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La Feria / Frío

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Sr. López

 

Viendo las fotos de la visita del Trump al Papa, recordé la vez que (ya se lo he contado), la abuela Elena (la de Autlán de la Grana), en el comedor de su casa, le reventó en la cabeza la olla de las albóndigas a su yerno, un insufrible señor de apellido Jardón, diciéndole que para qué iba si sabía que no era bien recibido.

¿A qué fue el Trump a ver al papa Francisco?… seguramente pensó que iba a recibir un trato deferente y comedido, con sonrisitas de compromiso. Pues, no. Un gañán arribista, cabeza hueca, no impresiona en el Vaticano, donde tienen un poquito de experiencia tratando con toda clase de personajes, de reyes y emperadores a dictadores y presidentes.

¿Sabrá el Trump que la Santa Sede es considerada la primera potencia mundial en diplomacia? ¿Sabrá el Donald este que en el Vaticano empezaron a hacer diplomacia en el año 380?; por cierto, la primera escuela de diplomacia del mundo es de ahí, fundada por el papa Clemente XI en 1701, antes de que existieran los Estados Unidos… no, no parece que el fuerte del Donald sea la cultura general.

La religión romana, en más de dos mil años, con todos los errores que haya cometido (y los ha cometido), y con todos los defectos que tenga (que tiene), es la institución más seriecita que se ha hecho en este planeta y como tal, nunca cambia los ejes de sus actos ni lo que predica. Nunca.

El Vaticano ha capoteado muchas veces a los gobernantes yanquis -siempre necios en andar echando guerritas-, y ha procurado llevar la fiesta en paz, sabedor de que es más fácil por las buenas. Pero no les gusta, nunca les ha gustado, la política internacional de garrotazos a que es tan afecto el tío Sam. Y don Trump es la expresión más burda en la historia yanqui de ese modo de hacer las cosas (mucho peor que el Theodore Roosevelt).

Allá por los primeros años 60 del siglo pasado, el papa Juan XXIII (el Papa Bueno, le decían), sacó una encíclica (la ‘Pacen in terris’), en la que dijo (no es cita), que el orden que rige la convivencia de los seres humanos es de naturaleza moral y, por tanto, la paz y la negociación deben sustituir a las imposiciones y la guerra, porque -además- la ética obliga a las personas a actuar como tales y el derecho regula más bien el comportamiento de los hombres.

Paz, negociación, moral, ética; no a la guerra, no a la imposición. El exacto opuesto de lo que piensa el rudimentario cerebro centavero del Trump.

Los EUA siempre han privilegiado su gasto militar por sobre de todas las cosas. Cínicamente sostienen su preeminencia militar, como sostén del imperio que se propusieron ser y son: militarmente no hay quien los supere. Y don Trump ha enfatizado eso, al grado de presentar en su propuesta de presupuesto para el año próximo, un incremento a favor de la industria bélico-militar hasta llegar a un total de 574 mil millones de dólares, que es más o menos el 10% más respecto de este año, mientras para educación propone una reducción del 10% dejándolo en 59 mil millones de dólares (algo anda mal en un gobierno que sostiene históricamente esta desproporción).

Los yanquis se asombran al saber que en el mundo no son queridos. No deberían. Su historia es de atropellos, sin exageración ninguna. Aún sin considerar las que hicieron recién independizados (en Canadá, por ejemplo), lueguito agarraron malas mañas. Aunque sea aburrido, dele una repasadita a su curriculum de invasiones y guerras gratuitas. Nomás le anoto los años en que han agredido países militarmente:

En América Latina y el Caribe:

Argentina: 1831 y 1852-1853; México: 1846-1848, 1914 y 1917; Nicaragua: 1853, 1854, 1894, 1926; Uruguay, 1855, 1858, 1868; Paraguay, 1859; Chile, 1891; Guerra Hispano-Estadounidense, 1898-1902, Cuba, Puerto Rico; Haití, invadido de 1915 a 1934, 1994 (para instalar al presidente Aristide), y 2004 (para derrocar al presidente Aristide). República Dominicana, invadido de 1916 a 1924 y 1965; Guatemala, 1960, invasión de 1967 a 1969; Panamá, 1964 y 1989 para derrocar al general Manuel Noriega;  Granada, 1983 (para derrocar al gobierno)  

Por los rumbos de África:

Trípoli, Túnez y Argel, de 1801-1805 (para no pagarles tributo por el paso de sus barcos); Argel, 1815; Angola, 1860; Libia, 1986 y 2011; Somalia, de 1993 a 1994; 2007 y de 2011 a 2012; Sudán, 1998.

Allá por Oceanía: Guam, 1898-1902; Hawaii, 1893, 1898 (anexión); Indonesia, 1958.   

En distintas partes de Asia: Japón, de 1853-1854; China, 1859, 1900, 1945-1946; Corea, 1950-1953; Laos, Vietnam del Norte, Vietnam del Sur y Camboya de 1959 a 1975; Afganistán, 1998 y de 2001 a la fecha. Pakistán de 2011 a 2012. Filipinas, 1898-1902 y 2001. Irak de 2003 a 2011 (para neutralizar armas de destrucción masiva que no había); y de 2014 a la actualidad. Líbano, 1983; Yemen, de 2011 a 2012; Siria, de 2014 a la actualidad. 

Sin tomar en cuenta la Primera Guerra Mundial, a la que entraron en su último año, 1917-1918; aparte de la intervención en Rusia, de 1917 a 1918, apoyando la contrarrevolución.

Luego, la Segunda Guerra Mundial, 1941-1945 (África, Europa, Asia y Oceanía. Ocupación de Japón, Alemania e Italia).

Y también los chistes que han hecho en Kuwait (Guerra del Golfo), de 1990 a 1991, Kuwait. Bosnia y Herzegovina, 1995; y Yugoslavia, 1999.

No son gracias. Viven agrediendo al mundo y encima esperan ser vistos como defensores de la democracia, los derechos humanos y la libertad. Y el Donaldo, peor que peor, encima, es ignorante y solo ve en la guerra una salida de negocios: entérese don Trump: con cada guerra el gobierno de su país se debilita y se endeuda más, aunque el gasto militar dé oxígeno a la industria y el consumo, durante un breve periodo, en beneficio real solamente, de los señores de la guerra de su país y daño de toda su patria, de toda su gente.

El Trump es la peor broma que los EUA le pudieron hacer al mundo. Anda ganoso, quiere guerra y el Papa lo sabe. No, no son gracias, por eso le dieron frío. 

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