Juan Carlos Cal y Mayor
Por ahora, le funcionó más a Claudia Sheinbaum hablar personalmente con el futuro presidente Donald Trump. No es buena idea retar a un personaje como él. Trump anunció en su cuenta de X que había sostenido esa conversación y que la presidenta de México se habría comprometido a frenar el paso de indocumentados en nuestra frontera sur, así como a combatir a los cárteles de la droga para frenar el tráfico de fentanilo, que tanto daño ha hecho a la salud pública en los Estados Unidos.
Para Claudia, representó una ganancia de tiempo, además de enviar un mensaje positivo a los mercados, sumamente nerviosos, dado que las calificadoras de riesgo recién habían bajado las expectativas de crecimiento económico para este año. Incluso, la moneda mexicana alcanzó la barrera de los 21 pesos por dólar, cuando hace pocos meses se ufanaban de que había bajado a los 16. No es poca cosa.
México, migrantes y el engaño a Trump
Para Trump, significó un compromiso por parte de la presidenta, y créanme que no se va a dejar engañar otra vez, como lo hizo AMLO al dizque mandar 27 mil efectivos a la frontera, cosa que nunca vimos por estos lares. Por el contrario, lo que se aprecia día con día es el incremento de marejadas de migrantes que pululan por nuestras ciudades y transitan por nuestras carreteras. Ya está resultando incluso incómodo porque es frecuente que te aborden para pedir dinero. Algunos ya están haciendo trabajos “que ni los mexicanos quieren hacer”, menos mal. ¿Estarán pensando acaso que México se convierta en la alternativa para esos migrantes, en tanto que no logran su cometido de llegar a los Estados Unidos? Si el propósito era que México se convirtiera en una opción de refugio, ya lo están logrando.
¿Un problema de voluntad política?
Ahora resulta que todo era una cuestión de voluntad por parte del gobierno, como si la delincuencia no hubiera crecido como una metástasis, violentando la vida y la convivencia pacífica de los mexicanos. No será tan fácil. Si de verdad Claudia va en serio, van a salir chispas, en tanto que muchas autoridades, a todos los niveles, están coludidas con el crimen organizado. No cesarán, no más porque sí, la inseguridad y las ejecuciones producto de la disputa entre cárteles. Muy probablemente continúen. No la tiene fácil la presidenta, sobre todo porque parece, por ratos, que le heredaron un campo minado de enemigos dentro de su propio partido. Tiene que dar un golpe de timón para que se sepa quién manda, aplicar la ley, aunque eso contravenga la creencia de su predecesor de que se deben atender las causas.
Ronald Reagan y la integración de América del Norte
En 1979, durante su campaña presidencial, Ronald Reagan hablaba sobre el potencial de una América del Norte con libre comercio y libre movimiento de personas. Fue el primer y único presidente que, de un plumazo, otorgó la ciudadanía a más de 3 millones de mexicanos ilegales, quienes hoy lo recuerdan con devoción. Reagan, el padre del neoliberalismo, creía en la integración de América del Norte a través de la cooperación, y no se equivocó. Quince años después, el presidente Bill Clinton firmó el TLC con México, solo que, para ello, México tuvo que comprometerse a crear las condiciones propicias para ese libre comercio.
Cambios estructurales y el TLC
En aquellos años, se firmó también la Carta Democrática de la OEA. Salvo la dictadura cubana, había democracias liberales en América y una disposición para fomentar la integración del continente, la cooperación y el libre comercio. Desde De la Madrid a Salinas, se dieron una serie de cambios, como la privatización de empresas en manos del Estado y la creación de instituciones como el Banco de México. Más tarde, los llamados órganos constitucionales autónomos, que ahora acaban de desaparecer por la vía del fast track en el Congreso. Entre las muchas premisas para cerrar el trato comercial estaba la de permitir a los privados la cogeneración de energía eléctrica a costos mucho menores (cuatro veces) que los de la CFE. Se trataba de reducir los costos de producción para generar una industria competitiva que atrajera inversiones
.
El libre comercio y la clase media
A pesar de la oposición desde aquel entonces de los parásitos de siempre, alineados a la izquierda, entre ellos López Obrador, el tratado salió adelante. Salinas tuvo que enfrentar el levantamiento zapatista que quería imponer teóricamente su dictadura del proletariado, pero la ruta del comercio no sigue los pasos de la política, y el comercio entre los tres países de América del Norte comenzó a fluir. Es una mentira del tamaño del mundo que el neoliberalismo, o más bien el libre comercio, haya empobrecido a México o acentuado la desigualdad. Muy por el contrario, surgió una creciente clase media próspera de la que México no gozaba ni en los años del desarrollo estabilizador. Solo que la narrativa de los cuentos terminó por derrotar a las cuentas. El liberalismo no sabe comunicar, y le ganó la demagogia que terminó por llegar al poder.
El contraste entre el norte y el sur de México
Hoy hay ciudades como Monterrey, Guadalajara o Querétaro, donde la prosperidad se nota a todas luces gracias al impulso económico. No hay en toda Latinoamérica un desarrollo siquiera parecido. Lo que les falló fue creer que el sur, siempre pobre, se compensaría con el asistencialismo de Solidaridad, el programa Prospera, Oportunidades y ahora los programas del bienestar, más de lo mismo. Treinta años así y seguimos siendo los más pobres del México desigual. Miles de millones de dólares, más de lo que costó el Plan Marshall para reconstruir Europa después de la Segunda Guerra Mundial, y seguimos amolados. Pero eso sí, algunos políticos y sus secuaces muy ricos. Una mina de oro para robar y lucrar con la rentabilidad electoral que siempre ha sido útil para el poder en turno.
El reto de Claudia
Ya veremos si las cosas siguen igual con el nuevo gobierno, tanto federal como estatal, y si somos capaces de, una vez por todas, potenciar nuestras fortalezas y capacidades. Lo que sí se va a poner feo es que Trump se sienta engañado por Claudia si no hay resultados constantes y sonantes. No va a desistir de su idea de deportar a millones de indocumentados, tampoco de renegociar un tratado con más ventajas para su país desde una posición de fuerza y sin oposición en su país. No es hora de cantar victoria, sino de ponerse a rezar…