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¿La política tiene ciencia?

¿La política tiene ciencia?
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Luis Enrique Garcia

A Diego Garcia quien hoy parte nuevamente a la universidad. DTB.

Por supuesto que hacer politica si tiene ciencia. Nada nuevo hay bajo el sol y por ello es posible advertir que a iguales conductas del pasado iguales resultados. La dinámica de acontecimientos políticos recientes en México así lo demuestran, una repetición ociosa de los ciclos que durante el Siglo XX cobraron vida en el mundo hasta llevar a este a la barbarie y a la bancarrota. 

En el fondo de la problemática subsiste la contradicción entre dos paradigmas de la democracia: la democracia constitucional versus la democracia plebiscitaria, cuya teorificación, desde inicios del Siglo XX corrió a cargo de Hans Kelsen y Carl Schmitt, respectivamente. La primera es propia de las modernas sociedades plurales y se caracterizan por la búsqueda cotidiana del consenso en las decisiones políticas fundamentales, entre mayorías y minorías; en la segunda, se presenta la dicotomía amigo-enemigo, en torno a un líder carismático que encarna la voluntad popular y cuya validación se da mediante la movilización social. 

En efecto, en el ámbito interno, según lo señala Woldenberg (2007) el sistema político mexicano, desde finales de la década de los 70s vivía una crisis producto del monopartidismo y estaba ávido de abrirse al pluralismo; por otra parte, el modelo de economía mixta se convertía en un serio lastre para las finanzas publicas: “el tema de fondo es el de una sociedad modernizada que ya no cabía ni quería hacerlo en el formato político de partido hegemónico”. Esto llevo a la mas significativa de las reformas a la constitución nacional, en tanto se les otorgo el reconocimiento a todos los partidos políticos y se establecieron mecanismos para inhibir las mayorías atropellantes, lo que permitió en el año de 2000 arribar a la alternancia en el ejecutivo federal.

Para la teoría pluralista, el poder político en la sociedad radica en una diversidad de grupos sociales y no en una elite o clase dominante, estos grupos participan tanto en las elecciones como en la formacion de la opinion publica y en la definición de las politicas publicas (Held). Por su parte, el Estado constitucional democrático es una propuesta normativa frente a las atrocidades de la guerra y cobra relevancia con el nacimiento mismo de la ONU, a decir de Ferrajoli: postula la negación de la omnipotencia de la política y del mercado como poderes absolutos, frente a la vocación creciente de los poderes públicos a la ilegalidad, el triunfo de la doctrinal neoliberal en el mercado y las modas plebiscitarias que suelen degenerar en los populismos de izquierda y de derecha, y en los que el uso propagandístico de los medios masivos de comunicación ha jugado un papel determinante.

En efecto, a decir de Burnner Ried (1996) a Goebbels se debe la mala leyenda que rodea a los comunicadores gubernamentales “hoy asociado a ese paradigma negativo: el de la propaganda política del Tercer Reich” en el que La política de noticias fue nota característica y en segundo lugar: “la experiencia totalitaria, donde la información de Estado, se empleo con propósitos de encuadramiento ideológico como ocurrió en los países del bloque soviético”.

*Maestro en Derecho Constitucional y Amparo por la UNACH.

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