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La política / Historias del Poder

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Armando Cortés Rueda

Destapó ayer este tema crucial de mi vida pública la visita de mi primo hermano Fabián Coutiño Cortés que me regaló su libro editado en Montreal, Canadá: Yo soy mi género, en coautoría con el Dr Pedro Reyes García de la Universidad de Chile.

A Fabián le debo y dedico las siguientes líneas de mi paso largo y trillado por “la política”.

Yo hice “política” desde mi tierna infancia en que inicié mi primaria en una escuela nocturna para trabajadores que el profesor Héctor Gabriel Reyes Tirado denominó como PRI en Tapachula, Chiapas

Llevaba gentes de mi barrio a actos tumultuarios de mi partido que en esas épocas era dominante, hegemónico o único.

Mantuve liderazgo en mi barrio de la plaza de toros (a un costado del panteón municipal) de mi ciudad adoptiva Tapachula, donde me conocían como El Maderito y de grande como El Madero. Muchos creyeron era mi apellido

En política estudiantil participé en la gestión de lo que vendría a ser la UNACH y los institutos regionales ante el entonces presidente Echeverría que nos mandó comisionado a Roberto Albores

En esa época solo se podía ser maestro o abogado de San Cristóbal. Muy pocas familias podían mandar a sus hijos a México (UNAM/Poli), a Veracruz, Puebla y ya no se diga Guadalajara o Monterrey

Le hicimos igual la primera gran huelga general a la UNACH cerrando los tres campus existentes: San Cristóbal, Tuxtla y Tapachula. Inicialmente fue un engaño con demasiada negligencia, improvisación y espontaneidad

Expulsado con una beca que fue de cobro único busqué espacio en la universidad veracruzana, porque es tierra de mi madre pero no me gustó y me fuí a la UNAM: a la FCPYS-CU

Hice muchísimas amistades y política estudiantil en CU. Ahí concebí la idea de trabajar para la secretaría de gobernación donde pronto supe nadie me esperaba: hice más de nueve meses de repetidas audiencias.

Una de esas entrevistas el CP David Luna Villalobos (administrativo de la dirección general de investigaciones políticas) me dijo: pinche chiapaneco, “ya me tienes hasta la madre y no entiendes que aquí se tratan asuntos muy delicados de seguridad nacional que no pueden ventilarse a un estudiante como tú, pero si quieres realizar tu servicio social aquí será sin retribución alguna”

Si pensó David que eso me correría, me hizo pensar en el vientre de mi esposa y acepté: aposté a que ahí haría amigos y se me daría la oportunidad.

No sabía nada entonces de mi ahora amigo Sami David pero a pocos meses de mi ingreso como prestador de servicio social, sucedió el milagro: me hicieron “investigador” y ante mi arrojo mi amigo Oscar González Castañeda me nombró Jefe de la Oficina de Zonas Críticas desde donde profesionalicé la estructuras estatales de esa dirección en el país e hice el primer mapa de las zonas críticas, de alta conflictividad y propuse soluciones previas al estallido: eso me llevó a todo el país

Ahí conocí a Manlio Fabio y a su entonces recomendador que era líder de la juventud cenopista: José Encarnación Alfaro Cáceres

Conocí a Carlos Salinas de Gortari recién llegado al Banco de México y años después su padre y mi amigo abogado Armando Salinas me pidieron armar un equipo para su campaña presidencial.

No lo ví presidenciable y me vine a Chiapas como delegado estatal de prestaciones económicas del ISSSTE a restaurar su estabilidad pues en manos del Profr Zoé Robledo la delegación siempre estaba “borracha”.

Me vine sin saber que su hijo era el secretario general de gobierno. Solo era amigo entonces del brillante anciano Edgar Robledo Santiago que fuera director general de la institución mientras su sobrino hacía negocios privados con dineros públicos

No pudieron quitarme, contaba con todo el apoyo de la dirección general, de la coordinación de delegaciones a cargo de mi muy brillante amigo Dr Sergio Elías Gutiérrez Salazar y de amigos líderes del CEN del PRI donde fuí lo mismo director que delegado o subsecratario.

Y me disgustaba “la política”

Supe desde entonces que la política era de oportunidades dependientes de la voluntad de mis amigos y que en la fortuna y desempeño de ellos, iba todo mi porvenir y el de mi familia.

Fuí líder en varios cargos del CEN y aquí del CDE del PRI. Muy amigo de Fausto Vallejo, del Dr Genovevo Figueroa, de Héctor Hugo Olivares y un madral de líderes regionales o estatales. Conocí todo el país y bien.

Caminé de cerca de Luis Donaldo y a la una de la mañana del día de su asesinato Sami David me dijo por teléfono: “comprenderás que ya no vas a ser diputado federal, vente conmigo a ayudarme en mi campaña de senador a Chiapas. Y me vine con mi amigo. No me restaban ganas para una diputación que no pedí ni quería

A esas alturas el asesinato de Luis Donaldo mató las muy escasas ilusiones para dedicarme a la política.

Nada en política es de uno para siempre. Lo asumí y bajé las cortinas de mi changarro un diciembre del 2018 y ya completé seis años de “vivir en el error”, pero muy feliz con mi nombre, mi vida, mis hijos, mis nietos y mis muchos amigos en todo el país

Es cuánto…por hoy!

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