican en México a la cosa pública, con no tan pocas excepciones a lo largo de estos primeros dos siglos de ser país, porque es justo decirlo: en nuestra historia ha habido y hay personas que han sido verdadera personificación de la ética y la templanza política, sí, pero no han llegado a gobernar esta nuestra risueña patria. Lástima. La ética estorba.

En cambio la indecencia es tan maleable, grata al tacto y la cartera, facilita tanto las cosas, permite se haga realidad cualquier propósito y despropósito de quien esté en La Silla. Sí, ya va siendo hora de que algún profesional de la política, sin rubores ni temor, escriba la reivindicación de la indecencia, tan calumniada, tan mal vista, tan criticada por los que son simples espectadores de la actividad política. Sí, que se escriba su apología, podría titularse: ‘La indecencia al servicio de la patria’; o simplemente, ‘Elogio de la indecencia’, haciendo una discreta alusión a don Erasmo (da buen tono).

De verdad, piense usted en algún episodio nacional en el que no haya aparecido la larga y granulosa nariz de la indecencia. La conquista no la hizo Cortés, la hicieron los indios aliados a él; la Independencia no la hicieron los indios ni “el pueblo”, la hicieron los españoles y criollos (por ahorrarse impuestos); la guerra civil que llamamos revolución, nunca hubiera sucedido sin los cuatro gatos (Huerta a la cabeza), que decidieron matar al Presidente que sí había llegado al poder decentemente (majadero); el largo, larguísimo periodo de partido hegemónico, con todos los avances que sí le significó al país, con todo lo mucho bueno que propició e hizo, no deja de estar muy manchado por un solo pecado cívico grave, mataron la vida democrática del país, fomentaron la creación de sucesivas generaciones de mexicanos absolutamente ajenos a la participación social y política, ayunos de intereses colectivos, y lo peor de todo: amaestrados a aceptar la voluntad de quien quiera que ocupara La Silla presidencial. Y en esas seguimos.

Lo del año 2000, el arribo del PAN al Poder Ejecutivo, fue posible gracias a la indecente complicidad del PRI, de muchos distinguidos priistas, manchita de la que no se habla… y lo mismo con la llegada de Morena a la presidencia, sin la cobardona y egoísta complicidad indecente de Peña Nieto, hubiera sido el tercer “strike” del que logró el poder para, primero que nada, cobrar las facturas pendientes que acumuló en una vida de frustraciones… y así le ha ido al país, en todo, porque este sexenio será evaluado como el peor de muchos, tal vez de todos; es cosa de que pase el suficiente tiempo y haya menos cuatroteros vociferantes.

Y mire lo que son las cosas, sin indecencia, el partido oficial de ahora, sería nada, porque se ha construido pepenando traidores, tránsfugas y equilibristas de la política, todos vividores, indecentes de cepa (políticamente, se entiende, uno qué va a saber de sus intimidades… aunque se lo imagina). Y ahora resulta que un voto de un Senador es escándalo nacional. De veras, qué raro que critiquen a la Rompecatres en casa de la Tumbahombres.

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