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La Feria / Mala suerte

La Feria / Mala suerte
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Sr. López

 

Contaba la abuela Elena de una prima suya, Lucrecia, que allá en Autlán, a los 16 años se casó y un expretendiente le mató al flamante marido en plena fiesta de bodas (quedó viuda y virgen); que luego de un año y medio, se volvió a casar pero como eran tiempos de la guerra cristera, la misa fue a escondidas, les cayeron los federales, se armó la balacera… y fue viuda por segunda vez (y seguía virgen). La tercera boda fue con ella ya de 22 años, en Guadalajara, con menos empistolados y el país en paz, pero ese se le murió con un hueso de pollo que se le atragantó en el banquete (viuda tres veces y virgen seguía). Pasados unos años en los que la Lucrecia nomás se ponía más y más guapa (decía la abuela), ya treintona la empezó a pretender un señor algo mayor y ella, sin más, le dijo: -Si es en serio, nomás nos juntamos, porque a mí las bodas me traen mala suerte –y vivieron muy felices (siete hijos).

 

En la prensa nacional, sigue la resaca por los comicios del domingo pasado.

 

Pareciera que todo el país tiene interés en eso… no es así: a más del 80% de los sonrientes integrantes de lo que con humor psiquiátrico, llamamos ‘ciudadanía’ mexicana, las andanzas de nuestros políticos les importan lo mismo que el clima en Hawaii… un pito o ‘un reverendo y serenado cacahuate’, como decía doña Yolita, domadora de este López (‘mamá’ les decían otros niños a las suyas).

 

La información que devora el respetable es cómo se reforzarán América y Chivas, el yoga con gatitos para liberar estrés (en la portada de ayer del portal digital de ‘El Universal’), o el estado que guardan las nalgas de la señora Guzmán, cuestión que de no arreglarse satisfactoriamente, obligará a formar una ONG o presentar una iniciativa ante la Asamblea de Representantes de la CdMx, para declararlas patrimonio glúteo mexicano. Sí señor.

 

Si le parece que este junta palabras exagera, entérese que según reportó la Secretaría de Gobernación en la quinta ‘Encuesta nacional sobre cultura política y prácticas ciudadanas’ (ENCUP de 2012 y sin fecha para la próxima), el  81.73% de los mexicanos mayores de 18 años tiene nulo o ‘moderado’, interés en la política.

 

Claro, a quienes sí les interesa el tema, son un montón de gente. Según Inegi somos cerca de 120 millones de alegres tenochcas los pobladores del país, de los que son mayores de 18 años por ahí del 70%; o sea, de fogoso jovenazo a viejito de cocol remojado en café con leche, somos 84 millones; de modo que los que se interesan en la política (el 18.27%), venimos siendo arriba de 15 millones de ciudadanos ‘full proof’. A todo dar, con eso basta para meter en cintura a nuestros traviesos políticos y funcionarios (a 15 millones marchando como un solo hombre sobre Los Pinos o el Congreso, no los para nadie).

 

Por supuesto todo lo dicho es confiando en que el contenido de la ENCUP 2012 es una verdad dura como una roca, seguros de que los encuestados contestaron la verdad, cosa no muy frecuente en nuestra risueña patria, donde no pocos de los integrantes del peladaje, frente a un encuestador, tratamos de adivinar qué quiere que le digamos, procuramos decir algo que no nos haga quedar como a Peña Nieto con lo de sus tres libros, o de caerle bien, lo que enturbia un poquitín los resultados (y sin considerar que el encuestador manipule los resultados, cosa impensable en un funcionario mexicano).    

 

Para reforzar la confianza en nuestro espíritu cívico, hay que leer que según la encuesta de Gobernación, el 76.1% de la gente se entera de lo que pasa en política, viendo televisión (o sea: de algo se entera, no mucho, más bien poco), el 5.36%, en prensa y el 9% en radio (cuadro P4. ‘¿Cuál es el medio que más utiliza para informarse de lo que pasa en política?’).

 

Pero eso no cuadra con lo que lo que respondieron después a la pregunta ‘¿Cuál es el lugar en el que más se entera usted de los temas políticos?’, porque luego de decir que en la tele, la radio y la prensa, cándidamente aceptó el 89.17% de los encuestados (cuadro P6), que en el trabajo, en su casa, con amigos, en la escuela, es en donde se informan; y en la televisión solo el 1.57% (es que le cambian al canal en cuanto empiezan a hablar de cosas tan aburridas); y en los medios de comunicación, un escuálido 0.57%

 

Y si todavía sigue usted pensando que la gente está rechinando los dientes en sus casas, con toda su atención en el batidero electoral del domingo, le tengo otra noticia (de la misma ENCUP): el 15% de la gente dijo que diario se entera sobre los asuntos públicos, y el resto, que ‘de vez en cuando’, que cada 15 días, que nunca… bonita cosa. 

 

Todo esto se comenta sin dudar que la encuesta sí se hizo (porque es impensable que nuestras autoridades incurran en un engaño… no sé a quién se le pueda ocurrir semejante barbaridad ¡en México!).

 

El hecho es que la democracia nos cuesta un dineral y para los resultados que obtenemos, como que resulta ridículo. El otro hecho es que -aunque pareciera imposible-, vamos de mal en peor, porque antes eran unos matreros que nomás se montaban en La Silla, sin pudores, pero se gastaban tres pesos en la comedia periódica que llamábamos elecciones.

 

Algo hay que hacer. No podemos establecer el sorteo de cargos ni ir a buscar un rey a Europa (no habría quien aceptara, digo, después de lo de Max y Carlotita), pero así como estamos y como vamos, no podemos seguir.

 

Podría tal vez pensarse en que los partidos devuelvan proporcionalmente el dinero del erario que se les entrega (si un candidato saca el 20% de votos, devuelve el 80%), excepto el que gane, ese no regresa nada, ganó.

 

O que nada más hubiera elecciones de ayuntamientos, que los ayuntamientos nombraran a sus representantes al Congreso de cada estado, y que el Congreso de cada estado, escogiera a sus representantes ante un Congreso Nacional y que ahí, gratis, a balazos o a volados, escogieran Presidente.

 

Si nada de eso funciona, igual hay que pensar en otra cosa, y dejar en paz esto de las elecciones que de plano nos trae muy mala suerte.

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